Es cierto, en Iglesia ganó el Frente de Todos tanto en la categoría de presidente y vice como en la de diputados nacionales. Sin embargo, en ese distrito alejado de la provincia la tijerita intervino de manera insólita, invitando al análisis entre líneas.

El dato concreto es que la lista de diputados nacionales del Frente de Todos, encabezada por José Luis Gioja, obtuvo unos 256 votos menos que Alberto Fernández. Y la fórmula liderada por Marcelo Orrego sacó 274 votos más que Mauricio Macri.

No parece un disparate interpretar que hubo centenares de iglesianos e iglesianas que combinaron el voto de manera inesperada, metiendo en el sobre la boleta de Alberto junto con la del santaluceño. Un cruce rarísimo, teniendo en cuenta que el candidato del macrismo en San Juan habló de no volver al pasado, de ponerle un freno al kirchnerismo y de todas las consignas emanadas del búnker duranbarbista.

Por el contrario, tanto Gioja como la bloquista Graciela Caselles fueron enérgicos defensores de ambos Fernández no solamente en contexto de campaña sino durante los años posteriores al 2015, cuando empezó la era Cambiemos. El más mínimo ejercicio de memoria alcanza para notar las diferencias y el aparente contrasentido de votar combinadamente presidente y vice de un lado de la grieta, más diputados del costado opuesto.

Consultado al respecto de este fenómeno, el intendente electo Jorge Espejo se escudó ayer en Banda Ancha detrás de la naturaleza del elector iglesiano, que ya hizo demostraciones durante todo el año. De hecho, el diputado departamental pudo derrotar a Marcelo Marinero solamente gracias al ejercicio de la tijerita, porque a él le tocó competir con boleta corta.

Sería pecar de inocentes no ir un poco más allá, para entender el por qué del corte que operó el pasado domingo. Fue equivalente al 10 por ciento de los votos que obtuvo cada frente. Si es mucho o no lo es tanto, también quedará sujeto a evaluación. Pero bajo ningún punto de vista debería pasar inadvertido.

En términos porcentuales, en Iglesia la fórmula Fernández-Fernández se alzó con el 51,68% de los votos, contra el 36,90% de Macri-Pichetto. Fue una diferencia de alrededor de 15 puntos.

Pero la lista encabezada por Gioja sacó el 49,37% de los votos, contra el 44,34% de Orrego. Apenas 5 puntos de distancia, un tercio de la ventaja que obtuvo la fórmula presidencial.

¿Es posible que esos votos cruzados, entre Fernández y Orrego, hayan sido operados políticamente? Sí, es posible. ¿Es posible que, más allá de la voluntad individual de cada elector, haya habido alguna campaña orientada, cara a cara, sin dejar rastro? También es posible. En cualquier caso, resultaría incomprobable una conjetura semejante.

En un contexto de victoria aplastante de la lista encabezada por Gioja y Caselles en toda la provincia, la estrechez de los números de Iglesia no movió la aguja general. Pero importa revisar si hubo algún pase de factura que les terminó costando el desgranamiento. La diputada bloquista, puntualmente, terminó en medio del tironeo entre los Marinero y Espejo. Apoyó a Chelo en la campaña y les tocó perder en el comicio municipal.

¿Y Gioja? Una fuente del poder iglesiano terminó reconociendo que todavía hay un sector rencoroso, por la intervención que decretó cuando era gobernador, a fines de 2006, removiendo al intendente Alfredo Allegui. Las facturas, en los dos partidos políticos no terminan de pagarse, evidentemente. 

Es esto, o simplemente el ánimo iglesiano de jugar con la tijerita, sin ninguna doble intención, sin ninguna mano detrás, sin mensajes encriptados. La respuesta quedó dentro del cuarto oscuro.


JAQUE MATE