Así como el oficialismo pretende que el nuevo régimen electoral surja por consenso de la Legislatura, la principal fuerza de oposición tiene una decisión tomada y no es precisamente hacer concesiones. Hay un plano político y otro judicial, que prometen extenderse en el tiempo hasta, posiblemente, alcanzar la víspera de las elecciones de 2023.

Una semana atrás, el lunes 2 de mayo, en esta misma columna se reveló un acuerdo que cobraba adherentes internamente en el oficialismo, para impulsar una ley de lemas remozada. Se llamaría ley de participación ampliada o Lepa, con características propias pero inspirada en aquel sistema que le dio marco a los comicios de 1995.

La divulgación de esa posibilidad detonó una serie de repercusiones. La más estridente fue la convocatoria que hizo el vicegobernador Roberto Gattoni a los presidentes de los bloques legislativos el día martes, para negar que hubiera un borrador previo y ratificar que el nuevo sistema electoral debía surgir precisamente del parlamento.

Fue un intento necesario del oficialismo para aplacar la polvareda, como oportunamente se describió en esta misma columna, el pasado miércoles. Sin embargo, lejos de apaciguar los ánimos, la oposición endureció su postura. No lo hizo saber todavía en un comunicado oficial, pero sí en conversaciones reservadas.

Cuando se alude a la oposición esta vez solo hay que referirse a Juntos por el Cambio, porque tiene la representación numérica más importante en el recinto legislativo. No les alcanzan los votos para voltear un proyecto acordado por uñaquismo, giojismo y bloquismo eventualmente. Pero sí pueden hacerse oír. Planean aprovechar ese atril.

Desde lo político, entonces, han resuelto objetar cualquier propuesta derivada de la ley de lemas. Incluso de un sistema de colectoras que, a diferencia del anterior, no permite la sumatoria entre candidatos rivales de una misma alianza. Aunque hayan dicho hacia afuera que valoran la convocatoria al diálogo abierta primero por el gobernador Sergio Uñac en el inicio de sesiones el 1 de abril, y luego por el vice Gattoni el martes pasado, su postura es irreductible.

Desde lo político, Juntos por el Cambio parece resuelto a dejar en manos del oficialismo, en sus diferentes vertientes, la responsabilidad de dictar un sistema electoral que reemplace a las PASO disueltas por ley el 16 de diciembre de 2021. El espacio que lidera Marcelo Orrego ha decidido, de manera inapelable, defender las primarias hasta las últimas consecuencias.

Están dispuestos a afrontar las consecuencias también. Lógicamente el oficialismo les podrá echar en cara que son contradictorios. Tanto a nivel nacional como a nivel provincial, el basualdismo primero y el orreguismo después fueron críticos a las PASO. Votaron en contra cuando se dio el debate inicial en la era kirchnerista. Incluso apoyaron el intento de derogación en la era macrista.

Pero los tiempos pasan y las posturas mutan. Juntos por el Cambio hoy está plantado en sostener las primarias a como dé lugar. No lo dicen pero es bastante evidente que aprovecharían la coyuntura para hacerle pagar al oficialismo cualquier costo político derivado del nuevo sistema electoral. En la vigilia de una campaña intensa, todo suma. O resta, según quien lo mire.

Un encumbrado dirigente cambiemita confesó en una conversación reservada el pasado fin de semana que no se moverán de esa postura. Van a militar y a sostener las PASO hasta las últimas consecuencias. Lo harán dentro y fuera de la Legislatura, en cada ocasión. Esta decisión política tiene y tendrá un correlato en el plano judicial también.

Como es sabido, Juntos por el Cambio, como el giojismo y el PTP, presentaron cada uno su propio recurso judicial para derribar la ley que derogó las PASO y rescatar el sistema de primarias. Aunque son tres presentaciones individuales, todas quedaron en manos de la jueza en lo Contencioso Administrativo, Adriana Tettamanti. Lo que la magistrada diga para los primeros, anticipará su respuesta para los otros dos.

La jueza Tettamanti le concedió al giojismo una cautelar que frenó la aplicación de la ley hasta tanto hubiera sentencia de fondo. Es decir, restituyó las PASO en lo inmediato. Sin embargo, la Cámara Civil derribó esa cautelar, a pedido del Fiscal de Estado, Jorge Alvo.

Con este antecedente, la cúpula de Juntos por el Cambio resolvió que la mejor estrategia será no apelar ninguna sentencia, para evitar demoras. Hay apuro por agotar las instancias judiciales provinciales para poder llegar finalmente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde tienen grandes expectativas. Incluso, la fuente cambiemita habló del per saltum como herramienta jurídica posible.

Hay un aspecto que juega a favor del oficialismo y de la Fiscalía de Estado: no cabría una cautelar si no hay una amenaza inminente a ningún derecho. Como las elecciones serán el año próximo y ni siquiera hay un calendario definido, se desdibuja ese riesgo para los partidos políticos que se consideran afectados por la eliminación de las PASO. 

Dentro de Juntos por el Cambio reconocieron que la Cámara Civil tuvo razón cuando dejó sin efecto la cautelar de Tettamanti, habida cuenta de que no hay argumentos para una medida inmediata. Hay tiempo todavía. Pero esos plazos siguen corriendo. Y el pleito judicial, si se extiende indefinidamente, pondrá en aprietos a todo el ecosistema de partidos políticos.

A eso obedece la decisión de no apelar nignuna sentencia en lo local, salvo lo estrictamente necesario para agotar la instancia provincial y tener finalmente las manos desatadas para pedirle intevención a Horacio Rosatti y el resto de los supremos.

El martes pasado, Gattoni reconoció que las PASO están en punto muerto. Por un lado, está vigente la ley que las derogó. Pero por otra parte, está abierta la vía judicial. Y si bien Fiscalía de Estado considera que los reclamos no van a prosperar, hasta que no haya sentencia firme la incertidumbre pesará sobre el escenario político. 

El PJ y aliados buscarán avanzar en un sistema sustituto. Intentarán amalgamar posiciones, apelando a la política, reduciendo daños colaterales. Pero Juntos por el Cambio ya bajó la persiana. 


JAQUE MATE