La calesita de las culpas
Milei y su gente en San Juan cargaron con el estigma de ser funcionales al oficialismo por dividir el voto opositor. Pero ahora Juntos por el Cambio está al borde de la ruptura, complicando más el sueño de la unidad.
El mismo día que los gobernadores peronistas al unísono pidieron lista de unidad al Frente de Todos -a Alberto Fernández, específicamente- subió otro escalón la explosiva interna de Juntos por el Cambio con un 'descuido' de dos periodistas afines a Mauricio Macri que acusaron a Horacio Rodríguez Larreta de comprar voluntades por hasta un millón de dólares. Toda fractura de la oposición será funcional al oficialismo, en la medida en que siga dividiendo el voto disconforme con el PJ y sus aliados.
Durante meses Javier Milei cargó con ese estigma: ser funcional a la continuidad del justicialismo en el poder, por rechazar su integración a Juntos por el Cambio con calificativos injuriantes contra Rodríguez Larreta, los radicales y los lilitos por igual. Pero todo puede tener un giro inesperado. Si los herederos de Macri se terminan separando, tendrán el peso de haberle facilitado el camino al oficialismo gobernante.
Lo dejó manifiesto este miércoles en Banda Ancha el armador político del espacio libertario en San Juan, José Peluc. El fundador del partido ADN tiene relación directa con Milei y sus referentes en Buenos Aires. Por lo tanto, su discurso está perfectamente alineado.
En lo provincial, a Peluc le cayó el mismo señalamiento que a Milei en lo nacional. Rechazó la unidad con Marcelo Orrego mientras ex aliados de Consenso Ischigualasto como Marcelo Arancibia, del GEN, y Facundo Guzmán, del ARI-Coalición Cívica, migraban a Juntos por el Cambio en un efecto goteo. Este desgranamiento impactó duramente en la fuerza liberal.
Una de sus principales figuras, Martín Turcumán, se bajó anticipadamente de las listas con el compromiso de 'no ser el candidato de la división'. Sobre la hora del cierre, la cruzadista Nancy Avelín hizo pública una carta abierta llamando a la unidad de toda la oposición, desmarcándose de la rigidez dispuesta desde Buenos Aires. Finalmente ambas figuras estuvieron ausentes no solamente en los votos sino también en la campaña.
Milei no logró trasladar su intención de voto a los candidatos provinciales en ningún distrito. En San Juan tampoco. Sin embargo, el resultado obtenido el pasado 14 de mayo sorprendió porque superó las expectativas, que eran muy bajas.
Sin dirigentes de renombre en las boletas, con referentes nuevos en todas las categorías, con poco grado de conocimiento e instalación, lograron sostener el caudal que garantizaban los históricos: poco más de 30.000 votos equivalentes al 9,1 por ciento. Suficiente para ganar una banca en la Legislatura Provincial. Puede parecer poco, pero a los libertarios les fue mucho peor en otras jurisdicciones.
Todavía no se votó para gobernador y vice, por la repentina suspensión del comicio que dictó la Corte Suprema hasta que finalmente inhabilitó a Sergio Uñac para competir. Este retraso imprevisto superpuso la elección provincial con las definiciones más importantes del calendario nacional. En seis días habrá que definir alianzas. Y nadie podría asegurar a esta altura que Juntos por el Cambio llegará en una sola pieza al próximo 14 de junio. No después del virtual 'carpetazo' que le tiraron a Larreta.
Si el espacio amarillo que conquistó el poder en 2015 con Macri se terminara dividiendo, esa circunstancia tendrá impacto directo en San Juan. Orrego ya no solamente deberá decidir a qué candidato acompañar sino también a qué espacio integrarse. Sus socios provinciales estarán en la misma disyuntiva. Si Juntos por el Cambio se rompe, también habrá ruptura aquí, faltando menos de un mes para elegir gobernador y vice. Más inoportuno, imposible imaginarlo.
Es tan visible la crisis de Juntos por el Cambio a nivel nacional que los libertarios están dispuestos a sacarle provecho. Si negarse a la unidad era equivalente a darle ventaja al PJ, con mayor razón lo sería la división de la principal fuerza de oposición.
De todas formas, el oficialismo necesita mucho más que esta fractura macrista para soñar con la continuidad en la Casa Rosada. Los gobernadores peronistas, entre ellos Uñac, firmaron un documento con tres puntos:
1 Construir una lista de unidad con integración federal
2 Abrir la convocatoria a otras fuerzas políticas
3 Conformar una comisión de acción política
Más que un petitorio, fue una exigencia. No se la dedicaron a nadie en particular pero resultó evidente la coincidencia con Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Quieren evitar una primaria y el desgaste político que supone, en tiempos de volatilidad cambiaria e inflación indomable.
En pleno, los mandatarios provinciales se plantaron contra la interna que estimula Alberto y que encarna Daniel Scioli. Lo hicieron de manera visible, sin rodeos, a escasos siete días de inscribir la alianza que dará batalla en agosto y en octubre.
Si el presidente escuchara a los gobernadores, tendría que desdecirse. No sería novedoso. El arrepentimiento fue una de las constantes en la gestión que comienza a despedirse. Habrá que analizar detenidamente los movimientos de Alberto a partir de ahora para descifrar el rumbo de una coalición muy deteriorada.
Más allá de esta disquisición, siempre será positivo para el oficialismo que la oposición se rompa. En un escenario de tercios donde nadie levanta demasiado la cabeza en la preferencia de un electorado desencantado con la política, tener un solo candidato justicialista contra un ramillete de competidores desperdigados sería a pedir de boca.
En la calesita de las culpas, los libertarios podrán acusar a Juntos por el Cambio. Como ya lo están haciendo.
JAQUE MATE