Argentina y San Juan están cursando la cuarta semana de restricciones a la nocturnidad, que a partir de mayo sumaron otros ajustes, pero los contagios, la ocupación de camas críticas y las muertes no ceden. Algo no está funcionando. El país registró este miércoles 663 fallecimientos, el peor número desde que empezó la pandemia de Coronavirus. Y San Juan volvió a sumar 4 víctimas fatales, nuevamente una de ellas fue una mujer adulta joven de tan solo 45 años de edad. Si no hay un cambio drástico de conductas, no alcanzarán los esfuerzos para detener este castigo impiadoso.

Hay diversos frentes en simultáneo y eso dificulta hacer proyecciones. Nadie puede o se atreve a pronosticar cuándo llegará el pico de la curva, cuánto falta para alcanzar el peor momento y si realmente hay alguna remota posibilidad de frenar a tiempo. Lo cierto es que San Juan desde la primera semana de mayo se encuentra oficialmente definida como zona de alto riesgo sanitario, de acuerdo a los parámetros establecidos por Nación.

Este criterio conjuga el crecimiento de casos, la velocidad con que se multiplican y la ocupación de camas de terapia intensiva. A pesar de las restricciones sanitarias, los números no aflojaron. Por el contrario, siguen altos y el saldo se traduce en un estrés del sistema. Pero ese estrés no es abstracto. Tiene dimensión humana

Fue uno de los aspectos que dejó en claro el médico terapista Matías Espejo ayer en Banda Ancha. Es miembro del gabinete de Salud Pública, a cargo de la Subsecretaría de Medicina Preventiva. Entre otras cosas, alertó sobre el brutal crecimiento de contagios en dos grupos etarios: los adolescentes y jóvenes de entre 14 y 25 años, por un lado, y los adultos jóvenes de entre 40 y 50 años, por el otro. Son quienes tienen mayor movilidad social, por estudio, por trabajo o por esparcimiento.

En la misma medida, la proporción de adultos de menos de 40 años en terapia intensiva se ha disparado asombrosamente en esta segunda ola. Estos adultos jóvenes en San Juan apenas demandaban el 1 por ciento de las camas críticas. Hoy equivalen al 10 por ciento. También empezaron a morir. Tiene relación directa con el crecimiento de contagios. A mayor volumen de pacientes infectados, mayor riesgo para quienes tienen alguna comorbilidad y posiblemente no lo sabían.

Estos contagios de adultos jóvenes en San Juan han crecido entre el 200 y el 345 por ciento según el subgrupo que se considere. La inmensa mayoría todavía no accedió a la vacunación. Si a esto se le agrega el nulo cuidado personal, la falta de distanciamiento y de tapabocas, el resultado solo puede ser dramático.

Sin embargo, alimentar la idea de que la vacuna será equivalente al punto final de la pandemia sería inoportuno. Sería tanto como alimentar expectativas de relajación casi como una trampa mortal. Para dar por terminada la pesadilla del Covid 19, el mundo entero debería alcanzar un alto porcentaje inmunizado. Y esto está lejos, muy lejos de suceder. Hasta entonces, no hay mayores opciones que seguir cuidando el distanciamiento social.

San Juan tiene un alto compromiso de internación en terapia intensiva. El sector público puede tener disponibles hasta 116 camas y el sector privado puede sumar hasta 110. Sin embargo estas 226 camas no están activas de un día para el otro. Se van sumando progresivamente en función de las necesidades. Espejo compartió estos números y aseguró que hasta ahora a nadie le faltó atención médica acorde a su gravedad. Pero también reconoció que cuesta cotidianamente conseguir lugar.

Si se habla únicamente de pacientes con Covid 19, los hospitales públicos tienen ocupado el 31por ciento de sus camas críticas. El sector privado, el 48 por ciento. Pero también están los pacientes de otras patologías que necesitan internación en terapia intensiva. Es por ello que las clínicas y sanatorios apenas tienen disponible el 2 por ciento para recibir nuevos ingresos.

'Cuesta conseguir cama, porque el aumento ha sido muy abrupto'. Palabras textuales de Espejo. La proyección de la curva es incierta porque está ligada directamente a la circulación de personas. Y también, a la presencia de las nuevas variantes que son bastante más contagiosas que las conocidas hasta el momento en la provincia. Se aguarda en las próximas horas un reporte del Instituto Malbrán que despejará las dudas. Pero si Mendoza, San Luis y La Rioja ya tienen su confirmación, lo de San Juan apenas necesita una confirmación oficial.

La falta de acompañamiento social es evidente. Se manifiesta en el número de contagios, de internados y de fallecidos, que se mantuvo constante. Eso no es bueno y pone a todo el sistema sanitario al límite. Pero no se trata de una cuestión de camas, aparatos o drogas, sino de personas que llevan más de un año batallando sin descanso. Y soportando también el embate emocional que llega con cada muerte.

El personal intensivista tiene que utilizar barbijo N95, lentes, máscara, mameluco, botas, guantes. Entra al box del paciente Covid 19 limitado en sus movimientos, con su rango de visión reducida, sin poder escuchar bien al resto de los trabajadores en ese momento. Cada intervención dura no menos de una hora. La guardia se hace pesada. A veces el esfuerzo rinde sus frutos, pero otras no. Lo sintetizó Espejo con una frase horrorosa:'Hemos despedido casi familias enteras en terapia'.

Detrás de los números hay historias personales. Detrás de cada médico, enfermero o auxiliar de Salud también. Que el aislamiento de los que padecen el Coronavirus no signifique invisibilizarlos. Tal vez imaginarlos ayude para empezar a tomar las decisiones correctas. Esas que no vienen en un decreto, sino en la conciencia de cada uno.


JAQUE MATE