¿El voto anti peronista o anti kirchnerista -cuya versión sanjuanina sería el anti giojismo y anti uñaquismo- es voto mileísta? Esa fue la opción del ballotage del 19 de noviembre. Pero la opinión pública nunca fue estática. Evidentemente los hermanos Orrego interpretaron que pueden construir su propia mayoría, por encima de esa división. Será un caso de estudio, si resultara efectivo.

En la montaña rusa electoral que significó el 2023 para los sanjuaninos y las sanjuaninas, las victorias se repartieron como si fueran naipes. 

El 14 de mayo arrasaron los candidatos del justicialismo y aliados. Pero el 2 de julio Marcelo Orrego se convirtió en gobernador. El 22 de octubre el peronismo por un mínimo margen retuvo las dos senadurías. Las diputaciones nacionales quedaron seccionadas en tercios. El 19 de noviembre Javier Milei se impuso de manera aplastante en todo el país. En San Juan superó la marca.

Orrego asumió el 10 de diciembre con un dato fresco: seis de cada diez electores había optado por el cambio libertario. Con esas cartas le tocaría jugar en adelante.

Orrego asumió el 10 de diciembre con un dato fresco: seis de cada diez electores había optado por el cambio libertario. Con esas cartas le tocaría jugar en adelante. Las medidas que vinieron a continuación fueron consecuentes con ese nuevo tablero.

Sin embargo, el gobernador resolvió no convertirse. No abandonó su color amarillo por el violeta en ascenso. Tampoco se declaró opositor. Eso le hubiera costado de inmediato que lo acusaran de kirchnerista. Hasta ahora fueron prácticamente cinco meses de equilibrismo extremo.

En esa misma tónica se mantuvo Juan José Orrego el pasado viernes en Banda Ancha. El hermano menor del gobernador, Kanki, ubicó con notable sencillez el lugar donde decidieron pararse. Como ya se dijo en esta misma columna, encontraron su propia órbita. Única y exclusiva. Enfrentados al peronismo/kirchenrismo. Pero sin sumarse a La Libertad Avanza tampoco. Incluso, permitiéndose marcar alguna diferencia con la Casa Rosada.

Kanki reconoció en Canal 13 que la coyuntura es difícil y que es tema de conversación con sus vecinos del municipio. Igualmente se mostró optimista. Dijo que después de la tormenta siempre viene la calma. Y cargó las culpas sobre la gestión anterior, la de Alberto, Cristina y Massa. 'Hay que mirar porqué estamos así, hay que mirar hacia atrás', acusó el intendente.

Listo. Cualquier incauto habrá pensado que los Orrego ya pusieron en marcha el plan de acople libertario. No tan rápido. No ahora, al menos.

'Creo que la gente está dándole los tiempos a un gobierno que arranca y tiene que acomodarse', dijo Kanki. Pero lo más interesante vino a continuación, cuando, al pasar, sugirió una micro disidencia: 'Creo que hay algunas decisiones acertadas y algunas que no son tan acertadas'. No abundó en detalles. Cada vez que la entrevista ajustó las preguntas y las repreguntas en busca de definiciones más finas, el intendente encontró la manera de salir.

Kanki rechazó ser encasillado políticamente. 'Algunos me preguntan si soy de izquierda o de derecha. No, no, yo busco que a la gente le vaya bien', sostuvo el hermano menor del gobernador. Su definición habrá irritado a los más puristas, a los que consideran que no hay lugar para medias tintas, a los militantes de la polarización.

Esa estrategia de flotación lejos de los extremos proviene del origen mismo de Producción y Trabajo. Su fundador, Roberto Basualdo, acuñó aquello de 'acompañar todo lo bueno y oponerse a todo lo malo'. Una definición tan genérica le permitió dialogar con un diverso abanico: desde Cristina Fernández de Kirchner hasta Mauricio Macri. También logró entenderse con José Luis Gioja y con Sergio Uñac, en un pacto de gobernabilidad que marcó las últimas décadas de la provincia.

Los hermanos Orrego no llegaron para romper ese código, aunque tengan su impronta. La primera diferencia con respecto a Basualdo es que a ellos les toca ser oficialismo. No es poco.

Desde que empezó a gobernar Milei las reglas de la política se vieron totalmente alteradas. Se quemaron los manuales tradicionales. Todo fue disrupción. Sin embargo, en el peronismo todavía miden escenarios con lógica de polarización. Desde ese punto de vista, todo aquel que se oponga al modelo libertario tendrá que volver al PJ. En tal caso, Orrego estaría en un problema. Las terceras posiciones suelen diluirse en medio de los extremos.

Por supuesto esta especulación está vinculada al 2025. ¿Acaso todo se debe someter al imperio de lo electoral? Antes de llegar a los comicios de mitad de mandato, Orrego tendrá que abocarse a la gestión en una de las crisis económicas más difíciles que recuerde la historia democrática argentina. Esto no lo exime al gobernador de mirar con el rabillo del ojo aquella parada. Para él también será un test. Un plebiscito.

Cada vez que los hermanos Orrego renuevan su crítica al peronismo/kirchnerismo, están hablándole a su electorado. El que les dio la victoria el año pasado.

Por lo tanto, cada vez que los hermanos Orrego renuevan su crítica al peronismo/kirchnerismo, están hablándole a su electorado. El que les dio la victoria el año pasado. Cada vez que acompañan o justifican al presidente Milei están siendo coherentes con esos votantes. Pero cada vez que se diferencian del modelo libertario, están generando los anticuerpos para no quedar pegados a la motosierra. Porque la motosierra lastima.

Años atrás un alto funcionario explicó, en una charla reservada, que las empresas cuentan sus ganancias en millones de dólares, pero la política solo cuenta los votos. Esa definición no distingue partidos. Es universal. Como es evidente que Marcelo y Kanki construyen su propia mayoría.


JAQUE MATE