A pesar de que algunos altos referentes nacionales de Juntos por el Cambio auguraron un estallido hiperinflacionario, una catástrofe inevitable, tras la salida de Martín Guzmán y la llegada de Silvina Batakis al Ministerio de Economía, la postura en San Juan fue bastante moderada. Ese fue el primer síntoma de una preocupación compartida, que está por encima de la grieta. Hay terror a un estallido del que nadie saldría indemne, frente a una sociedad herida por los fracasos de la política.

Fue bastante claro el lunes pasado en Banda Ancha el economista Enrique Conti, veterano funcionario de distintos gobiernos provinciales que supo atravesar desde la hiperinflación alfonsinista hasta el colapso de la convertibilidad de 2001, corralito incluido. El vocal del Tribunal de Cuentas, hoy alineado con Juntos por el Cambio, se mostró muy preocupado por las posibilidades acotadas de Batakis. Cuidó sus palabras. Evitó atacarla. Habló de un contexto muy complejo, agravado por la difusa conducción política del Frente de Todos.

También el lunes en Banda Ancha, la ministra de Hacienda Marisa López hizo un esfuerzo enorme por demostrar confianza. Cada respuesta suya acerca de la salida de Guzmán y la llegada de Batakis a Economía de Nación quedó marcada por expresiones de deseo. La funcionaria uñaquista renovó la expectativa de contener la inflación, en medio de una corrida cambiaria feroz. Rechazó enérgicamente las especulaciones financieras alimentadas por algunos sectores fundamentalmente del poder real con asiento en Buenos Aires.

Entre miércoles y jueves volvieron a la provincia varios sanjuaninos que estuvieron en la Ciudad Autónoma, poniendo la oreja de uno y de otro lado de la grieta. En estricto off the record, blanquearon su genuina preocupación. Tanto desde el Frente de Todos como desde Juntos por el Cambio tomaron registro de que la situación es altamente combustible. La menor chispa podría detonar un estallido que difícilmente dejaría en pie a alguien. 

Una encumbrada fuente del justicialismo sanjuanino se quejó en voz baja de que aún después del remezón que sufrió el país el fin de semana pasado todavía haya confrontación interna. 'No aflojan', dijo con tono de resignación. A esa fractura entre albertismo y cristinismo, que tiene varios actores de reparto, atribuyen las dificultades para contrarrestar el golpe de mercado.

Recién llegado de Buenos Aires, este alto referente del PJ admitió que las tensiones de la coalición están lejos de haberse superado. Este es el peor fantasma, el que atemoriza a buena parte de la dirigencia sanjuanina que mira a lo lejos el espectáculo dantesco.

En el mismo sentido se expresó una primera figura de Juntos por el Cambio que llevaba apenas unas horas en San Juan luego de haber caminado por las calles porteñas. Este referente venía de escuchar a los economistas que acompañaron a Mauricio Macri en Nación y a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, que en privado dieron todos pronósticos apocalípticos.

Frente a ese panorama, una postura posible era echarle más nafta al fuego. Bastaría alguna declaración pública para aprovechar al máximo el mal momento de la economía, para facturarle al Frente de Todos los errores cometidos. Pero no. Esta primera figura de Juntos por el Cambio en San Juan optó por llamarse a silencio. Apenas hizo algún posteo muy sucinto en redes sociales el fin de semana pasado. Y nada más.

En la misma línea que Conti, tienen calculado que si la bomba estalla, habrá esquirlas para todos lados. Al fin de cuentas, Juntos por el Cambio fue Cambiemos. Todavía está fresco el recuerdo del endeudamiento, los tarifazos y las brutales devaluaciones que dejó el macrismo.

Podría decirse entonces, que si hay un puente entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio en la provincia, es el terror a un estallido. Hay conciencia de ambos lados de la grieta de que el clima social en San Juan está susceptible pero se logró suavizar el malestar con el histórico aumento del 40 por ciento a los estatales en una sola cuota. También tomaron nota de que es una medida temporal. Que todo está subordinado a la evolución del costo de vida y que eso no depende en absoluto de las políticas locales.

Las elecciones todavía quedan lejos. Aun cuando en San Juan haya una cuasi certeza de que Sergio Uñac desdoblará y adelantará los comicios al primer semestre de 2023, apenas está comenzando julio y estabilizar las variables resulta imprescindible para trazar una campaña medianamente normal. Salir a pedir el voto en un contexto como este sería imposible. Para unos y para otros.

Por supuesto siempre estarán los extremos duros, los macristas y los kirchneristas acérrimos, para quienes habrá argumentos impenetrables en defensa de lo propio. Pero las elecciones se ganan conquistando al otro segmento, ese que va y que viene pendularmente. Ese que en los años '90 fue tan bien caracterizado en la campaña de Bill Clinton en Estados Unidos con la frase: 'es la economía, estúpido'. Lo dijo Juan Domingo Perón mucho antes: 'la víscera más sensible del hombre es el bolsillo'. Y lo parafraseó el gran Pepe Mujica, mucho más recientemente: 'el bolsillo suele ser el órgano más sensible, aun en los progresistas'.

No queda mucho más por inventar. De uno y de otro lado de la grieta encienden velas para pasar el mal momento. Hasta entonces, cualquier movimiento en falso puede resultar letal.


JAQUE MATE