No hay lugar para esa grieta
A la división entre cuarentena sí-cuarentena no, San Juan le sumó otra mucho más peligrosa que se debe detener de inmediato.
A pesar de la reiterada imagen de Alberto Fernández con Axel Kicillof de un lado y Horacio Rodríguez Larreta del otro, la grieta goza de buena salud. A pesar visible del esfuerzo del ultra-k y del referente más importante del PRO en gestión, por encontrar un camino de diálogo, siguen aflorando los discursos satelitales más agresivos. El consenso sirve para gobernar pero deja pagando a quienes aspiran a provocar un cambio en 2023, pasando previamente por las elecciones legislativas nacionales del año próximo. Así de mezquina puede ser la política a veces, aunque no se termine de blanquear. Es y siempre fue la urna, para conquistar el poder.
El que gestiona, que jamás olvida esa instancia electoral porque de hacerlo estaría obviando un factor crucial para sostenerse a futuro, tiene la energía necesariamente distribuida en las urgencias de la administración. Ni qué decir, si le toca hacerlo en medio de una pandemia con pocos precedentes en la historia de la humanidad. La ferocidad del Covid-19 por su contagio exponencial ha devastado la economía a escala planetaria. Argentina, que venía de dos años de recesión con inflación, integraba los grupos de riesgo. Lo que para otro país podía ser un resfrío, para esta tierra fue motivo suficiente para ir a terapia intensiva. Con respirador artificial.
Pero el tema económico no es por ahora el objeto. Sí lo es la grieta. Paradójicamente, hasta el jefe de Gobierno porteño cayó en desgracia bajo las críticas de la tropa militante tuitera, por su afinidad de criterio con la Casa Rosada y la nueva extensión de la cuarentena, con más restricciones. No es para menos, el Área Metropolitana de Buenos Aires concentra el 90 por ciento de los casos positivos de Covid-19. Pero la estadística epidemiológica no es argumento suficiente para conformar a los más ariscos al confinamiento.
Entonces, la nueva versión de la grieta se resume en cuarentena sí-cuarentena no. La simplificación ayudará a entender los bandos, más allá de los matices que caracterizan a uno y otro sector. Hay dirigentes políticos, empresarios, trabajadores, medios y periodistas, de uno y de otro lado. No debería asustar el disenso, si no fuera porque en el medio hay vidas en juego. Y subsistencia económica también.
Queda demostrada, en consecuencia, cierta vocación por encontrar los extremos. La lógica del River-Boca le resulta accesible al argentino desde siempre. Al fin y al cabo, este lunes se cumplen 210 años de la Revolución de Mayo que enfrentó a patriotas con realistas. Allá en la gestación de la nueva nación también se sentaron las bases de la división. Luego fueron unitarios y federales. Un historiador podrá inventariar con exactitud la línea que se proyecta hasta esta versión 2020 de confrontación inagotable.
San Juan no es ajena a esta realidad, aunque también presenta particularidades bien domésticas. El cuarto caso positivo de Coronavirus derivó, como es sabido, en una denuncia penal que involucró al traslado del tercer paciente, en el avión sanitario desde Buenos Aires. Médicos suspendidos y restituidos, celulares secuestrados y peritados, favores a cambio de tres meses de empanadas, se trenzaron con el miedo social a un estallido de contagios. Afortunadamente no sucedió, hasta el momento.
Sin embargo, el episodio generó la reacción corporativa de los médicos y otros profesionales y auxiliares de la Salud. Salieron automáticamente a respaldar a los investigados. Denunciaron que el sumario está obviando a los altos funcionarios. Que una mano invisible busca chivos expiatorios para agotar las conclusiones condenando a los perejiles.
Claro que esa reacción generó un contragolpe. Tanto en redes sociales, campo fértil para el anonimato y los perfiles truchos, como en los mensajes que recibe Canal 13 San Juan a través de su línea de Whatsapp, aparecieron críticas hacia los médicos como corporación. Revivieron las denuncias por las esperas eternas en hospitales y sanatorios. Y otras experiencias arrastradas con el tiempo, que poco tienen que ver con el vuelo sanitario y el cuarto contagio. No importa. La grieta incipente también sirvió para poner a unos de un lado y a los otros del lado restante.
Es absurdo. Seguir agitando la división entre estar con los médicos o en contra de ellos, es tremendamente peligroso. Con una gran cuota de sensatez, el doctor Pablo Flores -integrante del Sindicato Médico- utilizó el móvil de Canal 13 para llamar a la calma. Pidió respetar las medidas judiciales, más allá de sugerir que las detenciones a medianoche pudieron haberse evitado y que resulta muy llamativa la pronta divulgación de los audios de Whatsapp de las doctoras. Pero también advirtió que hay que bajar la pelota.
Esta vez se contagió una médica y pudo no ser la última ocasión en que suceda. Según los datos oficiales del Ministerio de Salud de Nación, la mayoría de los casos positivos es por contacto estrecho. Es la modalidad más recurrente por estos días en todo el país. San Juan no es una isla y más allá de los protocolos, puede suceder que algún profesional o auxiliar que se desempeña en el área Covid-19 del Hospital Rawson, termine enfermándose. El doctor Flores lo manifestó abiertamente.
Entonces, llegó el momento de rebelarse contra la grieta. La Justicia deberá terminar la tarea que recién comienza y detectar si en verdad se cometió un delito. O no. Y el resto de la sociedad, incluidos los médicos, deberán comprender que hay una pandemia por contener. Una división generada artificialmente tendrá efectos nocivos, indeseables, con más perdedores que ganadores. No hay lugar para esa grieta.
JAQUE MATE