'Fuego interno, no fuego amigo', aclaró Emilio Baistrocchi este lunes en Banda Ancha para referirse a los roces que inevitablemente sucederán en el seno del Frente de Todos en la inminente campaña del 2023. Fue bastante más que una diferencia semántica. Fue toda una definición política sobre el tablero que enfrentará el colorido espectro oficialista apenas pasen las fiestas de fin de año. Podría traducirse de la siguiente manera: no hay amigos, sino socios necesarios para dar la batalla contra el oponente que está en Juntos por el Cambio.

Baistrocchi ya se lanzó por la reelección. Está habilitado constitucionalmente a ir por otro mandato y políticamente están dadas las condiciones para que aspire a continuar. Las mediciones de imagen de gestión lo alientan, al mismo tiempo que algún sondeo de intención de voto lo estimula. Igualmente saben en el palacio municipal que esos números son muy provisorios y que siempre estarán condicionados por el contexto.

Hay un ramillete de variables. La primera posiblemente sea la fisonomía del voto capitalino, que es muy particular. Tal vez por ese motivo sea que Baistrocchi este lunes salió a tomar distancia de Cristina de manera explícita. Lo hizo al decir que Argentina debe trascender al macrismo y al kirchnerismo, buscando ponerse por encima de la grieta que endurece posiciones y limita las chances de crecimiento.

Baistrocchi se convirtió en intendente en 2019 no solo con el voto peronista y bloquista sino también con el voto autopercibido independiente. Ese segmento puede ser el más difícil de conseguir. A veces, impenetrable. Es el caudal que hace la diferencia yendo de un candidato al otro sin compromisos ni fidelidades previas. Puede ser también el más susceptible a los climas circunstanciales.

La coyuntura no se presenta demasiado favorable para el oficialismo a nivel nacional y la ola llegará de una manera u otra. El desafío para el uñaquismo y el baistrocchismo será aislar todo lo que puedan el territorio, en busca de frenar el voto negativo. En la vereda opuesta, Juntos por el Cambio podrá gozar del malhumor como sucedió en 2015, cuando Mauricio Macri se consagró vencedor sobre Daniel Scioli.

En aquella elección, los sanjuaninos se mantuvieron al margen de la tendencia nacional. Ganó Sergio Uñac en la provincia y Franco Aranda en la Capital. Pero el 2023 se presenta muy desafiante, cuando Alberto Fernández está tocando mínimos históricos de popularidad sin importar la consultora que lo esté midiendo. Desdoblar comicios en San Juan, más que una decisión, es un imperativo.

Uñac también carga con su propio desgaste. Tiene un alto nivel de aprobación de gestión, pero eso no se traslada automáticamente a intención de voto. Será una tarea intensa la de traducir ese caudal para continuar en el poder luego de 20 años ininterrumpidos de gobiernos justicialistas.

A Baistrocchi le interesa sobremanera la performance de Uñac en Capital. En primer lugar, porque está comprometido con la re-reelección del gobernador. En segundo lugar, porque la boleta empezará con la categoría provincial. El arrastre positivo o negativo siempre será el punto de partida para definir el comicio. Mientras mejor mida Uñac en el municipio, mejor le irá también a Baistrocchi el domingo de votación. Hay una interdependencia explícita.

Esa relación de ida y vuelta se repite en todos los departamentos pero, como ya se dijo antes, en Capital será doblemente desafiante. Es precisamente en las ciudades donde la oposición se hizo fuerte en todo el país. El PRO nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde allí fue construyendo su poder en distintos puntos de la Argentina. El PJ sanjuanino tendrá que defender un bastión bajo ataque permanente.

El nuevo Sistema de Participación Amplia y Democrática (SIPAD) ofrecerá una oportunidad de emparejar las cosas. A partir de la sumatoria de distintas expresiones del oficialismo, podrán enfrentar mejor la embestida de Juntos por el Cambio. No se trata de individualidades sino de sectores que, por distintas razones, pueden tener identidades diferentes. Algunas veces, incompatibles. Solo la nueva Ley de Lemas permitirá la confluencia.

Claro que antes de esa confluencia habrá una campaña y los arañazos serán inevitables. A eso se refirió Baistrocchi este lunes en Banda Ancha cuando rechazó hablar de 'fuego amigo' y pidió hablar de 'fuego interno'. Ya tiene un par de anotados en la carrera del Frente de Todos. Están el justicialista Carlos Lorenzo y también la bloquista Graciela Caselles, ambos con la venia de Casa de Gobierno, en la comprensión de que sumarán piramidalmente al proyecto, aunque puedan meter algún ruido en lo municipal.

No se agota en Lorenzo y en Caselles la nómina de rivales internos para Baistrocchi. Todavía tendría que aparecer el referente del giojismo y del arandismo, mínimamente. El intendente tiene la certeza de que les ganará a todos y que finalmente sumará los votos que le puedan aportar al cierre de la jornada. Pero para que eso suceda primero cada uno de ellos tendrá que desplegar su propia estrategia. Y con seguridad esa campaña vendrá plagada de momentos incómodos.

Lorenzo, que se ha mostrado hasta ahora muy contemporizador, deberá marcar algunos matices con Baistrocchi. Caso contrario, ¿qué razón tendría un votante para elegirlo, si ofrece lo mismo que el actual intendente? Ya deslizó alguna crítica sobre el descuido de la zona periférica capitalina. Salió a cruzarlo el secretario de Gobierno de Baistrocchi, Horacio Lucero. Fue apenas un chispazo sin magnitud, pero sirvió para comprender la dinámica de los tiempos que vendrán.

Algo semejante sucedió con Caselles. Ella tiene una diferencia política de raíz con Baistrocchi. Nunca se entendieron. Nunca tuvieron diálogo. La diputada bloquista está prácticamente en la antípoda del intendente justicialista. ¿Cuánto se cuidarán las formas en adelante? Habrá fuego cruzado. Y no será amigo.


JAQUE MATE