El berretín humano de recordar fechas hizo que el pasado sábado la Argentina pusiera el contador en cero. Se cumplió el primer aniversario de la cuarentena en su versión más estricta. Luego se fue flexibilizando, es verdad, pero nunca desapareció por completo. La vida no volvió a ser lo que era. El fin de semana comenzó una nueva etapa y el país levantó la guardia esperando el embate de la segunda ola.

Para hablar sin eufemismos, más allá del miedo al contagio y a la muerte, en el podio de los temores apareció otra vez el retroceso a Fase 1. El confinamiento total. Guardarse en casa. Cerrar el negocio. Esperar un IFE. Memorias del pasado reciente que alcanzan para despertar la angustia.

Por eso resulta valioso hilvanar las declaraciones políticas, para entender el lugar donde se encuentra parado el país y el horizonte que están previendo las autoridades. De ellas depende apretar o no el botón rojo y parar todo.

'No estamos pensando en medidas de confinamiento', dijo textualmente la ministra Carla Vizzotti, reunida con sus pares de las 23 provincias más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Consejo Federal de Salud. Ahí también estuvo la sanjuanina Alejandra Venerando. La sucesora de Ginés González enfatizó que este marzo no es igual al marzo del año pasado. Y eso es muy bueno.

Dijo también que se pudo pasar una prueba de fuego, como sostener el turismo sin sufrir un aumento de casos. Pero la pandemia no terminó y en los países limítrofes los contagios están llenando nuevamente los hospitales.

Entonces es una situación dinámica. Lo que sea hoy, posiblemente cambie mañana. Hay un plan que consiste en un monitoreo permanente en el territorio, para detectar cualquier alteración. Lo explicó Venerando apenas terminó la reunión

Van a trabajar fuertemente en la prevención, en la detección oportuna y el aislamiento precoz de los casos sospechosos o los confirmados, para cortar la cadena de contagios. Nuevamente urge disminuir la cantidad de pacientes internados. Ya quedó demostrado que aunque se construyan nuevas terapias intensivas y se compren más respiradores, el recurso humano es acotado.

El objetivo primordial es bajar la mortalidad. Ganó envión la iniciativa de aprovechar las vacunas para cubrir a mayor cantidad de personas, omitiendo la segunda dosis y aplicando solo la primera. Hacerlo de este modo incompleto antes de que empiecen las bajas temperaturas sería una estrategia de emergencia para salvar más vidas, frente a una realidad cruel: no están llegando los volúmenes contratados.

El rango etario es determinante. El 85% de los casos de Coronavirus en Argentina ocurrieron en menores de 60 años. Pero el 83% de los fallecimientos sucedió por encima de esa edad. Los adultos mayores son claramente los más vulnerables y los que primero hay que proteger. Son los que requieren internación, terapia intensiva y respirador. Es el segmento más urgido de inmunidad.

Se espera que la ANMAT termine los procedimientos de rigor para autorizar la aplicación de la vacuna china, la Sinopharm, para mayores de 60 años. Eso permitiría acelerar el plan que hoy está montado exclusivamente en la rusa Sputnik V y la india Covishield (AstraZeneca).

Amenaza inminente, más vacunación a paso de tortuga, encendieron la luz amarilla. Valga la reiteración: en el podio de los temores, a la par de los contagios y las muertes aparece también el cierre de la economía. Por eso el gobernador Sergio Uñac se pronunció cuidadosamente el viernes, en una rueda de prensa.

Consideró que 'hay que ser prudentes y equilibrados en las definiciones para no generar demasiada alteración'. Sabe que los ánimos están resentidos. Valoró como logro el equilibrio entre cuidar la salud sin descuidar la economía, a pesar de que la apertura nunca volvió a ser plena y los ingresos se redujeron dependiendo del sector. El gobernador se plantó ahí. Ahora habrá que esperar el minuto a minuto.

El antecedente indica que Uñac es poco adepto a la Fase 1. Cuando San Juan detectó el brote de contagios en Caucete que luego se expandió por el resto de la provincia, el confinamiento duró 14 días. Fueron dos semanas de bloqueo en agosto. Lo mínimo aconsejado por los especialistas. Incluso hubo voces desde la Universidad Nacional de San Juan que opinaron que se había quedado corto el gobierno y que el aislamiento debía extenderse al menos por otros siete días. Pero no.

Por otro lado, Uñac no pudo disimular su fastidio por la convocatoria a las PASO para el 8 de agosto. El cronograma electoral es un hecho consumado. El invierno encontrará a los partidos políticos haciendo campaña, sin imaginar todavía la magnitud de la segunda ola en el país. Los meses por venir están confundidos en una gran nebulosa. Lo único cierto es la experiencia pasada, los 12 meses inolvidables. Y es un punto de partida preocupante.


JAQUE MATE