Orrego, a lo Bravo
Una comparación inesperada revela la estrategia que empieza a trazar Producción y Trabajo para encarar las elecciones de 2025
Hay un abismo entre Marcelo Orrego y el caudillo bloquista Leopoldo Bravo, por una infinidad de razones. Pero puede existir un punto de encuentro, a partir de una definición que dejó en Banda Ancha el secretario general de la Gobernación, Emilio Achem. Tiene que ver con el tiempo histórico que le toca transitar a la provincia y con la estrategia que empieza a trazar Producción y Trabajo para encarar las elecciones del año próximo.
Nótese la referencia a Producción y Trabajo. No a Juntos por el Cambio. Esa es la primera clave en este análisis: la localía, la puesta en valor del partido provincial por encima de los sellos nacionales, como en algún momento fue el bloquismo. Ese es el punto exacto donde Orrego se arma a lo Bravo.
'Los sanjuaninos decidirán si votan legisladores que defiendan los intereses de la provincia o legisladores aislados del proyecto provincial', dijo Achem este miércoles en Canal 13. Fue una aclaración imprescindible, un día después de que el intendente de Rivadavia, Sergio Miodowsky, dijo que lo ideal sería conformar un gran frente con La Libertad Avanza. No way.
Entre otros aprendizajes, este 2024 demostró que los legisladores libertarios en el Congreso no están a disposición de Orrego, sino de Javier Milei. Para muchos puede sonar obvio. Pero teniendo en cuenta la serie de coincidencias entre ambos espacios, se podía esperar un entendimiento de otra escala. No sucedió. Ni sucederá.
Achem reconoció que la relación actual del gobierno provincial con el diputado José Peluc es pragmática. Que tienen contacto, a través de Roberto Basualdo. Pero nada más. Las únicas bancas que responden al proyecto de Orrego son las de Nancy Picón y María de los Ángeles Moreno.
Será un punto de partida interesante para dividir las aguas en la campaña de 2025, cuando San Juan renovará tres de las seis diputaciones nacionales que le corresponden. Terminarán sus mandatos los dos justicialistas Walberto Allende y Fabiola Aubone, más la suplente de Susana Laciar, Moreno. Los tres fueron electos en 2021, cuando el escenario político era otro y La Libertad Avanza no existía. Hoy gobierna el país.
Por lo tanto, es altamente probable que los libertarios se queden con al menos un lugar de los tres disponibles. ¿A quién se lo quitarán? ¿Al PJ o a Orrego? Esa es una buena manera de entender todo lo que está en juego.
Para el gobernador, que no pudo coronar a Achem como senador en 2023, las diputadas nacionales han sido estratégicas. Sus dos votos fueron importantísimos en las definiciones más ajustadas del Congreso. Por ejemplo, en la aprobación de la Ley Bases o en el apoyo al veto contra los jubilados.
En esas circunstancias, Orrego pudo demostrar su ánimo de colaboración con Milei. Luego no hubo gestos de reciprocidad como se esperaba.
Achem reconoció que el gobierno provincial decidió hacerse cargo frente a cada abandono de Nación. Con recursos propios se atendió a los afiliados del programa Incluir Salud, se continuó subsidiando el transporte público, se abonó el Fondo de Incentivo Docente y la Conectividad y se mantuvo la obra pública, especialmente las viviendas.
Bajo la óptica del secretario general, ese es el modelo de país que viene. Ya no tiene reversa. Un nuevo modo de federalismo, donde la Nación se achica, se hace a un lado, y las provincias asumen cada una la responsabilidad que les cabe. A cuenta y riesgo de su propio patrimonio. Ese repentino protagonismo de las jurisdicciones subnacionales remite a la época de Bravo.
El caudillo bloquista, heredero de Federico Cantoni, supo vincularse con los poderes de ocasión. Desde la dictadura hasta Raúl Alfonsín y Carlos Menem sin despeinarse. Ese pragmatismo le permitió al bloquismo sobrevivir a las olas nacionales. Es más, se aprovechó de las olas nacionales.
Todo esto funcionó así hasta la reforma constitucional de 1994, cuando se terminó el sistema de colegios electorales y se impuso el voto directo para presidente de la Nación. Las provincias de menor población, como San Juan, perdieron frente a las hermanas mayores.
El bloquismo entró en caída libre. Primero participó de la Alianza, con triste final. Luego se subordinó al PJ por 20 años. Quedó un grupo disidente orbitando en torno a Basualdo primero y a Orrego después. Ese hilo le sirvió ahora al partido de la estrella para arrimarse al gobernador de turno.
Producción y Trabajo tendrá ese espejo para mirarse. No es el mismo país, ni lo será. Pero gana internamente esa perspectiva inspirada en aquella otra Argentina, donde la localía pesaba mucho más. De ahí podría surgir este Orrego, a lo Bravo.
JAQUE MATE