Las materias pendientes de De los Ríos
Un par de aspectos planteados por los sindicatos se interponen en el regreso a clases presenciales. Uno de ellos es el económico.
Al menos dos cabos sueltos tiene el plan de retomar las clases presenciales en la primera quincena de marzo de 2021. Y ninguno de estos aspectos pendientes se refiere estrictamente a la pandemia, que tiene entidad propia para frenar cualquier intento si llegara a desbocarse la curva de contagios. Lo sanitario, sin embargo, puede quedar transitoriamente al margen hasta tanto el ministro de Educación, Felipe De los Ríos, termine de conciliar el par de materias pendientes que ya le plantearon los sindicatos docentes.
La primera de ellas es el protocolo de funcionamiento. Mientras el ministro asegura que San Juan ya tiene un reglamento acomodado para convivir con el Coronavirus, los gremios no piensan igual. Plantean que aquel contexto previo a la circulación viral comunitaria y con tan solo 22 casos positivos, era absolutamente distinto al que hoy atraviesa la provincia. Los representantes de los docentes gozan de una muy buena relación con 'Felipe', llamándolo así, por su nombre de pila. Tienen línea directa y hablan sin restricciones de días ni horarios. Se comunican en el mismo idioma y eso, en el ámbito educativo, es invaluable.
Pero aún con el tono cordial que envuelve las conversaciones, aún con una gran sonrisa dibujada de oreja a oreja, los sindicatos plantean que aquel protocolo de agosto merece mínimamente una revisión. Hay un argumento de peso a su favor, más allá de los números epidemiológicos: las clases presenciales se retomaron en Fase 5 y hoy la provincia continúa en Fase 3. Con muchas flexibilidades, es cierto. Pero la realidad cambió de manera innegable.
Para el gobierno provincial fue una conquista que, en la tierra de Domingo Faustino Sarmiento, se pudiera ganar la delantera el 10 de agosto al ser la primera provincia que volvía a abrir las escuelas, mientras el resto del país continuaba totalmente cerrado. Aquel ensayo duró poco. El 19 de agosto estalló el brote de contagios en Caucete y ya nada fue igual. Aquel argumento de ser la cuna sarmientina y permanecer con las aulas vacías hoy pesa doblemente.
La bimodalidad llegó para quedarse. Retomar la presencialidad de ninguna manera debería suponer el retorno a la vieja normalidad. Eso no ocurrirá en absoluto. Sin embargo, el diseño de la nueva normalidad todavía presenta algunos grandes signos de interrogación. El transporte de alumnos y docentes es uno de los temas centrales, que tendrá que ponerse sobre la mesa de diálogo más temprano que tarde. Solo el 5 por ciento de los docentes que dicta clases en los departamentos alejados tiene residencia en el lugar. El resto necesita trasladarse en trayectos de media distancia. En Fase 3, ese servicio solo se presta tres veces por semana.
La otra materia pendiente que tiene De los Ríos para hablar de reabrir escuelas no depende tanto de él sino de su par del Ministerio de Hacienda, Marisa López. Una fuente gremial confió off the record que ya hicieron el pedido formal, por escrito, de un reconocimiento salarial para todos los trabajadores de la educación a fin de año. Los números son durísimos: el aumento de haberes obtenido en 2020 llegó hasta ahora al 13,5 por ciento, contra una inflación que quedará apenas por debajo del 40 por ciento, de acuerdo a las proyecciones optimistas.
Son unos 27 puntos de pérdida, en una provincia que hasta el año pasado garantizó la cláusula gatillo. Hacienda tiene una frágil situación de recursos para administrar. Son cuantiosas las necesidades y muy acotados los ingresos. Reabrir la paritaria resulta prácticamente inviable si la pretensión es acordar un aumento de sueldos. La solución intermedia posiblemente sea una suma no remunerativa y no bonificable. Un esfuerzo por única vez, que no genere una erogación permanente. Y que a la par permita ganar tiempo hasta llegar a la próxima mesa salarial allá por febrero o marzo de 2021.
Por supuesto, el frente sindical docente no es el único que debe atender la ministra López. Salud Pública intenta destrabar el acuerdo con el Sindicato Médico por estos días y es cuestión de tiempo para que los gremios del escalafón general pidan alguna atención que descomprima el fin de año. Volcar recursos a salarios provoca un fuerte derrame en el consumo. Sería una alternativa necesaria para el sector privado que mira con preocupación la intempestiva suspensión del Ingreso Familiar de Emergencia. Eso impactará seguramente en una caída de ventas. Todavía más.
Es natural que el gobierno provincial fije como prioridad retomar las clases presenciales. Hay presión de algunos sectores de la sociedad civil, que no justifican el contraste de escuelas cerradas y bares, casinos y gimnasios abiertos. Pero también hay todo un esquema de proveedores que dependen de la actividad educativa plena para volver a trabajar. Por ejemplo, los servicios contratados para el traslado de los alumnos.
El gobernador Sergio Uñac viene de participar del II Foro de Líderes por la Educación, organizado por el Grupo Perfil de Jorge Fontevecchia, con el respaldo de la UBA y de la UNICEF. En realidad, el pocitano fue anfitrión. Puso la Casa de San Juan en Buenos Aires como sede para el encuentro. Estuvieron desde el ministro de Educación, Nicolás Trotta, hasta los referentes más encumbrados de la política educativa de todo el país. Todos, reunidos con un desvelo común: cómo reparar el daño causado por la pandemia.
Hay una decisión tomada. La presencialidad resulta insustituible porque iguala en las diferencias. Para caminar en esa dirección, no obstante, habrá que rendir un par de materias pendientes.
JAQUE MATE