El lunes pasado Sergio Uñac llamó a todos 'sus' intendentes a una reunión en el PJ. A puertas cerradas, sin testigos. Pero el contenido del encuentro igualmente se filtró. Hablaron de la coyuntura política y económica. A los jefes comunales los desvela la paritaria con sus trabajadores. Igualmente el tema de fondo no fue ese, sino la interna justicialista. Ya hay fecha tentativa y un operativo clamor en marcha, para que el ex gobernador y actual senador permanezca al frente del partido. Bomba.

El dato fue verificado por dos fuentes del espacio. Uñac todavía no anunció sus intenciones, pero el armado empieza a pintarse, por primera vez, con independencia del giojismo. Aquel ensayo preliminar de un gran acuerdo superador y transversal hoy está bajo amenaza. La idea de una lista de unidad se apaga.

Si Uñac encabeza, el giojismo armaría lista propia. La confrontación nunca fue la primera opción. Por eso tanto uno como el otro habían manifestado que darían un paso al costado, con el afán de facilitar el entendimiento. Pero pasaron cosas.

Según trascendió, Uñac les dijo a los intendentes que les garantizaba la presidencia de cada junta departamental. Para ello, el senador se comprometió a convencer a todos los heridos para allanar el camino de los caciques municipales. Esta póliza les asegura la conducción política en cada jurisdicción.

Hay que tener en cuenta que quedaron muchos enojados tras la contienda que abrió el sistema SIPAD o Ley de lemas en 2023. Uno ganó y el resto se tuvo que ir a la casa, con sed de venganza. Uñac usará su cuota de liderazgo para aplacar los rencores. ¿A cambio de qué?

Bueno, todo indica que los intendentes deberían ser agradecidos con el ex gobernador. Si él los banca, ellos deberían, recíprocamente, pedirle que se ponga al frente de la conducción partidaria. Es decir, que siga como presidente del PJ. En política esto se llama operativo clamor.

En rigor, Uñac les pidió a los intendentes que vayan pensando en algún dirigente para encabezar. Les transmitió que no está seguro de ser él la persona indicada. Pero dejó un mensaje que ayudó a interpretar mejor las coordenadas.

El senador les recordó a los jefes comunales que entre todos ganaron el 14 de mayo. Y que José Luis Gioja, en persona, 'no ganó absolutamente nada', salvo dos bancas en la Legislatura. Analizaron que Franco Aranda ya no le responde. Ni Fabián Gramajo. ¿A cuento de qué vino este racconto?

La conclusión es que conformar un triunvirato, en honor a la unidad, sería tanto como 'regalar' el 33 por ciento a un sector que no representa esa porción en la torta peronista. Este análisis solo puede derivar en una batalla en las urnas otra vez, como sucedió en marzo de 2020.

En aquel momento, Uñac se quedó con el 70 por ciento del partido y Gioja con el 30 por ciento restante. Sin embargo, ha pasado mucha agua debajo del puente. Y aún los uñaquistas más fieles evalúan los daños colaterales de ofrecer otra vez un espectáculo indeseable para una sociedad asqueada.

Un operador reconoció, sin embargo, que los tiempos se acortan y por ahora no asoma con claridad ninguna otra figura que pueda opacar al senador. Los intendentes se verían impedidos de encabezar, porque ninguno tendría la libertad de rivalizar con el gobernador Marcelo Orrego sin pagar el costo. A los jefes comunales les alcanzaría con liderar sus distritos, que no es poco. Lo provincial requiere otro tipo de destrezas, fundamentalmente en un momento tan crítico como el que se avecina.

Tampoco prosperó hasta ahora la posibilidad de una figura de transición, como Walberto Allende. El diputado nacional se ha distanciado de Uñac. No están peleados pero hace tiempo no hablan. Hace algunos meses el nuevejulino aparecía como una figura de enlace entre uñaquismo y giojismo. Su militancia es innegable. Pero su mayor atributo era, posiblemente, que no representaba una amenaza: nunca sería candidato a gobernador en 2027.

Ese es el asunto central en esta madeja de hipótesis. Si Uñac fuera reelecto como presidente del PJ, podría mantenerse en el horizonte de los eventuales rivales de Orrego. Es futurología, sí. Pero la conjetura existe.

Además de la pelea remanida con el giojismo, el uñaquismo se enfrenta con otro escollo. Son todos los compañeros que tuvieron que desalojar sus oficinas el 10 de diciembre y quedaron en la calle, sin ocupación ni sueldo. Los lugares para ofrecer se redujeron drásticamente. El listado de asesores del senador alcanzó solo para algunos ex miembros del gabinete como Claudia Grynszpan y Francisco Guevara, incluso para el ex vicegobernador Roberto Gattoni. Los soldados rasos la vieron pasar.

¿Alcanzará un abrazo fraternal para recomponer vínculos?

El lunes también se habló de la fecha tentativa. En marzo se convocaría al Consejo y al Congreso partidarios para poner el día de la interna: el 10 de mayo. Por lo tanto, la cuenta regresiva ya comenzó. Y va pintando el operativo clamor.


JAQUE MATE