En palabras de Javier Milei, en noviembre el alza de precios rondará el 15 por ciento y en diciembre saltará al 20 por ciento, debido a la estacionalidad. Si se cumple la profecía, serán los peores meses de todo el 2023. Y será responsabilidad del gobierno saliente por la alta emisión monetaria, según el presidente electo. Hacia adelante el panorama será todavía más sombrío. Equivalente a cruzar el desierto en ojotas.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol, para seguir con la metáfora. Milei llegará al poder embanderado con la vieja muletilla de la pesada herencia. Ese argumento fue pasando de gestión en gestión entre los modelos antagónicos y solo conformó a los sectores más ideologizados. El argentino común cada vez que le empezaron a doler los pies salió a quejarse. Poco le importó la carga de las culpas.

La asfixia económica fue uno de los grandes detonantes del resultado electoral de 2023. Milei ganó con un mensaje de ajuste y mano dura, como condición imprescindible para la recuperación posterior. Tras la victoria, le puso plazo a la malaria: Argentina enfrentará de 18 a 24 meses de inflación elevada. ¿Más alta que la actual? Es probable, toda vez que el plan incluye la liberación de los precios.

'Voy a liberar todos los precios que pueda, porque hay algunos que todavía no puedo por las bombas que dejó este gobierno', dijo el presidente electo este miércoles en una de las entrevistas ofrecidas tras regresar de Estados Unidos. Igualmente no habría que esperar gradualismo. Nunca fue su plan. El 55 por ciento votó la política de shock. El 60 por ciento en San Juan.

¿Todos los electores son conscientes de lo que implica la motosierra? En breve podrá testearse. Para el gobernador electo Marcelo Orrego, el panorama se presenta delicadísimo. Antes de asumir sabe que enfrentará una inflación galopante -posiblemente peor a la actual- con una caída de la actividad económica, una torta coparticipable reducida y un clima social herido.

Milei les mandó a decir a los gobernadores que vayan sacando cuentas para hacerse cargo de sus gastos sin esperar asistencia de Nación. El plan de ajuste en la obra pública es decisión tomada. Ahí donde caiga la motosierra libertaria, Orrego tendrá dos opciones. La primera será echarle la culpa al presidente cuando le llegue el malhumor de las empresas y los obreros de la construcción. La segunda será aportar fondos provinciales para mitigar los impactos y, con algo de suerte, generar una burbuja sanjuanina.

Según la gestión saliente, Sergio Uñac y su ministra de Hacienda, Marisa López, le dejan a Orrego cuentas equilibradas, bajo nivel de endeudamiento y caja suficiente para pagar la grilla salarial de diciembre y el medio aguinaldo. De ahí en adelante, la historia todavía está por escribirse.

El diputado nacional electo José Peluc le presentó estos números a Milei en una reunión mantenida a fines de la semana pasada. Este miércoles dijo en Banda Ancha que San Juan recibe 'beneficios' y tendrá que afectarlos a las obras donde Nación pudiera cortar su financiamiento. 'No podemos tener una provincia llena de plata y sin servicio a la gente', advirtió el legislador libertario.

Su declaración calza a la perfección con el discurso nacional mileista. A las provincias les llegó la hora de poner el pecho, no solo en lo presupuestario. La cuestión no se limita al reparto de fondos. Detrás de las partidas, hay intereses creados. Necesidades parcialmente satisfechas. Cerrar el grifo de un día para el otro despertará protestas. No es vaticinar la desgracia, sino simplemente interpretar el escenario.

Los empresarios sanjuaninos de la construcción se cruzaron con Peluc en Buenos Aires. Le hicieron el planteo y el diputado electo les contestó tajantemente: 'Tenemos que ir buscando otra forma de financiamiento'. El modelo se remite a los '90, cuando las obras eran privadas con subsidio parcial de parte del Estado y el resto del presupuesto era aportado por algún inversor interesado en el negocio a futuro.

¿Quién pondría dinero en una obra de gran envergadura en San Juan? Según Peluc, en la medida en que Argentina se logre estabilizar, se abrirán nuevas puertas en los mercados internacionales. El punto más crítico en este sentido tal vez sea el de los tiempos. No se puede poner en pausa la provincia hasta que llegue la recuperación. Este paréntesis es lo que podría definirse como el desierto en ojotas.

Orrego tendrá que sentarse frente a frente con los sindicatos estatales allá por febrero para acordar los salarios con la certeza de que el año 2024 y al menos una parte del 2025 serán altamente inflacionarios. Con la seguridad de que la actividad económica tendrá una caída, por lo tanto la recaudación será menor y la coparticipación se achicará en términos relativos. Más necesidades con menos caja, en definitiva, es lo que podría definirse como el desierto en ojotas.

¿Qué nivel de tolerancia tendrá el sanjuanino promedio? Orrego contará con su alta aprobación luego ganar las elecciones con más del 50 por ciento de los votos el 2 de julio. Podrá montarse también en el 60 por ciento que optó por el cambio en el ballotage presidencial el 19 de noviembre. Cruzar los dedos para que las ojotas resistan. Y el desierto termine de una buena vez.


JAQUE MATE