Pan para hoy y hambre para mañana
Una definición del vice Roberto Gattoni para llamar a la prudencia en un día clave. Un acuerdo salarial predestinado a tener vida corta.
Atención docentes y estatales en general: la paritaria de este jueves y viernes es una trampa. Suena fuerte, pero tiene fundamento semejante afirmación. Curiosamente, también es una trampa para el gobierno de Sergio Uñac. Sea cual fuere el acuerdo posible, que llegará de alguna u otra manera, apenas funcionará como un paréntesis en medio de la debacle inflacionaria. No es pesimismo, sino pura y dura realidad.
Tampoco se trata de apagar el fuego con nafta. Está en juego mucho más que la interna sindical y la crisis de representación que estalló la semana pasada. Si algo demostraron las numerosas movilizaciones de jueves 26 y viernes 27 de mayo, fue que los trabajadores y las trabajadoras de la educación no obedecen a ningún dirigente. Ni sindical ni político. Ni oficialista ni opositor. El motor del reclamo fue estrictamente la asfixia económica.
Por lo tanto, el problema está absolutamente identificado. Se arregla con billetes -muchos, en lo posible- y en el menor tiempo posible, porque a medida que corren los días sigue cayendo el poder adquisitivo. Ahí radica la trampa. El callejón sin salida. Hay que sentarse a renegociar salarios de inmediato, a sabiendas de que cualquier entendimiento será precario, provisorio, con fecha de vencimiento a corto plazo.
Le sucedió al acuerdo firmado el 3 de marzo, por el cual los docentes y los estatales en general se llevaron el 45 por ciento de aumento en cuotas, con un 20 por ciento gatillado en el primer desembolso para que se sienta la recuperación del salario. Dos meses después todo eso quedó corto. Hasta ahora, va prácticamente 15 puntos por debajo de la inflación anualizada por el INDEC. Si se toman en consideración las proyecciones privadas, habría que sumarle otros 10 puntos adicionales.
Salvo las promesas del ministro de Economía de Nación, Martín Guzmán, no aparece ningún otro pronóstico optimista en el horizonte. Sin ir más lejos, nadie en el Ministerio de Hacienda que conduce Marisa López se atreve a sostener que lo peor ya pasó. Es un deseo, sí. Por supuesto. Pero el equipo que maneja las finanzas de San Juan prefiere mantenerse conservador.
Alquimia financiera y muñeca política son los dos factores imprescindibles para esta negociación. Por eso, a la par de la ministra López entró en escena el ministro de Gobierno, Alberto Hensel. Les recibió el petitorio a los estatales disidentes de ATE, UPCN y otros, para demostrar vocación de diálogo.
Hay cuatro definiciones desde el inicio de la negociación:
1- Hacienda recibe a los sindicatos docentes y no docentes con una propuesta concreta, que incluye una inyección adicional para los salarios más bajos.
2- Esa propuesta pone a los sueldos por arriba de la inflación sin exceder los recursos provinciales en el corto, mediano y largo plazo.
3- El pedido de los autoconvocados no difiere en absoluto de lo que venían planteando los sindicatos, pero esa división sectorial preocupa porque podría dificultar todavía más el acuerdo.
4- Gobierno apunta a firmar el convenio en el menor tiempo posible. Primero, porque la inflación no espera a nadie. Segundo, porque mientras más se dilate la negociación, más podría afectarse el dictado de clases y el funcionamiento del aparato estatal.
Así como después de los docentes explotó el reclamo de los estatales autoconvocados en el Centro Cívico, es de esperar un efecto cascada. Los 19 municipios tendrán que atender a sus empleados de planta permanente, contratados y becarios. Y cabe hacer una aclaración política no menor: este aprieto incluye a los intendentes del oficialismo y a los de la oposición. Es un problema de Uñac por ahora. Lo será también de Juntos por el Cambio inevitablemente.
En una entrevista con el móvil de Canal 13, el vicegobernador Roberto Gattoni reconoció este miércoles que los reclamos son legítimos. Les dio la razón a los docentes y a los estatales. No criticó la política económica de Nación, pero responsabilizó directamente a la inflación por la caída del poder adquisitivo en San Juan. Dicho en otras palabras: aquí habrá que salvar un problema enorme que depende directamente de la Casa Rosada.
El vice destacó que Uñac escuchó. Que por esa razón adelantó la revisión paritaria y recibió la petición de los autoconvocados en Casa de Gobierno. Pero hizo un llamado especial a la razonabilidad de las partes. El objetivo será alcanzar acuerdos salariales que se puedan cumplir. 'Que no sea pan para hoy y hambre para mañana', dijo Gattoni.
Fue una interesante síntesis del momento. Se trata de recuperar la mesa de las familias estatales, específicamente, en un contexto inflacionario agravado, pero con inequidades crónicas también. Esas fracturas detonaron los reclamos en la calle, por afuera de los sindicatos. Al gobierno esa crisis de representación le preocupa sobremanera.
Por eso el vice apeló a recuperar la institucionalidad. No se podría, bajo ninguna circunstancia, negociar con cada uno de los miles y miles de docentes por separado. Deben organizarse. Y si no están contentos con sus referentes gremiales, entonces tendrán que disputarles la conducción en elecciones. Es el juego de la democracia. Trasladar a las calles las internas no resueltas podría terminar mal.
Gattoni llamó a la prudencia, agitando el fantasma de aquella provincia quebrada que posiblemente las nuevas generaciones no recuerden. 'No me gustaría ver, por un acuerdo salarial, un San Juan incendiado como sucedió hace 20 años', reflexionó el vice.
La clave estará en encontrar un punto de equilibrio que deje a las partes relativamente conformes. Aún sabiendo que el gobierno, los sindicatos y los autoconvocados están todos entrampados. Que solo alcanzarán un acuerdo de corto plazo. Que apenas lograrán ganar algo de tiempo. O, como dijo el mismo Gattoni: pan para hoy y hambre para mañana.
JAQUE MATE