Esta vez, la escuela no sabe
La intención de volver a clases el lunes 3 de agosto se enfrenta a un puñado de interrogantes que todavía no tienen respuesta final.
Más que prudencia, fue un acto revelador. El secretario general de UDAP, Luis Lucero, se negó a confirmar o rechazar que el lunes 3 de agosto sea el día del regreso de clases en San Juan. Por supuesto no sería jamás un anuncio que deba hacer él sino la autoridad educativa de la provincia, el ministro Felipe De los Ríos. Pero en esta oportunidad, la reticencia no tendría que ver con respetar las formas sino lisa y llanamente con la incertidumbre. No se sabe.
Volver a las aulas el primer día hábil de agosto, después de la súbita suspensión que comenzó el lunes 16 de marzo, le paraliza el pulso a todo aquel que tenga relación con el sistema educativo. Se resolvió que nadie perdería el año, pero no está claro todavía cómo será el sistema para considerar quiénes lograron los objetivos y quiénes no pudieron. Quiénes necesitan una dedicación adicional, una instancia de recuperación. No se sabe.
No habrá una evaluación tradicional porque sería un castigo inmerecido para estudiantes y docentes que se desenvolvieron como mejor pudieron, en función de la realidad que le tocó a cada uno. Las asimetrías se hicieron más evidentes que nunca. ¿Cuánto se desequilibró la enseñanza según las posibilidades de cada uno? No se sabe.
Por otro lado provoca temor pensar en escuelas repletas de alumnos, docentes y personal de servicio, cuando la proximidad se convirtió en sinónimo de riesgo. A lo largo de 103 días de cuarentena, el distanciamiento se hizo carne en el sanjuanino atento a las recomendaciones sanitarias. Habrá que imaginar aulas ocupadas a la mitad de su capacidad. Y muchas cosas más. Tampoco se sabe.
Lo edilicio se presenta desafiante. A pesar de la inversión y los esfuerzos, siempre quedan escuelas que requieren puesta a punto. Y eso ocurre aún aceptando condiciones de superpoblación, con cursos que cargan bastante más de 30 estudiantes en su interior. Suelen funcionar hasta cuatro escuelas a contraturno durante todo el día en las mismas instalaciones. ¿Alcanzan los recursos humanos y materiales para garantizar la correcta limpieza y desinfección frente a semejante rotación de personas? ¿Habría que designar más porteros para atender este requerimiento de pandemia?
Hay alto rechazo social también. El sindicalista Lucero admitió que están midiendo con encuestas el pulso de la opinión pública y los números reflejan temor. No quiso revelar valores, pero bastó para comprender que las decisiones oficiales serán adecuadas a veredicto de la gente. Esta particularidad refuerza la idea de presentar un mix de clases presenciales y virtuales. Pero, ¿qué pasará con los alumnos y alumnas inmunodeprimidos? ¿Cabe dejarlos en casa mientras sus compañeros retoman la rutina escolar? No, tampoco se sabe.
Un planteo semejante aplica para el plantel docente. Siempre habrá personas en grupos de riesgo que no podrán asistir a cumplir sus tareas de manera presencial. Esto implicará acomodar el régimen de licencias para disparar las suplencias. Los sindicatos estaban atentos a una convocatoria con la Junta de Reconocimientos Médicos para presentar esta situación. Es otra de las astillas de la nueva normalidad escolar.
Según una proyección nacional, se estima que con el sistema educativo a pleno se incrementa un 25 por ciento la demanda de transporte público. Es otro de los aspectos inviables en pleno distanciamiento social. Por eso los sindicatos están pidiendo transporte público exclusivo para población escolar. Si es factible, tampoco se sabe.
La meta del 3 de agosto para volver a clases implicaría resolver estos interrogantes básicos en un mes. Llevan semanas de análisis los especialistas en todo el país, reportando las distintas realidades al Ministerio de Educación de Nación. No parece que las respuestas vayan a brotar vertiginosamente, porque no hay manuales para adaptarse a la pandemia. Está todo por escribirse, solo que esta vez el método de ensayo y error tiene menos margen. Hay miles y miles de chicos y familias en juego.
JAQUE MATE