La noticia no tan buena detrás de la excelente noticia
El anuncio de la vacuna que se producirá en Argentina en el primer semestre de 2021 trajo aparejada otra realidad que anticipa lo que viene.
Euforia. Fue, es y será la noticia más importante de toda la pandemia. La vacuna que fabricará Argentina desarrollada por la universidad de Oxford provocó una entendible expectativa tanto política como social. En tiempos de incertidumbre, una cuota de esperanza resulta necesaria, imprescindible para seguir adelante, aún cuando el propio anuncio haya ratificado que el camino por recorrer todavía es largo. Y no presenta atajos.
La vacuna de Oxford-AstraZeneca se fabricará para el Cono Sur en Argentina y México. Apuntan a producir entre 150 y 250 millones de unidades que irán en cuotas equitativas para toda Latinoamérica excepto Brasil, según explicó el presidente Alberto Fernández. Las dosis costarán entre 3 y 4 dólares. Para destacar, la participación del país en la elaboración del principio activo, lo cual pone en valor el desarrollo científico tecnológico argentino a escala global. Además, el involucramiento de dos naciones consideradas "en vías de desarrollo" debería garantizar el acceso a las dosis más o menos a la par que el primer mundo. Tampoco es un dato menor.
El ministro de Salud, Ginés González García, advirtió que el 91% de los pacientes en los que se probó la vacuna tuvieron inmunidad. Con dos dosis se alcanzó el 100% de cobertura contra la maldita peste. Es una muy buena opción, más allá de que el presidente Fernández también le envió una elogiosa carta a su par ruso, Vladimir Putin, felicitándolo por la alternativa diseñada en el gigante de Europa del Este. No son tiempos de andar cerrando puertas. No está todo resuelto ni liquidado.
Está definido también que tendrán prioridad para vacunarse contra el coronavirus los adultos mayores, los trabajadores de la Salud y los que tengan algún tipo de patología previa. El resto tendrá que esperar. Es decir, todos aquellos que más se contagian pero pueden transitar la enfermedad sin síntomas recibirán la inmunidad más adelante. La pregunta lógica que sobreviene a continuación es si la circulación viral comunitaria seguirá mucho tiempo más, aunque con la garantía de que la población más vulnerable ya no correrá riesgo de perder la vida.
Igualmente y hasta ahora son todas buenas noticias. No puede haber malas nuevas tratándose de la solución para la pandemia que tiene al mundo en vilo, que rompió los proyectos y agotó la paciencia. Pero el dato del plazo estimado para que la vacuna se pueda empezar a utilizar, significa mucho más que lo dicho en la conferencia de prensa. Será en el primer semestre del 2021.
Por supuesto, tratándose de un operativo de tamaña magnitud, es un tiempo muy breve. Incluso podría especularse acerca de un exceso de optimismo. Pero aún considerando que se pueda cumplir con la proyección, tener la vacuna antes de julio del año próximo, ese escenario anticipa cómo será lo que queda de este 2020, el próximo verano, las fiestas, las vacaciones y ¿el inicio del siguiente ciclo lectivo?
Lo aprendido en estos casi cinco meses de ruptura, esta nueva normalidad con barbijos en la vía pública y lugares comunes, el distanciamiento social, la atención virtual en bancos y aseguradoras, los permisos para hacer ejercicio, las aulas a medio llenar y las clases vía Zoom, llegaron para quedarse un tiempo largo. Hasta ahora, la expectativa en torno de la aparición de la vacuna podía asociarse -con cierta candidez- a una solución definitiva.
Es una muy buena noticia la llegada de la vacuna, aunque le faltan las últimas puntadas para estar en condiciones de lanzar su producción. Es la noticia más esperada desde que comenzó la pandemia. Pero al mismo tiempo, esa noticia llegó enmarcada en la cruda realidad. No será un acto de magia, no cortará la pesadilla de un día para el otro. Relajar la cotidianidad sería equivalente al suicidio.
La noticia no tan buena, que también dio el presidente Fernández, es que tenemos virus para rato. Que habrá que prepararse para recibir la Navidad y el Año Nuevo con distanciamiento y sin bailes. Que las vacaciones, en el mejor de los casos, serán en algún municipio turístico de la provincia. Que las fronteras seguirán prácticamente cerradas. Que el transporte de cargas continuará con un monitoreo estricto al borde del hostigamiento, necesario pero incómodo. Que Educación deberá pensar en más clases bimodales.
La vacuna es un bálsamo. Traerá alivio y permitirá dar vuelta la página hacia adelante, nunca hacia atrás. Nunca regresar la historia hasta antes del Covid-19.
JAQUE MATE