Nobleza obliga, el futuro de Luis Rueda quedó condicionado al de Sergio Uñac. Aunque cada uno encabeza un partido distinto, el presidente del bloquismo renovó el compromiso con el gobernador justicialista más allá del 10 de diciembre, al identificarse como integrante de un mismo proyecto político. 

Esta atadura superó la barrera del 13 de agosto pero todavía le queda la meta del 22 de octubre. Si Uñac hubiera perdido la interna frente al giojismo, la onda expansiva habría golpeado también a Rueda. Él promovió la continuidad de la sociedad entre bloquistas y justicialistas, con la incorporación de Melisa Naveda en la lista de diputados nacionales debajo de Koki Chica.

Que Uñac ganara la primaria fue un alivio para todos de este lado de la grieta filoperonista. Como fue también un peso menos, que Juan Domingo Bravo haya caído en la interna de Juntos por el Cambio. Si se hubiese producido el resultado contrario, Rueda ya estaría sintiendo el embate de los disidentes encabezados por el hijo de Don Leopoldo.

Esta historia continuará. Rueda intentará la reelección como presidente del bloquismo en abril del año que viene. Falta una eternidad o un suspiro, según como quiera verse. En política el tiempo es relativo. En Argentina nadie se atreve a pronosticar cómo llegará diciembre. Mucho menos cómo será el escenario político dentro de prácticamente ocho meses.

Rueda padeció la derrota del Frente San Juan por Todos el 2 de julio, casi en la misma medida que el propio Uñac. Mucho más cuando la subagrupación 'Vamos San Juan' quedó tercera, debajo de 'San Juan Vuelve', liderada por José Luis Gioja. Haberse recuperado en poco más de un mes, el 13 de agosto, significó una bocanada de oxígeno para seguir dando batalla.

Este lunes en Banda Ancha el presidente del bloquismo se sentó a defender con contundencia el proyecto de Uñac, pero hizo extensivo el compromiso hacia Sergio Massa también. Será un juego a todo o nada.

El partido de la estrella terminó inserto en Unión por la Patria bajo protesta de algunos dirigentes que no querían ni quieren saber nada con Massa. Entre ellos, la mismísima vicepresidenta del bloquismo, Laura Adámoli. En la víspera de las PASO, ella dijo en Banda Ancha que iba a pedir libertad de acción para la general.

No es una mirada aislada la suya. Representa a un espacio -posiblemente minoritario en términos de estructura- que repele la gestión de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Solo Rueda y su construcción interna partidaria lograron sostener el pacto que había empezado a resquebrajarse. Las fisuras están. Contenidas, pero están.

Una eventual derrota el 13 de agosto habría hecho estallar el acuerdo Rueda-Uñac definitivamente. Pero no sucedió. Entonces, el presidente bloquista decidió apretar más el acelerador.

'Massa esta haciendo las cosas bien', dijo Rueda en Banda Ancha y generó una ola de réplicas en redes sociales. Salir a bancar el proyecto tiene costos. Como toda apuesta, puede acarrear beneficios si sale bien.

Entonces la clave estará en el veredicto de la elección general del 22 de octubre. Para que Rueda pueda mantenerse a flote necesitará, primero, que Uñac gane una banca en el Senado. Aunque más no sea, por la minoría. Que el gobernador no desaparezca del mapa del poder en San Juan.

La segunda condición será que Massa pueda pasar al balotaje y no quede eliminado en este escenario de tercios. Entonces la pulseada se extenderá hasta el 19 de noviembre, en segunda vuelta. El grupo interno del bloquismo que rechaza esta alianza extendida con el peronismo está esperando el menor traspié para activar el cambio de rumbo que hace tiempo viene reclamando.

Rueda confirmó que el bloquismo tendrá su propia bancada de tres diputados en la próxima Legislatura, pero admitió que funcionará en coordinación con los pares del uñaquismo. 'Vamos a trabajar en el mismo conjunto porque somos parte del mismo proyecto', advirtió en vivo en Canal 13.

Por lo tanto, serán tres votos anotados en la oposición a Marcelo Orrego dentro del recinto de Libertador y Las Heras. En esta línea, Rueda también confrontó con el vice electo, Fabián Martín, por las designaciones en la Justicia.

Martín reclamó que Uñac se abstenga de cubrir cargos en el Poder Judicial, ante la presunción de que algunos funcionarios salientes buscarían refugio en Tribunales. 'Ellos tendrían que ver archivos para atrás, algunas designaciones de su espacio', disparó el diputado electo por el bloquismo.

Rueda ensayó su rol opositor a menos de 100 días del cambio de gobierno. Dijo que 'hay algunos funcionarios suyos que fueron elegidos jueces' y que 'en las designaciones ellos también han sido parte porque tienen representación en la Cámara de Diputados'. Finalmente los tildó de 'irresponsables' por sembrar dudas sobre el Consejo de la Magistratura.

El episodio empezó a desinflarse. Aparentemente no será más que una anécdota en medio de la transición más larga que se recuerde desde 1999. Pero permite entender cómo se van posicionando los actores políticos. En el caso de Rueda, su jugada sigue siendo uñaquista ciento por ciento. Ahí, en ese espacio, está su póliza para sostenerse frente al embate interno de los disgustados.

La resistencia no es solo bloquista, sino también justicialista. Después de la derrota del 2 de julio, revivieron los reproches peronistas por el aporte real de los correligionarios en las urnas. La alianza se desgastó. Más que nunca, la suerte de Rueda quedó atada a la de Uñac.


JAQUE MATE