Más que un acuerdo, una prueba
Los secretos detrás de la convocatoria de Uñac, las expectativas y la responsabilidad compartida para salir de la cuarentena.
Sergio Uñac tendrá que compensar la euforia con la prudencia este jueves particularmente, al presentar el "Acuerdo San Juan", el pacto social del que habló el sábado durante el aniversario de la fundación como receta colectiva para contrarrestar la parálisis y el pesimismo provocados por el Coronavirus.
La euforia radica en que este es un viejo anhelo del gobernador. Figuraba en su hoja de ruta hace tiempo esta concertación de un documento que reúna las expectativas de las principales fuerzas políticas, el sector público y privado, los patrones y los trabajadores, las organizaciones sociales y religiosas. La pandemia precipitó las cosas y forzó su implementación mucho más rápidamente que lo previsto.
La euforia de Uñac también se explica en que solo San Juan podría dedicar energía a una tarea no urgente, como la planificación articulada en 16 mesas. Cada una con una decena de personas, confluirá en una videoconferencia con Casa de Gobierno. La situación epidemiológica local permite dar un paso concreto hacia la salida de la cuarentena. No podría embarcarse en algo semejante el área metropolitana de Buenos Aires u otras provincias argentinas jaqueadas por la peste. Mucho menos podría hacerlo el gobierno nacional, aunque las intenciones estuvieran.
Eso es precisamente esta convocatoria, un paso en firme para pensar en el corto plazo hacia dónde debería apostar la provincia para despabilarse luego de estos tres meses de confinamiento. Es verdad que actualmente más del 90 por ciento de la economía está habilitada para funcionar. Pero también es cierto que sus rendimientos, su rentabilidad, ni siquiera se parecen a los anteriores al 20 de marzo. Esto, sin considerar que el país ya venía enterrado en una recesión brutal con la mayor inflación de las últimas dos décadas, durante la presidencia de Mauricio Macri y Cambiemos.
La euforia uñaquista también obedece a que aún con dificultades, la administración pudo pagar los aguinaldos de los estatales de manera completa, sin posponer la fecha ni dividir en cuotas, como por ejemplo ocurrió en Mendoza. Allá recién en septiembre comenzará el desembolso, en etapas. Por supuesto que hay fundamentos de sobra para explicar los inconvenientes. La pandemia se llevó puesta la poca economía que quedaba en pie.
San Juan pudo hasta ahora prescindir del Fondo de Reserva Anticíclico, equivalente a dos grillas salariales completas. La ministra de Hacienda, Marisa López, admitió que estuvo en consideración echar mano de esos recursos, frente a la estrepitosa caída de los ingresos. Pero hubo alquimia, resignaciones compartidas, aumentos paritarios aplazados. Hubo día después.
Nada de esto dirá Uñac y si lo hace, será una frase suelta en el marco de una convocatoria que no admite euforias, sino mucha razonabilidad. La prudencia también hizo que se desechara la posibilidad de una gran convocatoria frente al Monumento al Deporte. Y que se optara por la sobriedad de una sesión de Zoom, en honor al distanciamiento social estricto que se ha impuesto a todos y todas. No hubiese sido oportuno que el propio gobierno ofreciera la imagen de una multitud, más allá de que fuera al aire libre y con barbijos.
Es una apuesta fuerte en lo político. El gobierno guarda grandes expectativas acerca de los resultados. El plan es que en un plazo acotado haya un documento con conclusiones, incluso algunas que puedan provocar virajes drásticos en la dirección que adoptó Uñac desde diciembre de 2015. Dicho así, muchos esperarán ver para creer. Pero el compromiso será respetar a rajatabla las sentencias que surjan del trabajo de cada comisión, que luego se irá cruzando para encontrar los puntos comunes.
El riesgo, siempre latente en un trabajo de esta magnitud, es que se diluya el esfuerzo. Que se desgrane con el paso de los días. O incluso que el proyecto final se convierta en letra muerta. Hay ejemplos de sobra en la historia argentina reciente y no tanto. Pero también hay casos de estudio a nivel internacional, porque significaron una ruptura histórica, una oportunidad aprovechada para lograr el crecimiento. Posiblemente el más renombrado en estas tierras haya sido el Pacto de la Moncloa.
Dependerá de Uñac y su gabinete, tener la amplitud para convocar verdaderamente a todos y todas. Para saber escuchar. Pero apenas se disponga la mesa para el diálogo, la responsabilidad será compartida. Si hay mezquindades, se notarán de inmediato. Si se cuela alguna chicana, también. Ojalá la pandemia no haya pasado en vano.
JAQUE MATE