La última ficha de Massa y el rebote impensado en los bloquistas anti-K
La suerte del superministro dependerá de su muñeca para contener la escalada inflacionaria. En San Juan podría ser el 'candidato tolerable'. Llamativa coincidencia de sectores enfrentados.
En toda la hojarasca que dejó la mesa electoral del Frente de Todos, hubo una idea recurrente. No se trata de Alberto ni de Cristina sino del tercero en discordia: Sergio Massa. La conclusión -bastante obvia- es que si el superministro de Economía no logra contener la escalada inflacionaria habrá rifado la única chance que tenía para su sueño presidencialista.
Pero esto es Argentina y la historia indica que después de las grandes crisis hubo también deslumbrantes recuperaciones, muchas veces fabricadas, pero siempre con resultado electoral palpable.
Massa se ha convertido en una figura estratégica para el escenario electoral sanjuanino. No ahora para los comicios del 14 de mayo pero sí para lo que vendrá inmediatamente a continuación que será la toma de posición rumbo a las presidenciales y por lo tanto también la definición de candidaturas a senadores y diputados nacionales.
Sergio Uñac dependerá mucho de su performance en este primer semestre para conservar el liderazgo a la hora de tomar las decisiones. Si gana, estará en condiciones inmejorables para ser quien reparta la baraja. Mismo razonamiento cabe para José Luis Gioja pero también por supuesto para el emergente Franco Aranda.
La suerte del Frente Renovador sanjuanino estará muy ligada a las posiciones que pueda escalar el ministro de Economía a nivel nacional. Todo eso está atado con piolín. Si Massa asciende, también el Frente Renovador. Si Massa cae, idéntica suerte le puede corresponder a su espacio en la provincia. Sin embargo el massismo ha demostrado una capacidad de adaptación asombrosa. Si no quedan primeros en las preferencias, siempre habrán de encontrar el punto justo del acuerdo conveniente.
Pero hay un espacio en particular que por estas horas mira de reojo y con mucho detenimiento la suerte del tigrense. Es el bloquismo. El presidente del partido de la estrella, Luis Rueda, dijo este martes en Banda Ancha que llegará el momento en que deban tomar posición. Y no será un debate sencillo, como sí lo fue refrendar el acuerdo con Uñac.
Hay muchos bloquistas que apenas tragan al gobierno nacional. Permanecen por disciplina partidaria y por cuidar el vínculo con el peronismo local. Pero no toleran a Alberto y mucho menos a Cristina. La incomodidad se agravó desde que el partido repatrió a los disidentes que habían acompañado a Enrique Conti.
A la cabeza de los disconformes con este gobierno nacional está la vicepresidenta del bloquismo, Laura Adámoli. No tuvo empacho la viuda del embajador Leopoldo Alfredo Bravo al plantear sus diferencias con Alberto, Cristina y compañía.
Siempre se ha dicho y escrito en esta columna que la opinión de Adámoli no es estrictamente suya ni se agota en sus convicciones personales, sino que refleja el sentir de una buena parte de este otro bloquismo que nunca sintonizó con el kirchnerismo. Es aquí donde la figura de Massa emerge como un interesante punto de encuentro, también para los bloquistas.
Una alta fuente partidaria reveló un dato hasta ahora no muy divulgado, sino más bien reservado: como es sabido, Adámoli encabeza la Fundación Banco San Juan. Tiene un vínculo muy estrecho con la familia de Enrique Eskenazi. Los banqueros tienen una particular proximidad con el ministro Massa, a punto tal que la prensa nacional atribuyó a una operación suya el desembarco del tigrense cuando el país se incendiaba en julio de 2022.
Esa es la lectura que algunos altos cuadros bloquistas empiezan a trazar a la distancia si el candidato del Frente de Todos fuera Massa, porque se hubieran dado las condiciones para ello. De repente ya no sería tan difícil reconquistar las adhesiones de los disidentes, con Adámoli a la cabeza. Dicho en otras palabras, Massa podría ser el candidato tolerable para este sector del bloquismo tan reactivo a Cristina.
Hay más. Graciela Caselles está concluyendo su mandato como diputada nacional. Estrechó vínculos con Massa cuando él era el presidente de la Cámara Baja a punto tal que más de una vez se barajó la posibilidad de que ella fuera candidata a intendenta no por el Partido Bloquista sino por el Frente Renovador. Eso no sucedió, pero su relación con el massismo está intacta.
Caselles representa a otra pata del bloquismo, muy diferenciada de lo que representa Adámoli y esto pone nuevamente en valor el punto de encuentro que repentinamente podría representar Massa.
En Canal 13, Rueda dijo que el bloquismo aspira a tener lista propia para senadores y diputados nacionales. El segundo semestre de este año -si no hay modificaciones- habrá primarias en agosto y generales en octubre. Allá por junio, apenas pasadas las elecciones provinciales, habrá que embarrarse en esta discusión por las candidaturas.
El bloquismo pretende recuperar autonomía, volver a tener una boleta con la estrella impresa, ya sin intercalar nombres con el PJ. Sería más fácil que esto sucediera si a nivel nacional se abriera el juego para una gran PASO como vienen pidiendo algunos sectores internos del Frente de Todos. Está por verse. Uno de esos aspectos pendientes es la suerte de Massa que, a esta altura, no será solamente de interés propio sino de alta repercusión aquí a 1.200 kilómetros de distancia.
JAQUE MATE