Hay una lágrima sobre el teléfono de la oposición
Un alto dirigente de Consenso Ischigualasto reconoció resignado lo que todavía no dicen hacia afuera: tienen nulas expectativas de que Marcelo Orrego les abra la puerta a un gran acuerdo opositor. ¿Entonces?
Días atrás, en una conversación de máxima confianza, un alto dirigente de Consenso Ischigualasto reconoció resignado lo que todavía no dicen hacia afuera: tienen nulas expectativas de que Marcelo Orrego les abra la puerta a un gran acuerdo opositor para el año que viene. Sería imprudente manifestarlo con esa franqueza delante de las cámaras porque, como dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde. Además, exponerlo así significaría también pegar el portazo definitivo y asumir el costo públicamente. No lo harán. Dejarán que corran los meses, aún con una perspectiva pesimista.
Es por esa razón que los dinosaurios empezaron a buscar una referencialidad diferente a Juntos por el Cambio en los últimos tiempos. Marcelo Arancibia constituyó formalmente el GEN, de Margarita Stolbizer, con la expectativa de que la bonaerense sea el puente que están necesitando. Un poco más avanzó Facundo Guzmán, a través de Coalición Cívica. Los lilitos están un poco más cerca de ser cobijados debajo del ala de Orrego. Pero tanto ADN como Cruzada Renovadora firmaron tempranamente un entendimiento con Javier Milei, abriendo el paraguas frente a la posibilidad de quedarse sin cobertura nacional.
Por supuesto las referencias nacionales no debieran ser obstáculo si las elecciones provinciales fueran desdobladas, como aparentemente sucederá en 2023 en San Juan. Sin embargo, ante la imposibilidad de hacer prosperar los diálogos locales, los contactos nacionales se convirtieron en una llave posible para destrabar la gran alianza opositora que muchos declaman pero fracasó el año pasado.
A la cabeza de Juntos por el Cambio, Orrego se consolidó como el contrapoder de Sergio Uñac desde que confrontaron en 2019 y fundamentalmente desde que achicaron diferencias en las elecciones legislativas de 2021. El santaluceño se convirtió en el centro gravitatorio de la oposición en San Juan y Consenso Ischigualasto no lo desconoce en absoluto. Tampoco es un dato menor visto desde Buenos Aires.
Desde el búnker de los dinosaurios, la alta fuente que dijo que ya no abrigan expectativas de una convocatoria de Orrego, citó un dato concreto. Los dirigentes de Ischigualasto tienen llegada a los operadores de Juntos por el Cambio en Buenos Aires. Hablan con cierta periodicidad. Así involucraron a la mismísima Patricia Bullrich y a Alfredo Cornejo, por citar dos primeras figuras. En esas charlas se barajó la posibilidad de acercar posiciones en San Juan, pero todo intento falló. Hoy la respuesta desde la Ciudad Autónoma es que manda Orrego.
Hay un reconocimiento indubitado hacia el santaluceño, por el caudal electoral demostrado y porque la mesa oficial de Juntos por el Cambio en San Juan se ordenó en torno de Producción y Trabajo. Son las reglas convenidas que hasta ahora permitieron generar expectativas de competitividad al espacio amarillo. Por lo tanto, no tienen mayores argumentos para entrometerse con las decisiones del exintendente y actual diputado nacional.
Orrego tiene llegada directa, sin intermediarios, con la máxima conducción nacional de Juntos por el Cambio. La ganó a fuerza de votos. La pregunta válida a estas alturas es si con lo que tiene le alcanzará para derrotar al PJ y aliados el año que viene.
Este martes en Banda Ancha el exdiputado radical y expresidente del partido en la provincia, Eduardo Castro, fue políticamente correcto. Dijo que todavía hay posibilidades de un gran acuerdo opositor en San Juan. Por supuesto aclaró que todo entendimiento debiera ser programático. Y que no importa quién sea el abanderado sino que importa la bandera. Un montón de expresiones acomodadas para la ocasión que le ponen puntos suspensivos al diálogo.
Lo cierto es que hay heridas entre Juntos por el Cambio y Consenso Ischigualasto. Los roces en la campaña de 2021 fueron notables, con acusaciones y denuncias de por medio. Incluso un intento fallido de jury contra el vocal del Tribunal de Cuentas, Enrique Conti, que promovió Arancibia en la víspera de las elecciones. ¿Lo pasado, pisado?
Consenso Ischigualasto se formó con referentes disidentes de Juntos por el Cambio. Tienen una amplia coincidencia en las cuestiones nacionales, pero las diferencias aparecen en las historias locales. El radical Carlos Quevedo Mendoza fue uno de los promotores de ese otro espacio opositor y Castro hoy lo considera expulsado del partido, por ejemplo. Lo mismo pasa con los exiliados del PRO, que se marcharon disgustados con la conducción de Enzo Cornejo y Eduardo Cáceres.
'No creo que haya resentimientos porque esto no es personal', dijo Castro en Banda Ancha. Pero esas cuestiones internas, las facturas impagas, todavía pesan. 'Si aspiramos a consagrar una alternativa competitiva, tenemos que tratar que toda la oposición esté adentro', insistió el dirigente radical.
Al unísono, Consenso Ischigualasto le echó en cara a Orrego que pudo haber ganado las elecciones legislativas del año pasado si hubiera facilitado una gran interna abierta. Pudo haberse quedado con dos de las tres bancas en juego. Habría significado un batacazo luego de 20 años de victorias ininterrumpidas del peronismo y aliados. Pero el santaluceño no hizo la misma evaluación.
Para el líder de Producción y Trabajo, faltó trabajar en las zonas periféricas. Juntos por el Cambio tuvo un excelente rendimiento en las urnas del Gran San Juan, mientras el Frente de Todos descontó con los departamentos alejados. Por eso los amarillos aceleraron su trabajo territorial el día después de las elecciones y así lo han sostenido hasta la fecha. Hoy por hoy, a Orrego no parece quitarle el sueño agrandar la coalición. Mucho menos si eso significa que quieran ponerle condiciones. El que quiera acompañar, que venga. El que no, que siga esperando al lado del teléfono.
JAQUE MATE