'El impacto de todas las medidas de Milei lo está pagando la gente', dijo la ex ministra de Hacienda Marisa López en Banda Ancha. Es una frase hecha, sí. Pero está respaldada por los números oficiales: el mayor aporte para alcanzar el equilibrio fiscal lo hicieron los jubilados. También los asalariados. No desesperen, pronto llegará la recuperación. Al menos eso predica el club libertario.

Todo es posible. Habrá que confiar en las fuerzas del cielo.

Sin embargo, hay una preocupación que excede la profecía de la recuperación en 'V'. Los más optimistas esperan una remontada tan vigorosa y veloz como la caída provocada por el plan recesivo, ideado para planchar la inflación crónica.

La ex ministra López habló de esta nueva preocupación que no pone en tela de juicio el pronóstico. Puede suceder, como viene diciendo el presidente Javier Milei, que Argentina despierte del letargo. Que llegue la famosa 'lluvia de inversiones' prometida por el fallido Mauricio Macri y finalmente el mercado despliegue su bendición sobre los simples mortales. 

Aún en este escenario idílico, un nuevo fantasma asoma. Es el que temen la ex ministra López y muchos otros economistas con experiencia en la cosa pública. Puede llegar la reactivación y la recuperación del ingreso, pero solo para unos pocos. Cerrar los números macro, con grandes bolsones de exclusión de manera permanente.

¿Acaso antes la Argentina estaba mejor? ¿Acaso el modelo previo generó condiciones de bienestar? Alberto Fernández entregó el país con más de 40 puntos de pobreza. Esa mochila es imposible de obviar. Ese mal recuerdo es uno de los mayores activos que tiene Milei.

El sábado pasado el analista financiero Christian Buteler publicó en su cuenta de Twitter que 'más de la mitad de la actividad se explica por el consumo privado' y, por lo tanto, 'no puede haber recuperación en V sin aumento del consumo'. Como tampoco puede haber aumento del consumo 'sin recuperación de los ingresos'. ¿Otro zurdo empobrecedor tal vez? No precisamente. Buteler declara en su perfil haber votado a Milei.

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Moraleja: el ingreso tendrá que figurar en la agenda, eventualmente.

El viernes pasado, apenas regresó de Buenos Aires, el gobernador Marcelo Orrego dijo que las conversaciones con Nación avanzan bien. Que hay voluntad de acompañar la nueva versión de la Ley de Bases. Mientras tanto, el alivio fiscal para las provincias se hunde en una nebulosa.

Orrego sigue defendiendo el regreso del Impuesto a las Ganancias en los salarios más elevados, aunque sus pares patagónicos lo rechazan y reclaman la coparticipación de otros tributos, como el Impuesto al Cheque o el Impuesto PAIS. Rezan para que el nuevo esquema esté suficientemente claro en el borrador de la Ley de Bases. Deberían recibirlo en estos días.

En tiempos de Cristina Fernández de Kirchner, los gobernadores oficialistas como José Luis Gioja cargaron con el estigma de haber funcionado 'a látigo y billetera'. Hoy le toca a Orrego acomodarse a esta lógica de disciplinamiento reñida con el federalismo.

Un colaborador muy cercano a Orrego reconoció en off que la mejor chance de San Juan es acoplarse al bloque de gobernadores de Juntos por el Cambio. En soledad, la provincia quedaría desnuda: es chica y no tiene un senador para ofrecer. Por lo tanto, Marcelo no tiene margen para plantarse con un tono autonomista como ya hicieron otros colegas suyos.

De la doctrina del látigo y la billetera de Cristina, pasaron a la doctrina del látigo sin billetera de Javier.

De la doctrina del látigo y la billetera de Cristina, pasaron a la doctrina del látigo sin billetera de Javier.

Todos deshojan la margarita. Mientras siga alto el acompañamiento popular a la política de motosierra, la decisión es silbar bajito. Es lo que está haciendo Orrego, pero también la oposición. Se advierte en la cautela peronista. Abundan las palabras cuidadas para criticar muy moderadamente. Sin cometer ningún exceso.

Ese fue el tono que utilizó el ex gobernador y actual senador Sergio Uñac cuando hizo su reaparición en público, en ocasión de la apertura de sesiones. Durante la semana habló con Jorge Fontevecchia y terminó haciendo más autocrítica hacia los errores cometidos por el peronismo que señalando diferencias con el modelo del León.

En la misma sintonía están los sindicalistas. Desde Pepe Villa, de UPCN, hasta Patricia Quiroga, de UDAP, evitaron pintarse para la guerra cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo en sendas entrevistas en Canal 13. Los salarios estatales y docentes perdieron notablemente, pero no hay un clima de reclamo social contra Milei.

Todo lo contrario. Cerca de un 50 por ciento sigue adhiriendo a la consigna de ajustarse ahora para estar mejor más adelante. Los analistas miran extrañados el fenómeno. Argentina y Milei son casos de estudio a nivel internacional. Hasta el Fondo Monetario Internacional sugirió aflojar un poco, no por sensibilidad social sino por puro pragmatismo. El modelo siempre estará atado a la tolerancia de la gente común. De las mayorías.

A cuatro meses de haber asumido, el León ruge con la misma potencia que el 10 de diciembre. ¿Hasta cuándo? Hasta que las fuerzas del cielo acompañen.


JAQUE MATE