Corría la última semana de febrero y apenas había comenzado el ciclo 2022 de Banda Ancha, cuando el excandidato a diputado por Consenso Ischigualasto, Marcelo Arancibia, buscó acercar posiciones con Marcelo Orrego y aliados, pensando en una gran alianza opositora para 2023. En vivo, el dirigente del GEN dijo que la presión social será tal, que ya no habrá posibilidad de esquivar esa unidad para disputarle el poder al peronismo de igual a igual. Pero pasaron cosas. Otra vez.

Orrego le cerró la puerta a los 'dinosaurios', argumentando que estaba construyendo una coalición con perspectiva de gobierno. Que no le interesaba sumar por sumar sino consolidar los cimientos de un proyecto compatible con una eventual administración. La Alianza de fines de los '90 y el Cambiemos de Mauricio Macri fueron prueba suficiente de que cuando no hay amalgama, las cosas no resultan bien. Acaso la moraleja sirva para el Frente de Todos también. Pero no es el oficialismo el tema de esta columna. Eso quedará para más adelante.

Entonces Orrego cerró filas con los propios. Privilegió a Producción y Trabajo. Verticalizó Juntos por el Cambio en San Juan. Fue candidato a gobernador con compañera de fórmula de su propio partido, Susana Laciar. Impuso a dirigentes de su máxima confianza para los primeros lugares de la lista de diputados proporcionales y hoy tiene un bloque sólido en la Legislatura como resultado de ello. Luego en 2019 jugó a fondo con Laciar otra vez y todo aquel que tenía aspiraciones al Congreso terminó retrocediendo. El ejemplo más palpable fue Rodolfo Colombo.

Orrego demostró una forma de construcción muy diferente a la de su mentor político, Roberto Basualdo. El senador tenía votos propios pero muchas veces debió acudir a aliados circunstanciales en los departamentos para completar listas. Y esas alianzas duraban lo mismo que una cañita voladora en el aire. Ganaban determinado municipio y al día siguiente el intendente basualdista saltaba con garrocha hacia el oficialismo giojista. Ejemplos sobran.

Orrego se convirtió entonces en un conductor con temperamento propio. Desde que se hizo cargo del espacio, consolidó su piso electoral y experimentó un discreto crecimiento, ayudado por la ola nacional y posiblemente también por el desgaste del justicialismo que el año que viene cumplirá 20 años ininterrumpidos en el poder. El santaluceño es, a todas luces, el rival de Sergio Uñac para 2023. Fabián Martín, el otro eventual postulante a la gobernación, entraría a la cancha solo si Orrego decidiera que es la apuesta más conveniente.

Es así como el santaluceño también se ha convertido en divisoria de aguas. El punto de inflexión. La grieta de la grieta, dentro de la oposición. El presidente del PRO y diputado proporcional Enzo Cornejo se pronunció abiertamente a favor de la candidatura a gobernador de Orrego en 2023. Lo hizo el pasado 4 de marzo aquí en Banda Ancha. 

'Estoy convencido de que es un gran gestor, que tiene los méritos necesarios, que puede gobernar la provincia de San Juan', dijo Cornejo sin falsos pudores y aún aclarando que falta mucho para entrar en esas definiciones.

Cornejo estuvo la semana pasada con Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en Buenos Aires. Su vínculo es fluido y cada puntada que da aquí en San Juan tiene correspondencia directa con la línea que le bajan desde la Ciudad Autónoma. ¿Dónde está la grieta entonces? Dentro del propio partido, del macrismo local.

En octubre de 2021, Rodríguez Larreta apoyó la alianza con Orrego

El pasado viernes, aquí en Canal 13, el exapoderado del PRO, Fernando Patinella, se quejó de que primero Eduardo Cáceres y luego Cornejo, su continuador, desarmaron la estructura del partido y lo convirtieron en un sello al servicio de Producción y Trabajo. Denunció la 'sumisión' de una fuerza nacional que llegó a la Casa Rosada, a un partido provincial.

Pero no solo le imputó esa actitud a Cornejo y compañía, sino también a la conducción nacional. Patinella no desconoce que el PRO porteño ha consentido la subordinación del partido amarillo a las decisiones de Orrego. Hay un reconocimiento reverencial hacia los votos del santaluceño. Entonces la actitud fue encolumnarse detrás de ese perfil competitivo, pagando el costo de jugar marginalmente.

Fernando Patinella el viernes 11 de marzo en Banda Ancha

Patinella dio un dato concreto e hiriente. En las elecciones de 2019 el PRO solo logró 7 concejalías en toda la provincia y 1 diputación proporcional. Orrego les dio la quinta ubicación en la lista, para Cornejo, detrás de cuatro dirigentes de Producción y Trabajo (Juan Manuel Roca, Marcela Quiroga, Carlos Jaime y Nancy Picón). Para Actuar quedó la sexta posición. Así fue como pudo ingresar Gustavo Usín. Y la UCR quedó en el séptimo escaño. Eso le costó a Eduardo Castro perder su banca y mirar de afuera, con la ñata contra el vidrio, como dice el tango.

Patinella le facturó a su propio partido, el PRO, haberse subordinado a Orrego y al mismo tiempo haber colgado toda aspiración a un trato equitativo. Lo hizo saber también en Buenos Aires. Incluso trascendió el malestar de los macristas de Consenso Ischigualasto porque Bullrich no hizo el esfuerzo suficiente. Por el contrario, ella acompañó de manera irrestricta a Cornejo y su plan de alineamiento absoluto detrás de Orrego. Se impuso el pragmatismo, exhibir a San Juan con un candidato competitivo, aunque sea un aliado.

Bullrich también sostuvo a Cornejo cuando los afiliados que se fueron a Consenso Ischigualasto le cuestionaron el modo en que llegó a presidir el partido. También denunciaron un manejo poco transparente de las cuentas del PRO, de los aportes hechos para la campaña de 2017. Según Patinella, la cúpula nacional tiene razones fundadas para intervenir el partido en San Juan pero decidió no hacerlo. A buen entendedor, pocas palabras: el rumbo es el que está ejecutando Cornejo, con el GPS porteño siempre en línea.

Entonces, vale preguntarse cómo sería posible una gran alianza opositora para 2023 si este es el punto de partida. Si está la grieta de la grieta, con Orrego en el medio. Orrego y sus votos, en el medio.


JAQUE MATE