El Día del Amigo vino acompañado de un dispositivo de controles policiales que hacía tiempo no se veía con tal intensidad en las calles de San Juan. Volvieron los conos, los autos detenidos en la orilla y las entrevistas con barbijo, registrando el destino de muchas personas, forzadas a dar explicaciones acerca de las razones de su circulación. En plena Fase 5 de distanciamiento social obligatorio, funcionó como un recordatorio de lo que fue y especialmente, lo que podría volver a ocurrir.

Hubo entre recelo y temor visible de parte de las autoridades sanitarias y políticas de la provincia, porque este 20 de julio encontró a los sanjuaninos y sanjuaninas con semi-plenas libertades para reunirse a festejar en bares, restoranes, patios de comidas y casas de familia. En la víspera se sabía que habría desplazamientos y concentraciones poco numerosas pero concentraciones al fin, mientras en el resto del país crecen las estadísticas de contagios. Aquí no proliferan únicamente por ese muro invisible que se elevó en los controles de ingreso por San Carlos, Bermejo y El Encón.

Pero, como se ha dicho reiteradamente, el filtro fronterizo no es invulnerable. En cualquier momento podría escabullirse algún paciente asintomático. En esa hipótesis, la única defensa que le queda a cualquier sanjuanino común es el cúmulo de medidas de distanciamiento, barbijo, lavado frecuente de manos e higiene de los espacios compartidos. Nada nuevo hubo desde el 20 de marzo, cuando comenzó la cuarentena, que evite estas medidas para acotar las posibilidades de transmisión del virus. No hay vacuna, no hay medicamentos. Hay ensayos. Y muchas camas disponibles, en caso de ser necesarias.

Este 20 de julio se registraron 2.556 casos en la provincia de Buenos Aires, 1.090 en la Ciudad de Buenos Aires, 30 en Chaco, 4 en Chubut, 39 en Córdoba, 18 en Entre Ríos, 84 en Jujuy, 25 en Mendoza, 17 en Neuquén, 21 en Río Negro, 1 en Salta, 1 en San Luis, 24 en Santa Cruz y 27 en Santa Fe. San Juan zafó al igual que Catamarca, Corrientes, Formosa, La Pampa, La Rioja, Misiones, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.

Los números son precarios. Describen apenas lo que pasó, pero no permiten anticipar demasiado lo que sucederá. No al menos, hasta que haya circulación viral comunitaria. Por el momento, las calles sanjuaninas están libres del germen. La escena se convierte en una invitación a la normalidad. Entonces las medidas corren el riesgo de diluirse en la cotidianidad. Cuesta recordar el contexto pandémico. Hasta que brilla a la distancia el cono naranja de la policía con las luces azules de los patrulleros y hay que buscar rápidamente el barbijo dentro del auto.

El gobierno provincial difundió este lunes un corto que pretende hacer un llamado a la reflexión. "¿Qué pasaría si te dijeran que volvemos al aislamiento total?", dice una voz femenina en off. A continuación, el efecto sonoro del viento del desierto acompaña las imágenes de comercios cerrados y calles inmóviles. Si a algunos les cuesta imaginarlo todavía, ahí están las tomas de archivo, del pasado muy reciente.

Ha sucedido en otras provincias argentinas. El brote de contagios derivó en un retroceso en la cuarentena que impactó económicamente, pero también emocionalmente en cientos de miles de habitantes. Los sanjuaninos no están exentos de que eso ocurra. La semana pasada la ministra de Salud, Alejandra Venerando, pronunció con alguna dificultad una nueva palabra en el glosario pandémico, que habrá que aprender de inmediato: "desescalada".

Viene desde España, donde les tocó debutar con el Coronavirus un par de meses antes que en Argentina. La península ibérica es el espejo que mira el presidente Alberto Fernández y por lo tanto, también el conjunto de los gobiernos provinciales. Desescalar la cuarentena es equivalente a un plan para salir del confinamiento. Pero también funciona en el sentido inverso, es decir, para retroceder en las flexiblidades si la multiplicación de casos encendiera la luz amarilla.

El Covid-19 circula por las rutas argentinas y hace tiempo intenta perforar los límites sanjuaninos. Para evitar que suceda, están los controles sobre transportistas y el aislamiento de repatriados. Pero con esto no alcanza. Las medidas individuales resultan indispensables para que todo tenga sentido. Volver al aislamiento total es una de las posibilidades en San Juan y hay que decirlo de manera explícita. Sería un escenario dramático, indeseado, pero totalmente factible. Tanto que Salud Pública ya sabe cómo funcionaría. Está escrito en papel. Los controles policiales en el Día del Amigo sirvieron como recordatorio de esta nueva normalidad precaria. De esta libertad condicional.


JAQUE MATE