'El PJ tiene que ganar bien el domingo y después sentarse a dialogar con todos. Nadie sobra, nadie está de más', dijo el intendente chimbero Fabián Gramajo este lunes en Banda Ancha. El compañero de fórmula de José Luis Gioja se apropió así de una muletilla histórica del exgobernador. Fue una de las consignas más repetidas en aquella campaña de 2003, cuando la provincia estaba sumida no solo en una crisis económica terminal sino también en una confrontación política y social sin tregua.

¿En qué se parecen este 2023 y aquel contexto de hace dos décadas? A primera vista, en poco y nada. Pero hay efectivamente algunos puntos similares. La crisis económica es de naturaleza diferente y encuentra a la provincia con equilibrio fiscal. La pelea política amagó con terminar en un derramamiento de sangre -en sentido figurado- pero finalmente se impuso la cordura. A esta campaña le quedan apenas 72 horas para entrar en veda. Nada mal.

Sin embargo, detrás de las apariencias hay más. Sergio Uñac y José Luis Gioja lograron ponerse de acuerdo -a través de intermediarios- en implementar el Sistema de Participación Amplia y Democrática o SIPAD. Es lisa y llanamente una nueva versión de la Ley de Lemas que se utilizó en los '90s en San Juan, que permite la sumatoria de votos entre listas que pertenecen a un mismo frente electoral. Sintetiza la interna y la general en una sola votación.

Este sistema fue el remedio a la guerra fría que había llegado al extremo en diciembre de 2021, cuando el uñaquismo madrugó al giojismo y a la oposición en la Legislatura con la eliminación de las PASO. Con la Ley de Lemas se encontró un punto de equilibrio donde ambos sectores compiten entre sí pero al mismo tiempo se necesitan.

Un veterano conocedor de estas lides lo resumió con inteligencia, tiempo atrás: tanto Uñac como Gioja precisan que al otro le vaya bien, pero no tan bien. O le vaya mal, pero no tan mal. Que el rival aporte el máximo de votos posible, sin quedar primero.

Marcelo Orrego también se favorecerá con la Ley de Lemas porque de hecho está encaminado a sumar todos los votos de Marcelo Arancibia, Eduardo Cáceres y Sergio Vallejos. Sin embargo, en su caso la cuestión está bastante más nítida. El santaluceño va primero. El resto colabora. El objetivo está claro. Todos quieren derrotar al peronismo.

El Frente San Juan por Todos, en cambio, tiene una doble misión. La primera y más importante es retener el poder. La segunda, para nada menor, es definir quién quedará a la cabeza de ese poder: Uñac o Gioja. Esa es la cuestión shakesperiana.

Esta lectura justifica el clima de tensión apenas disimulado en el juego de las conveniencias a cinco días de ir a las urnas. Habrá un ganador el próximo domingo. Pero habrá un lunes posterior también y un gobierno por conformar para los próximos cuatro años. Todo esto, enmarcado en la incertidumbre de los números. Hay un festival de encuestas y números disímiles. Cada vez que eso sucede, la percepción colectiva es que se avecina un final abierto. Impredecible. Hacía mucho tiempo que no sucedía en San Juan.

A esto se refirió Gramajo cuando habló del día después del 14 de mayo con la muletilla giojista: 'nadie sobra, nadie está de más'. 

El intendente de Chimbas rechazó circunscribir el análisis y las expectativas al resultado de su municipio. En esta columna se ha plasmado el interés que reviste el guarismo que alcance Daniela Rodríguez en nombre de su espacio. El gramajismo se juega una parada crucial para consolidar su poder territorial luego de haberse apartado del uñaquismo, aunque sea transitoriamente.

Pero Gramajo rechazó mirar con lupa solamente el escrutinio chimbero. Dijo que habrá que estudiar lo que suceda en la provincia: quién ganó y por cuánto ganó. De esta manera abrió otra ventana que pone el acento en las cuotas de representación que alcance cada uno. Es decir, aún ganando Uñac, habrá quienes le cuenten cada punto desgranado de aquel 55 por ciento alcanzado en 2019.

Aún en la eventual derrota, Gioja hará valer sus votos. Doblemente, si contribuyeron a conservar el gobierno frente a la escuadra orreguista. ¿Estará dispuesto Uñac a hacer un reconocimiento semejante?

Su compañero de fórmula, Cristian Andino, dijo la semana pasada en Banda Ancha que habrá que convocar a todos una vez pasada la elección. El intendente de San Martín, como su colega chimbero, aspiran a conducir la Legislatura. Les tocará alternar con un recinto multicolor. Habrá que construir los consensos. Hace 20 años que esto no es tema de preocupación, merced a las mayorías alcanzadas por el oficialismo. Sin embargo, el próximo gobernador, sea cual fuere, tendrá que hilvanar acuerdos para gestionar.

Es aquí precisamente donde cobran sentido las palabras de Gramajo: profundizar las diferencias intestinas no sería compatible con los tiempos que se avecinan. Ya no se trata simplemente de ganar un comicio sino de apostar a la viabilidad del mandato hasta el 2027.

Según Gramajo, 'para resolver los problemas de la gente primero hay que resolver los problemas internos'. No podría decirse más claro. Lograrlo no sería tan fácil. Mucho menos cuando todavía hay fantasmas dando vueltas.

La frase de Gramajo sonó casi como un desahogo: 'No porque nos tomemos un café en la esquina de la Plaza 25 piensen que estamos reunidos para derrocar el gobierno patrio de 1810'. Queda muy poco para ir a votar. Queda mucho todavía para despejar los nubarrones en la interna.


JAQUE MATE