Hace tiempo que la provincia aguarda una catástrofe de proporciones solo conocidas por los sanjuaninos en enero de 1944 y en noviembre de 1977. Desde aquella última vez que se estremeció el suelo y se cayeron los muros, comenzó la cuenta regresiva para el próximo evento sísmico. Frente a esa hipótesis dramática, la pandemia parece quedar reducida a un problema bastante menor o, al menos, manejable. Sin embargo, la experiencia que está sacudiendo al mundo entero por estos días aceleró los preparativos.

El Voluntariado Social San Juan que se lanzó este jueves con Cáritas Argentina, Scout Argentina y Cruz Roja Argentina es un paso concreto para esperar el peor de los escenarios, de la mejor manera posible. Desde el arranque, serán unas 2.000 personas entrenadas para actuar en la emergencia. Esto, sin contar la convocatoria abierta a todas las ONGs que quieran sumarse en esta instancia de formación.

Este cuerpo de voluntarios era una idea que venía en incubación desde la gestión anterior de Sergio Uñac, a través de Desarrollo Humano y de Protección Civil. Sin embargo, había quedado en los papeles. Las organizaciones involucradas estaban dispuestas y promovían que se materializara, pero al mismo tiempo tenían cierto recelo. El gobierno debió brindar las garantías suficientes de que sería una política de Estado, despojada de cualquier color partidario.

En ese diálogo no apresurado estaban, cuando el Covid-19 se tendió sobre todo el planeta e incluso llegó a San Juan. La pandemia aceleró los tiempos. Desarrollo Humano comenzó a trabajar de manera intensiva con las organizaciones civiles para la contención de las familias en situación de vulnerabilidad. El vínculo se estrechó por efecto de las circunstancias. El momento crítico sirvió además como recordatorio de que las catástrofes no avisan y siempre es oportuno tener todos los dispositivos listos.

Cáritas, Cruz Roja y Scouts vienen pregonando hace tiempo el voluntariado social y el gobierno reconoce en estas tres instituciones a los impulsores originales de la iniciativa. Pero igualmente van a convocar a más ONGs. Habilitarán un correo electrónico para abrir el llamado generosamente. Todas las manos serán necesarias llegado el caso.

El Coronavirus acercó a las partes y sirvió de recordatorio de la necesidad de contar con personas idóneas para la contención de la emergencia. Pero allí se agotaron los puntos comunes con una catástrofe natural como la que podría ocurrir en San Juan. Una alta fuente oficial lo dijo en off, con cierto pudor: "No es lo mismo un terremoto que la pandemia".

Para contener la peste hay toda una infraestructura en pie. Hoteles para aislar a los asintomáticos. Energía eléctrica disponible. Hospitales enteros y equipados que no requieren de campamentos de campaña. La lista podría seguir, aunque para muchos pueda representar un escenario demasiado aterrador como para seguir con la descripción. El terremoto no perdona absolutamente nada.

El Voluntariado Social San Juan parte de las conductas organizativas que tienen estas tres instituciones civiles, que cuentan con eslabones en todo el territorio y procedimientos internos bastante aceitados. Les falta una capacitación integral. Y darles una organización por encima, a través del Estado, que permita la toma rápida de decisiones en situación de catástrofe.

Lo que ocurrió este jueves en el Auditorio Eloy Camus no ha sido un mero lanzamiento. Cascos Blancos va a realizar las capacitaciones y al mismo tiempo va a ser un tutor-padrino del voluntariado en la provincia. Hay un avance derivado de las convesaciones desde hace mucho tiempo, pero hasta ahora nunca antes hubo la urgencia suficiente como para comenzar efectivamente.

La idea central es que cuando ocurra la catástrofe, no vaya cualquiera a la calle, sino personal acreditado. Las buenas intenciones suelen chocar con la cruel realidad. Se requiere entrenamiento para actuar rápido y salvar vidas. Por eso estas tres ONG son centrales. Además se sumó la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Juan, que antes había presentado un prototipo de carpa de emergencia.

Para muchos, la mayoría, para todos, la llegada de la pandemia es todavía motivo de angustia. Por supuesto es un sentimiento justificado. Sin embargo, vale utilizar el miedo como combustible. Y entender que la peste no es lo peor que le podría suceder a los sanjuaninos. Estar preparados parece, más que nunca, la mejor idea.


JAQUE MATE