Operación 'salven a Mauricio'
¿Acaso se puede despegar Macri de la suerte que corra Milei? En San Juan barajan dos hipótesis que siempre terminan mal para el fundador de Cambiemos.
¿Acaso se puede despegar Mauricio Macri de la suerte que corra Javier Milei? Para los más fervientes militantes del PRO, eso ni siquiera se pregunta. Es la consigna por estas horas: salvar a Mauricio como sea. En privado barajan dos hipótesis que siempre terminan mal para el fundador de Cambiemos.
Un alto referente del PRO en San Juan confesó los temores. Si Milei fracasa, Macri terminará arrastrado por la participación de sus mariscales Patricia Bullrich, Luis Caputo y Federico Sturzenegger (entre otros). Y si Milei tuviera éxito, tampoco sería positivo para el macrismo. El León les habrá pasado por encima.
En ambas hipótesis la ecuación deriva en pérdida para el partido amarillo. ¿Entonces cuál es el sentido del visible involucramiento de Macri en la administración de Milei? Cada quien hará su propia lectura. Tal vez la respuesta esté vinculada al origen empresario de Mauricio. Pero es apenas una conjetura.
Al igual que Cristina Fernández de Kirchner, Macri demostró tener una alta gravitación en la política argentina independientemente de su caudal de votos. Ambos conservan su núcleo duro, suficiente para influir en los diversos escenarios y desde extremos opuestos. Si ella tiene una guardia militante impenetrable, él también.
'Macri no cogobierna, no va a ser parte del gobierno de Javier Milei', dijo y reiteró el diputado Enzo Cornejo este miércoles en Banda Ancha. El presidente del PRO se deshizo en halagos hacia su líder político, que es Mauricio y no Patricia.
Hacia el interior del PRO está claro que la ministra de Seguridad se cortó sola. Aceptó personalmente el convite de Milei para integrar el gabinete sin esperar la negociación de Macri. Cornejo definió el cargo de Bullrich como una 'individualidad'. Pero, a veces, el discurso no alcanza para enmascarar lo evidente.
Más allá de las diferencias internas que llevaron a Bullrich a moverse al margen de Macri, el PRO está participando de la gestión libertaria. En la intimidad, el macrismo es consciente de que el sol no se tapa con un dedo.
El resguardo que le queda al PRO es la escuadra de gobernadores de Juntos por el Cambio que rechazó acoplarse a la ola violeta. Marcelo Orrego y sus pares rechazaron quedar pegados a la maniobra de Macri, Bullrich y Luis Petri, que apenas unas horas después de la primera vuelta se pronunciaron en favor de Milei.
El razonamiento de los gobernadores es bastante lógico: si la gestión libertaria se estrella, la opción hacia adelante no será Juntos por el Cambio sino nuevamente el justicialismo, sea cual fuere su figura emergente. La única posibilidad de sobrevivir a esta coyuntura ingrata es mantener el cartel de 'oposición'. Difícil.
En un país habituado a los movimientos pendulares, la moderación contribuye a la gobernabilidad pero no reditúa en votos. Y la política siempre tendrá como objetivo final la victoria en las urnas. Quien diga lo contrario estará disfrazando la realidad. Es esencialmente la disputa del poder.
Milei, recién llegado a estas lides, lo entendió con una velocidad asombrosa. Tuvo el instinto de extremar su discurso mucho más allá de los límites imaginables. Tildó al Papa de ser 'el enviado del maligno', prometió 'dinamitar' el Banco Central, calificó al peso argentino de 'excremento' y mucho más. Después habría tiempo para pedir disculpas, retractarse, desdecirse.
Ese discurso explosivo le permitió polarizar con el justicialismo gobernante. No fue Patricia, la halcona que se devoró a las palomas de Horacio Rodríguez Larreta.
Cuando el electorado evalúe recorrer el camino inverso, ¿dónde buscará la alternativa a Milei? ¿En Juntos por el Cambio o en el PJ? Falta una eternidad para tener la respuesta definitiva. Pero esta dinámica es la que mueve los hilos invisibles en la arquitectura del futuro a mediano plazo.
Según Cornejo, Macri sigue siendo el líder del PRO independientemente de quién esté al frente del partido. Bullrich no se fue, no renunció, pero en febrero habrá renovación de autoridades. Buscarán por todos los medios evitarse una nueva confrontación interna como la que padecieron en 2023, que les dejó heridas todavía no cicatrizadas.
El factor Macri será importante nuevamente. Así como jugó a favor de Patricia y en contra de Horacio en las primarias del 13 de agosto, apenas ella fue eliminada en las generales direccionó sus esfuerzos hacia Milei. Pensarlo al margen de la renovación del PRO en 2024 sería absurdo. Algo tendrá para decir. Y habrá muchos dispuestos a escucharlo.
La pregunta del millón, a esta altura, es el grado de atención que le darán los gobernadores. Orrego no jugará en la interna partidaria del PRO porque no lo incluye. Marcelo tiene su propia fuerza provincial, Producción y Trabajo. Sin embargo, lo que suceda en el espacio amarillo siempre tendrá onda expansiva hacia el resto de los socios.
Si el macrismo vuelve a montar una pelea sangrienta y espectacular, será nuevamente motivo de incomodidad gratuita para Orrego. Y ciertamente el gobernador tiene otras prioridades por atender, mucho antes que esquivar las esquirlas del PRO. Mucho más que preocuparse por la suerte de Macri.
JAQUE MATE