Sigue siendo enigmático para muchos, el futuro de Producción y Trabajo tras el consumado cambio de mando. Este 2019 que termina quedará marcado como el año bisagra, en que Roberto Basualdo le pasó definitivamente la posta a Marcelo Orrego, abriendo un nuevo ciclo que apenas muestra algunas pistas para anticipar conclusiones.

El senador se consolidó durante una década y poco más, como la segunda fuerza de la provincia. Con estructura en los 19 departamentos, con cierto reflejo para vincularse nacionalmente y con competitividad electoral propia, porque ningún otro tuvo el caudal que él garantizaba. Ninguno, claro, hasta la aparición de su primera camada de dirigentes propios.

Ya en 2015, Basualdo pretendió darle el empujón a Orrego para que se posicionara provincialmente como candidato a gobernador, pero el santaluceño resistió para quedarse en su municipio, consolidarse como líder del distrito y recién entonces asomar la nariz en 2019. 

No se equivocó el joven heredero político, porque logró que prácticamente toda la oposición tuviera que orbitar a su alrededor. Pudo polarizar con Sergio Uñac y cerrar el periplo con nada menos que 38,5 puntos de acompañamiento en las urnas. Para los basualdistas u orreguistas -habrá que empezar a cambiar el neologismo- Marcelo apenas empezó.

Como se ha dicho ya reiteradamente en estas columnas, a diferencia de Basualdo, Orrego mostró mayor vocación de poder. Conformó listas con menos generosidad con sus aliados circunstanciales. El saldo es que la Legislatura debutará el 10 de diciembre con varias caras nuevas salidas del semillero de Santa Lucía y Rivadavia. El mismo día, Marcelo dejará el municipio en manos de su hermano, Juan José, y partirá rumbo al Congreso Nacional.

En su carrera política, será un paso importante empezar a codearse con referentes de otro calibre. Es verdad, fue asesor de Basualdo y ya conoce sobradamente el manejo parlamentario. También mantuvo contacto con dirigentes nacionales cuando fue intendente por dos periodos. Pero ahora ocupará una banca cuyo voto será valioso en extremo, en un recinto muy repartido.

De todas maneras, no parece haber en el horizonte de Orrego una permanencia estática en Buenos Aires. Un importante miembro del Frente Con Vos, comentó días atrás que se ha tomado la decisión de atender mucho, como nunca antes, a toda la tropa de los 19 departamentos en San Juan. Aprendieron que desarmar estructuras y volver a conformarlas cada vez que hay elecciones, nunca será suficiente para crecer. Por eso decidieron cambiar la estrategia.

Habrá, entonces, una conducción partidaria dispuesta a escuchar largamente a todos los que tengan algo para decir. Brindar contención, se define en la jerga política. O, en otros términos, sostener el ritmo de campaña, aunque con diferente intensidad, durante todo el tiempo posible. Orrego a la cabeza, por supuesto, pero también ocupando un lugar destacado Fabián Martín o Sergio Miodowsky.

Aún así, después de desmenuzar algunos aspectos del orreguismo que comienza, sigue siendo enigmático para muchos, el futuro de Producción y Trabajo. Anticipar conclusiones, como siempre, significa correr el riesgo de todo apresuramiento. Sin embargo, cabe contrastar las diferencias.

Marcelo no es Roberto. Orrego no es Basualdo. Hasta dónde llegue su vocación de poder, dependerá de él mismo. El contexto hará la parte restante. Las carreras políticas no se construyen únicamente con victorias, sino fundamentalmente con los caminos recorridos.

JAQUE MATE