Fueron dos mensajes oficiales con el mismo contenido. Casi el mismo contenido. El primero transmitió que 'la prioridad del Gobierno son los niños en las aulas'. El segundo, que 'la prioridad de Uñac, son los niños en las aulas'. Fue una sutil pero importante diferencia para poner la cuestión en términos personales, no solo institucionales.

La cuestión es la protesta de los docentes autoconvocados. Este lunes se cumplió el noveno día sin clases en el nivel primario y el sexto en el secundario, sumados los piquetes en calles céntricas y rutas troncales. En este contexto este lunes sucedió el primer contacto cara a cara entre ambas partes. Y ante la consulta periodística sobre los términos del diálogo, llegaron los dos mensajes oficiales citados al comienzo.

Al mediodía, una comitiva de autoconvocados fue recibida por el subsecretario de la Unidad Gobernación, Luis Rueda. Ellos pidieron y él también. Los manifestantes solicitaron achicar los plazos de los desembolsos. El funcionario les retrucó con una condición: para dialogar hay que volver a las aulas y liberar las calles. Se reunieron nuevamente por la tarde.

El gobierno cedió ante la presión. Otorgó el 61,1 por ciento hasta julio más el perdón de los días no trabajados. Hubo gritos y discrepancias en la asamblea de calle Paula. Un grupo de autoconvocados redobló la apuesta y pidió más. La oferta no se volvió a mover.

Podría el gobierno sostener con dureza el descuento de los días no trabajados como única respuesta ante el ausentismo sin el paraguas sindical. Podría también defender -con argumentos legales- que el único ámbito habilitado para negociar salarios es la paritaria. Pero el costo del conflicto extendido in eternum resulta elevadísimo.

La brecha entre los niños, niñas y adolescentes que tienen clases con normalidad porque asisten a colegios privados versus los que no han tenido una sola jornada normal se agrava. Ese solo factor justifica una intervención política más allá de las razones legales. El descuento de los días no trabajados, a la vista está, no desalentó la protesta.

Este lunes el secretario de Hacienda, Gerardo Torrent, pasó por Banda Ancha y dijo, abiertamente, que 'hay otro trasfondo que no es meramente salarial' detrás del reclamo de los autoconvocados. Sugirió un 'trasfondo político' y 'la interna sindical'. Y sostuvo que 'hay sectores que fogonean' a diario la protesta docente.

Torrent, pocitano, es uno de los funcionarios de extracción uñaquista pura. Fue además uno de los interlocutores oficiales ante los sindicatos en las paritarias. Llegó al estudio de televisión armado con planillas y gráficos. Defendió enfáticamente al gobernador en su decisión de no prometer salarios por encima de las posibilidades presupuestarias, porque eso hubiera significado poner en riesgo la sostenibilidad de las cuentas públicas. 

Pero habrá elecciones exactamente en dos meses y el desgaste de la gestión por el reclamo de los autoconvocados pone al gobierno en una encrucijada. ¿Hay que ceder contra las propias convicciones, contrariando los argumentos sostenidos hasta ahora? Aparentemente sí.

Es difícil medir el impacto de la protesta docente. Seguramente habrá encuestas, pero siempre será la foto de un momento. Se podrá remontar o no. Ahí entrará a tallar la política. Porque no todo se resuelve con billetes. A veces, a la plata hay que acompañarla con muñeca.

En voz baja protestaron algunos funcionarios considerados muy cercanos al gobernador por la pasividad de ciertos dirigentes de primer nivel cuando más se los necesitaba. Se puede presumir que las ministras de Hacienda, Marisa López, y Educación, Cecilia Trincado, no atendieron antes a los autoconvocados en respeto a una bajada de línea: la instrucción era hacer prevalecer el acuerdo paritario, amparado en la ley.

Pero luego hubo un silencio ensordecedor de otros referentes políticos de peso. Los intendentes, por ejemplo. Los diputados y diputadas también.

Si los jefes comunales pretendieron permanecer al margen y ahorrarse el costo electoral del conflicto, eventualmente les llegará la hora de afrontar un dilema similar en sus propios territorios. Torrent ratificó este lunes que la provincia no les mandará un peso adicional, por fuera de la coparticipación, para que puedan atender los incrementos salariales.

A medida que se fue extendiendo el conflicto empezaron a sonar con mayor contundencia las quejas internas. Los pases de factura. 'Lo dejaron solo a Sergio', apuntaron en voz baja. Cuando los reproches trascienden y llegan a la prensa, claramente hay interés en que se dé a conocer.

En 2022, cuando los autoconvocados salieron a manifestarse en el acto del 25 de mayo y dos semanas después lograban un acuerdo superador al que habían cerrado los gremios en paritarias, fue el propio Uñac quien hizo el anuncio. Llamó a conferencia de prensa con la ministra López en la Sala Cerdera de Casa de Gobierno. Se aplicó un aumento histórico en una sola cuota. Y se dispuso el cese inmediato de las medidas de fuerza. El paro se levantó de inmediato, a pesar de algunos sectores minoritarios que querían persistir.

Prácticamente un año después, aquel antecedente estimuló a los autoconvocados a repetir la operación. Con el nuevo incremento los salarios se llevan el 75 por ciento de los recursos coparticipables y queda solo el 25 por ciento restante para todo lo demás.

Todo indica que nuevamente hubo una intervención directa de Uñac. Quedó plasmado en aquel par de mensajes oficiales que respondieron a la consulta periodística de Canal 13. 'La prioridad del Gobierno son los niños en las aulas'. O, corregido, 'la prioridad de Uñac, son los niños en las aulas'.


JAQUE MATE