Una vez más en su larga, larga carrera parlamentaria, a José Luis Gioja le toca intervenir en la rosca -bien entendida, necesaria- para reunir los votos imprescindibles. Es difícil porque el asunto es sumamente ingrato. A nadie le resulta digerible el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional, por la deuda impagable contraída por Mauricio Macri y Cambiemos en 2018. En este lodazal, el exgobernador volvió a usar una muletilla muy suya que retumbó en San Juan.

'Unidad no es uniformidad', dijo Gioja. Apoyado en esa definición, el legislador sanjuanino admitió que hay final abierto todavía con respecto a la postura del centenar de diputados y diputadas que integran el bloque Frente de Todos. Hay divergencias. Pero al mismo tiempo apostó por que estas diferencias no le cuesten la unidad al oficialismo. El objetivo inmediato es el acuerdo con el Fondo. La siguiente parada, de mediano plazo, será la elección presidencial de 2023.

'Unidad no es uniformidad' forma parte del extenso glosario giojista utilizado reiteradamente cada vez que aprieta el zapato al caminar. Hasta ahora ha servido en Buenos Aires pero también en San Juan. Llegará la hora de desplegar con mayor fervor todas estas herramientas que permitan liberar un poco las tensiones internas. Funcionó en la provincia hasta ahora, aplacando los malestares sobre la hora. Es visible la tirantez entre la mayoría y la minoría en el PJ de calle 25 de Mayo, pero hay tiempo todavía para remendar la bandera de la unidad.

Este martes Gioja habló en Banda Ancha solo de lo nacional. Y fue importante escucharlo, porque su voto está desmarcado del gobernador Sergio Uñac a diferencia de Walberto Allende, Fabiola Aubone y Graciela Caselles. Que el exgobernador se pronuncie decididamente a favor del acuerdo con el FMI, lo pone en el mismo lugar que sus colegas sanjuaninos del Frente de Todos. Hubo coincidencia política. En los tiempos que corren, significa bastante.

Que Gioja milite la aprobación del acuerdo lo ubica en el sector del peronismo que está sosteniendo al gobierno de Alberto Fernández, más allá del principismo kirchnerista que ni siquiera disimula la incomodidad con el asunto. Gioja estrechó lazos con Cristina y con Máximo desde 2019. Incluso antes, cuando era oposición a Macri. Siempre votó con el ala más dura del justicialismo, apartándose de los gobernadores dialoguistas - como Uñac- que necesitaban mantener los canales de comunicación abiertos con la Casa Rosada pintada de amarillo.

El acuerdo con el FMI es tan traumático como la deuda misma. Más allá de la resistencia de Juntos por el Cambio, al peronismo le preocupa y le pesa el comportamiento de los propios compañeros. La renuncia de Máximo a la presidencia del bloque oficialista detonó la unidad del Frente de Todos y abrió un mar de dudas sobre la postura de la propia Cristina, quien hasta el momento se mantuvo hermética. El FMI divide las aguas. El voto de La Cámpora en Diputados será un enigma hasta que llegue el momento de sentar posición.

Gioja reconoció las dificultades internas este martes cuando habló en Banda Ancha, el día después del paso del ministro de Economía, Martín Guzmán, por el plenario de comisiones. Fue una extenuante comparencia ante legisladores del oficialismo y la oposición, donde quedó claro que el macrismo duro, el de los halcones, votará en contra. Igualmente la izquierda, que rechaza como rechazó siempre cualquier medida que se signifique ajustar.

Gioja destacó la presencia de los gobernadores en Buenos Aires, convocados por la Casa Rosada, para buscar el apoyo de los legisladores y las legisladoras que están dudando. Fue importante la presencia de los sindicalistas y de los empresarios también. Todos al unísono se acoplaron al pedido de Alberto Fernández: es el mejor acuerdo posible para evitar el default. No pagar sería empujar al país a un pozo de devaluación, inflación, más pobreza y menos empleo, según manifestó el ministro Guzmán.

Sin nombrarlo, Gioja puso a Uñac también en ese lote de apoyos necesarios para la construcción política de un consenso dificilísimo. El pragmatismo peronista tiene esa cualidad de resurgir cuando el agua les llega al cuello. Tal vez la mayor demostración sea el gobierno nacional que reunió a los que parecían enemistados de por vida. Hoy la coalición se enfrenta a una prueba de supervivencia fundamental.

En San Juan el escenario político es bastante diferente al nacional. La conducción política de Uñac no es compartida, como sí le sucede a Alberto, que tiene que tejer acuerdos con Cristina, con Massa y con los gobernadores a cada paso. Aquí hay un esquema vertical. Allá hay un diseño horizontal. Cada uno tiene sus particularidades.

Aún así, si Uñac busca la re-reelección en 2023 tendrá que reeditar el Frente de Todos que él mismo fundó en 2019 y que sirvió de espejo para lo nacional. Son tiempos desafiantes para los oficialismos, después de dos años de pandemia y de inflación galopante.

A la muletilla de 'unidad no es uniformidad', hace tres años Gioja le sumó aquella otra consigna bien descriptiva: 'unidad hasta que duela'. Lo dijo en su momento para definir lo nacional, porque le tocaba en ese entonces conducir al PJ en calle Matheu.

En San Juan le toca una cuota minoritaria de poder partidario. Su movimiento Lealtad Justicialista representa al 30 por ciento del PJ y depende de Uñac establecer los términos de la relación. El gobernador no tiene apuro. No precipitará las decisiones en lo provincial. Dejará correr el tiempo para observar y medir los escenarios.

En esa observación, seguramente tendrá que cruzarse con Gioja y resolver. Ahí estará, a mano, la muletilla. Si a nivel nacional 'unidad no es uniformidad', en San Juan mucho menos.

JAQUE MATE