El sábado por la noche, cuando el orreguismo presentó su lista para senadores, diputados nacionales y parlamentario del Mercosur, se hizo la consulta periodística de rigor: ¿van con Horacio Rodríguez Larreta? La respuesta fue un ni. Claramente era, es y será la pata larretista en la interna amarilla. Pero este lunes quedó en evidencia el pacto entre palomas y halcones para salvar a Marcelo de la carnicería, aunque sea transitoriamente, hasta llegar a las elecciones para gobernador y vice el próximo domingo 2 de julio.

El bloquista disidente Juan Domingo Bravo y la exconcejala del PRO Eugenia Raverta, precandidatos a senador y diputada nacional por Patricia Bullrich respectivamente, lanzaron su propuesta con extremo cuidado. Antepusieron el comicio provincial en todo momento. Reconocieron a Orrego como el referente de Juntos por el Cambio que tiene chances de ganarle al PJ luego de 20 años de continuidad sin interrupciones. Y pidieron dejar la campaña nacional para el día después.

Una cosa es condición de la otra. Los halcones no podrían desplegar sus alas de inmediato, porque sería inevitable provocarle algún rasguño a Orrego. Los referentes de Marcelo están con Larreta: Emilio Achem para el Senado y Nancy Picón para Diputados. El bullrichismo nunca se privó de criticar al Jefe de Gobierno Porteño por su trato amistoso con Alberto Fernández en los tiempos más difíciles de la pandemia. 

La misma Patricia se negó a la lista de unidad en San Juan. Mientras Orrego y su compañero de fórmula, Fabián Martín, operaban la confluencia, desde Buenos Aires el rechazo fue rotundo. En el búnker halcón nunca quisieron alentar la confusión: una cosa es Bullrich, otra es Larreta. En esa marcada diferencia radica la batalla que se librará en las próximas semanas hasta la PASO del 13 de agosto. Solo uno pasará a la instancia siguiente. Son las reglas vigentes.

Roberto Basualdo intervino tras bambalinas en doble dirección, hacia Buenos Aires y hacia San Juan. Goza del respeto de todos los sectores internos de Juntos por el Cambio, pero su gestión de buenos oficios no prosperó. Pudo más la indicación halcona de separar los tantos. A pesar de ello, fue evidente la decisión de Bullrich de no llevarse puesto a Orrego en esta disputa con Larreta. Menos aún cuando el santaluceño tiene chances de ganar la provincia. Si ella aspira a la Presidencia de la Nación, lo mejor que le podría pasar es tener a un gobernador electo atado a su campaña rumbo al 22 de octubre.

Este lunes en Banda Ancha el propio Orrego prefirió abrirse de esta cuestión nacional. Terminó reconociendo que sus referentes están con Horacio, porque no se puede negar lo que está a la vista. Pero inmediatamente se deshizo en elogios para Bravo y Raverta. Han logrado blindar a la provincia contra la tempestad porteña, al menos hasta superar el 2 de julio. De ahí en adelante y de acuerdo a los resultados, se verá cómo prospera la paz.

En esta tregua construida a la medida de San Juan fue clave una decisión personalísima de Orrego: no ser candidato a senador ni a diputado nacional. Era una posibilidad cierta, que además de ir por la gobernación se anotara para el Congreso Nacional. Tuvo pedidos desde Buenos Aires en este sentido. La cúpula de Juntos por el Cambio le sugirió a Marcelo que encabezara la lista de legisladores, dado que es el más competitivo de todo el espacio.

Si hubiera accedido habría tenido que dar explicaciones en San Juan sobre su doble candidatura en la semana previa a la elección para gobernador. Tal vez el costo hubiera sido demasiado elevado, en términos de licencia social. Pero también hubiera tenido que pintarse en la interna nacional. Nunca será igual que un hombre de su riñón vaya con Horacio a ir él mismo, en primera persona. El bullrichismo pudo anotar este renunciamiento como un gesto de equidistancia.

La interna macrista se liquidará el 13 de agosto y desde ahí en adelante habrá que encolumnarse detrás de Horacio o de Patricia. No habrá más alternativas para el universo de Juntos por el Cambio. Orrego no podría atarse a la victoria o la derrota de uno u otra, porque la campaña seguirá adelante. 

Si el santaluceño ganara y se convirtiera en gobernador electo, le interesará sobremanera tener buena sintonía con el próximo presidente o presidenta de la Nación. Y si le tocara perder en la provincia, igualmente le servirá estar perfectamente alineado con la conducción amarilla para los tiempos que vendrán.

Esto no es una conjetura periodística sino el análisis del propio Orrego. Este lunes en Banda Ancha dijo que 'de Juntos por el Cambio va a salir el presidente de los argentinos y San Juan debe estar en esa línea'. En la comprensión de que la provincia sigue siendo Nación-dependiente, la correspondencia con la Casa Rosada siempre resultó un activo valioso.

Orrego decidió jugar esa afición sanjuanina en estos últimos días de campaña. Si su propia figura no terminara de cerrar en ciertos sectores, tal vez pueda convencerlos con la promesa de que viene la ola amarilla. Y a San Juan le conviene estar de ese lado.

Como fuere, lo nacional entró a tallar en la recta final de la elección provincial. Orrego inventó un limbo entre palomas y halcones. Un lugar donde puede considerarse a salvo de la interna descarnada. No sufrir ese daño colateral es altamente valioso. El resto de la historia podrá contarse a partir del domingo.


JAQUE MATE