En el país de los extremos, ponerse a la derecha de Juntos por el Cambio parece estarle dando resultados a Javier Milei. Es la gran diferencia con aquella fallida versión moderada de Sergio Massa, cuando planteaba la 'ancha avenida del medio'. El libertario también se abre paso como una tercera vía pero militando la grieta a fondo. Una grieta nueva, anti 'casta política'. Mucho acting y vehemencia para conquistar a los desencantados. Las similitudes con lo sucedido en elecciones recientes en otros lugares del mundo son llamativas. Por lo tanto, todo puede pasar.

La pregunta es cómo llegará a la fecha de los comicios este fenómeno temprano, porque falta bastante todavía para las primarias presidenciales de agosto y las generales de octubre. Algunos encuestadores empiezan a visualizar a Milei entrando en el balotaje. Pero es todavía un escenario remoto. Frente a todos estos ensayos hipotéticos, hay un dato concreto: el hombre genera atracción en ciertos sectores y quedó demostrado el fin de semana pasado en San Juan.

Es cierto que se quedó en Capital, pero aún si su influencia estuviera encapsulada en este municipio dará que hablar en 2023. El economista de la melena alborotada no trajo ninguna revelación. No dijo nada fuera de su libreto archiconocido. Por eso el dato estuvo más en las fotos que en lo discursivo. 

Incluso la invitación de la Sociedad Israelita de San Juan para visitar el monumento al holocausto que está ubicado frente al Centro Cívico tuvo lectura política. Sucedió en horas de la siesta, luego de intentar desplazarse por la peatonal Rivadavia con mucha dificultad por la cantidad de personas que se abalanzaron para sacarse una selfie. La cercanía con la gente fue el signo de su visita, mucho más que el encuentro con los empresarios o con los dirigentes de Consenso Ischigualasto.

Igualmente dejó una sentencia clave para el escenario electoral sanjuanino: no hay chances de acercamiento con Juntos por el Cambio. Sepultó así la idea de unir a toda la oposición en la provincia para enfrentar a Sergio Uñac el año que viene. Fue una buena noticia para Casa de Gobierno, por supuesto. Se entiende que Consenso Ischigualasto le saca votos a Marcelo Orrego y, en consecuencia, facilitaría la continuidad del Frente de Todos.

Dividir a la oposición es una vieja receta, obedece a una lógica no escrita pero ampliamente conocida. Sin embargo, la teoría no siempre se verifica en la práctica al pie de la letra. Puede haber algún desvío en el camino. Y las urnas pueden sorprender en distintos niveles.

En primer término, Orrego viene sosteniendo hace tiempo que el escenario será cada vez más polarizado, que no habrá lugar para terceras opciones. Por eso nunca lo desesperó la sociedad política forzada con Consenso Ischigualasto. Permitió que se fueran acercando algunos partidos progresivamente. Primero fue Coalición Cívica, luego el GEN. Y ahí se frenó la aproximación.

Con ADN nunca se entendieron y nunca se entenderán. Hay una historia de desencuentros entre los excompañeros de Producción y Trabajo. De ahí salió José Peluc, otrora el armador más efectivo de Roberto Basualdo, hoy promotor de Martín Turcumán como emergente provincial. Peluc y Orrego se repelen. Pueden cruzar un saludo cordial de vez en cuando, pero muy difícilmente coincidan en algo más.

Consenso Ischigualasto abrochó su alianza estratégica con Milei el fin de semana pasado. Quedó oficializada la franquicia local del libertario. Al mismo tiempo, se consolidó el muro divisorio de la oposición. ¿Cuánto lo perjudica a Orrego en su carrera por la Gobernación? Es difícil saberlo con anticipación. ¿Puede Milei elevar a Consenso Ischigualasto hasta alcanzar un porcentaje provincial que supere los dos dígitos? ¿O el espacio se quedará en los mismos valores cuasi testimoniales que alcanzaron con Roberto Lavagna en 2019?

Para el análisis, hay una diferencia sustancial con aquel escenario de 2019: la cuasi paridad del Frente de Todos y Juntos por el Cambio luego de veinte años de hegemonía justicialista intocable. Los números de los comicios legislativos de 2021 sacudieron el tablero, quedando el oficialismo apenas un punto y fracción por encima de la oposición. Pero ahí no se terminan las diferencias. El año que viene habrá un nuevo sistema electoral similar a la vieja ley de lemas que permitirá la sumatoria entre candidatos internos. Hacer proyecciones se complicará bastante.

En principio el espacio sanjuanino de Milei no tiene la potencia de su candidato presidencial. No obstante el libertario puede arrastrar a las figuras provinciales si fueran convenientemente elegidas. De arranque, no aparece en el horizonte ningún sanjuanino que pueda emular el histrionismo del economista porteño o que esté dispuesto a jugar a fondo contra Uñac o tildar de 'zurdo' a Orrego.

Hasta ahora, dentro de Consenso Ischigualasto el más extremo había sido Marcelo Arancibia. Durante la campaña legislativa del año pasado, llegó a pedir la destitución del bloquista Enrique Conti en el Tribunal de Cuentas por encontrarlo haciendo política a pesar de estar impedido por la Constitución Provincial. Pero Arancibia hoy está inscrito en Juntos por el Cambio.

Turcumán, Nancy o Alfredo Avelín tienen discursos críticos contra el gobierno de turno, pero ninguno cruzó jamás el límite del decoro ni cayó en un exabrupto. Se movieron dentro de los límites de la convivencia política. No es el temperamento agresivo de Milei, en absoluto. Tampoco podrían decirse ajenos a la 'casta política', si hasta Turcumán, el más 'nuevo', viene siendo candidato desde 2015.

De todos modos, puede que les alcance con navegar sobre la estela nacional que vaya abriendo Milei. O que aparezca algún tapado. Que el fenómeno se dispare o se diluya. En cualquier caso será entretenido observar esta nueva versión de la grieta militante.


JAQUE MATE