'El escenario sigue siendo el mismo: el peronismo sigue estando destruido', dijo días atrás un cercano colaborador de Marcelo Orrego. Independientemente del brillo o la opacidad de la gestión, el oficialismo seguirá teniendo un activo valioso en el descrédito del justicialismo, tachado como kirchnerismo. ¿Hasta cuándo rendirá esta lógica? Por el momento no hay respuesta certera.

Mientras el orreguismo disfruta del mal momento del peronismo, mira de reojo a La Libertad Avanza. La ola violeta también aprovechó el voto antikirchnerista. Javier Milei obtuvo el 29,9% en octubre y solo trepó al 56% en el balotaje de noviembre, cuando la opción era continuidad o cambio. El León le arrebató la bandera a la escudería macrista. El resto es historia conocida.

Orrego ganó las elecciones el 2 de julio, un mes antes del debut de Milei en las primarias. Por lo tanto, nadie sabe a ciencia cierta cuál de los dos, puestos a competir entre sí, podría capitalizar mejor el segmento que siga votando en contra del justicialismo.

La hora de la verdad llegará dentro de un año, en el primer test electoral de las actuales gestiones. Milei intentará sumar diputados nacionales, igual que Orrego. El PJ cuenta con que ambos oficialismos se terminen restando mutuamente. En ese cálculo, todos consideran que marchan hacia un escenario de tercios. Otra vez.

La cuestión radica en el orden que termine cada uno. Ser el tercero de los tercios siempre será mal resultado. Le tocó a Orrego el año pasado a la hora de las parlamentarias, en buena medida por compartir boleta con Patricia Bullrich. La candidata presidencial de Juntos por el Cambio funcionó como un ancla.

El saldo fue una diputación nacional para la orreguista Nancy Picón, que quedó tercera detrás del justicialista Koki Chica y el libertario José Peluc; pero ninguna senaduría. El tercer puesto para Emilio Achem le impidió entrar en el reparto de la Cámara Alta.

El año que viene habrá que barajar y dar de nuevo. Entre otras razones, habrá gestiones para valorar. Siempre los comicios de mitad de mandato funcionaron como plebiscito. Para Milei, será su primera evaluación frente al electorado que le depositó la confianza. Ídem para Orrego.

Ambos representaron, cada uno en su momento, la alternativa de cambio. En Casa de Gobierno entienden que el voto antikirchnerista sigue siendo mayoritario y así llegará el 2025. El tironeo vendrá inevitablemente por ese electorado impenetrable para el PJ, pero que puede optar tanto por el violeta como por el amarillo, según el viento que sople llegado el momento.

En Casa de Gobierno reconocen que al justicialismo le queda una fortaleza en medio de la debilidad: los intendentes. Sin embargo, saben que los jefes comunales también tienen limitaciones. Y si la ola nacional viene en contra, terminarán tirando la toalla sobre la hora para minimizar daños. Es decir, para que la derrota los moje lo menos posible. 

Por supuesto, esto es una conjetura interesada.

'La Libertad Avanza es una incógnita, hay que ver cómo llega Milei el año que viene', reflexionó la misma fuente. Es un hecho que la escudería orreguista está planificando un 2025 con autonomía de los libertarios. Enfrentados, mejor dicho. Saldrán a disputar el mismo segmento que, entienden, siempre será mayoritario. ¿Será?

'Los que votamos no-kirchnerismo seguimos votando no-kirchnerismo', analizó el operador oficialista. ¿Hasta cuándo funcionará esta categoría anti? Es difícil saberlo. En Unión por la Patria están empujando para revertir ese paradigma lo antes posible.

Lo dijo esta semana en Banda Ancha el ex ministro de Turismo y Deportes de Alberto Fernández, Matías Lammens. El ex funcionario nacional consideró que en 2025 la bisagra será Milei o no-Milei. También fue una conjetura interesada. Los acomodamientos de la política no siempre se corresponden con el comportamiento de los votantes. A menudo, el misterio se revela con el escrutinio. No antes.

Por ahora Orrego sigue fuertemente vinculado al bloque de gobernadores de Juntos por el Cambio y su entorno abona la idea de sostener el espacio con autonomía de la Casa Rosada. Pero la eventual confluencia de Mauricio Macri con Milei en 2025 los pondría en un aprieto. Por ahora, solo hay puntos suspensivos.

Apropiarse del voto antikirchnerista, esa es la madre de todas las batallas. ¿Hasta cuándo? Hasta la última gota.

JAQUE MATE