Iglesia, en capilla
El domingo no solo cayó en desgracia el intendente Jorge Espejo. También sufrió una magulladura su archirrival Mauro Marinero.
El domingo pasado no solo cayó en desgracia el intendente bloquista Jorge Espejo, tras la derrota del Frente de Todos en el departamento Iglesia. También sufrió una magulladura su archirrival Mauro Marinero, que había aparecido como el gran salvador para la general después del magro resultado de las primarias. Cayeron todos y Juntos por el Cambio les sacó una mayor diferencia que dos meses atrás.
Antes de entrar en detalles, los números. El 12 de septiembre el Frente de Todos quedó levemente por debajo de Juntos por el Cambio en Iglesia y se anotó como el cuarto departamento sombreado de amarillo, además de los tres urbanos que integran el corredor Libertador: Santa Lucía, Capital y Rivadavia.
El oficialismo obtuvo 1.613 votos, apenas 140 por debajo de la oposición, que se alzó con 1.753 sufragios. Parecía fácil revertir esa diferencia. En un distrito con lazos afectivos y familiares tan estrechos, con una hegemonía bloquista que ronda los 14 años, era un resultado manejable. Solo había que levantar un poco la puntería de la gestión municipal, señalada incluso por la propia conducción bloquista como algo alejada de los vecinos. Y limar asperezas de la interna de 2019 que todavía metía ruido.
El propio Luis Rueda, como presidente del bloquismo, y toda la conducción partidaria, desembarcaron en Iglesia. Llamaron a Marinero y le arrancaron el compromiso de arremangarse para colaborar en la campaña y dejar las apetencias para 2023. El veterano caudillo iglesiano accedió a las peticiones. Incluso compartió fotos con Espejo. Pero los guarismos del 14 de noviembre fueron aún peores que los del 12 de septiembre.
Con el 100 por ciento de las mesas escrutadas, el escrutino provisorio dejó al Frente de Todos 372 votos por debajo de Juntos por el Cambio. No solo no revirtieron la derrota de las PASO sino que la diferencia se más que duplicó. El castigo se hizo sentir en las urnas.
El tanteador terminó con 1.939 votos para el Frente de Todos, contra 2.311 para Juntos por el Cambio. Los candidatos de Marcelo Orrego ampliaron su ventaja en Iglesia de 5 puntos en las PASO a 8 puntos en la general.
Es un asunto de alta gravedad en el bloquismo, que viene pidiendo pista para competir en los 19 departamentos con candidatos propios en 2023. El revolcón en Iglesia les pegó directamente en el plan. Compensaron con Zonda, donde la dupla de Miguel Atampiz y Edgardo Sancassani demostró que todavía le queda hilo en el carretel. En Angaco el resultado fue más discreto, pero Carlos Maza Pezé al menos logró mantenerse a flote.
En Zonda el oficialismo ganó por 37 puntos de diferencia sobre Juntos por el Cambio. Ahí estuvo la mayor contribución que el bloquismo puede demostrar al Frente de Todos. En Angaco ganaron por 7 puntos, que no estuvieron mal pero ciertamente resultaron menos rutilantes.
Para el consultor Maximiliano Aguiar, en Iglesia lo local tiene un peso importante. Pero puso en duda aquella interpretación acerca del resultado atado a la interna de líderes contra líderes, Espejo contra Marinero y viceversa. El sociólogo asumió que para encontrar una respuesta más precisa al voto popular en el departamento cordillerano habrá que profundizar el análisis.
Sin embargo, ni Espejo ni Marinero quisieron hablar, frente a la convocatoria de la producción de Banda Ancha. Nuevamente salió a poner la cara el chimbero Andrés Chanampa, una de las espadas que tiene Rueda en el partido bloquista. El diputado consideró que la derrota en Iglesia no obedece a un solo motivo en particular y, en cambio, enumeró una serie de factores posibles.
Primero mencionó una cuota de interna. No descartó algún resabio de 2019 que siga haciendo ruido. Pero también reconoció un fuerte componente de la gestión municipal. Hay disconformidad. Llamativamente, también señaló a la gestión provincial porque hay obras que llevan muchos años inconclusas. Por ejemplo, algunos trabajos viales.
Sumó disconformidad la posibilidad de que el centro operativo de la mina de cobre Josemaría se quedara en Albardón, dejando fuera de juego a los iglesianos. Aunque era una noticia falsa, manos anónimas lograron instalar la versión en redes sociales.
Al final de todo, recién al último, Chanampa mencionó el componente nacional. Aquello de la ola amarilla que vino barriendo a todo el país.
Sin embargo, dadas las explicaciones sobre la derrota que sufrió el Frente de Todos pero en especial el bloquismo en Iglesia, Chanampa se encargó de señalar a los otros tres distritos donde el oficialismo tuvo una performance electoral muy pobre, sugiriendo que ahí también hay que buscar responsabilidades.
Es verdad que la misma vara con que se juzgue a Iglesia le deberían aplicar a Santa Lucía, Capital y Rivadavia. La única salvedad es que el bloquismo tiene que responder específicamente por el departamento minero. Iglesia fue el pedido especial que les hizo después de las primarias el gobernador Sergio Uñac tanto a Rueda como a la diputada nacional Graciela Caselles. Por Santa Lucía, Capital y Rivadavia tendrán que responder los peronistas.
Chanampa, que viene empujando por la autonomía bloquista dentro del Frente de Todos, con listas propias en 2023 en todos los departamentos, se atrevió a plantear la renovación en Iglesia. Dijo que los jefes del distrito llevan muchas décadas al frente y posiblemente estén pagando el costo del desgaste. Dijo también que hay una cantidad de nuevos dirigentes esperando su turno. A lo mejor la elección del domingo les sirva de justificación para abrir la puerta a las nuevas generaciones.
El bloquismo no pudo o no quiso competir con lista propia en las legislativas de este año, por lo tanto la cantidad de votos que aporta a la coalición con el justicialismo sigue siendo un misterio. Mientras tanto, solo le queda defender los tres municipios que gestiona. Iglesia quedó en capilla.
JAQUE MATE