Pudo pasar inadvertida la entrevista que publicó la revista Newsweek con Sergio Uñac el 24 de enero pasado. En ese texto hubo un reconocimiento que difícilmente se haya escuchado previamente de boca suya. Admitió que en el año 2011 él quería presentarse como candidato gobernador pero no pudo hacerlo porque la Constitución fue modificada y se habilitó el tercer mandato consecutivo de José Luis Gioja. Entonces se alargó la espera.

Ese reconocimiento de Uñac de que tuvo que guardar las aspiraciones por otros cuatro años y aguantar hasta 2015 fue no solamente una confesión de su propia historia. También debió ser interpretado como un mensaje para aquellos que miden la oportunidad de salir al ruedo en 2023. A ellos, elípticamente a través de esa entrevista, les sugirió tener la paciencia y el temple de aguardar hasta 2027.

Sería algo así como predicar con el ejemplo. Claro, una cosa es lo que Uñac sugiera y otra cosa es lo que cada uno de los protagonistas pueda terminar resolviendo. A decir verdad, el misterio se terminará de develar recién el sábado 25 de marzo, cuando llegue el cierre de listas para las elecciones provinciales del 14 de mayo.

Hay una figura en particular que hoy por hoy está generando sensaciones encontradas. Entusiasmo para algunos, incertidumbre y hasta cierta desconfianza para otros. Es el intendente de Chimbas, Fabián Gramajo.

El jefe comunal anunció recientemente en una de las tantas inauguraciones que viene protagonizando que va a jugar activamente en estas elecciones pero que todavía no ha resuelto su lugar. Eso bastó para avivar las especulaciones de todo tipo.

En primer término ha logrado el consenso para que la concejala y vicepresidenta del Partido Justicialista Daniela Rodríguez -su esposa- sea la heredera del proyecto municipal. A través de ella Gramajo conservará la territorialidad en el tercer departamento más poblado de la provincia según el censo 2022. Chimbas sigue creciendo y tener caudal electoral en ese distrito necesariamente incide en el padrón provincial. 

Esa es la carta que está jugando Gramajo a contrarreloj. El tiempo, aquel tiempo del que hablaba Uñac en la entrevista con Newsweek, es el que apremia al chimbero. ¿Por qué? Básicamente porque una vez que estén cerradas las listas, si Gramajo queda afuera de cualquier cargo expectante automáticamente su poder quedará resentido.

No es su plan ni su proyecto. Él pretende ser protagonista de la política hoy con proyección al 2027. Algo de eso dejó en claro un dirigente político chimbero muy cercano al intendente: el secretario general del sindicato de la televisión (SATSAID), Mario Quinteros.

El gremialista pasó este lunes feriado por Banda Ancha y dijo abiertamente que Gramajo está siendo 'coherente con la política'. Que va a participar por dentro del PJ porque hoy tiene la alternativa o la posibilidad de hacerlo, en función de que hubo unidad y que quedó plasmada el viernes pasado en la presentación del Frente San Juan por Todos. 

Esto significa que Gramajo puede terminar con cualquiera de los espacios internos sin que esto signifique una defección al peronismo. Será siempre jugar por dentro. Quinteros dijo que hoy el intendente está en el uñaquismo y de hecho Daniela es candidata por dentro de la estructura del gobernador.

¿Tiene margen Gramajo para terminar acordando con Gioja? Qué sucedería con la lista de Daniela si automáticamente debiera cambiar de sublema? Sería un zamarrón para el escenario electoral. Y sí, sería enfrentar al gobernador. 

Gramajo no ha tomado ninguna decisión todavía y este silencio es el que alimenta las desconfianzas. Al intendente le vienen aconsejando que sepa esperar, que sepa cultivar la paciencia y su tiempo llegará oportunamente. Él no está tan convencido de eso. 

Entre los dirigentes que se acercaron a Gramajo para pedirle cautela hay muchos conocidos. A menudo surgió una comparación del pasado relativamente reciente. En el año 2009 un brillante intendente que estaba en la cúspide de la popularidad, en el departamento más grande de la provincia, Rawson, decidió apartarse del oficialismo con una fuerte crítica hacia el entonces gobernador, Gioja.

Mauricio Ibarra dio un salto. Terminó siendo candidato del espacio de Roberto Basualdo. Pagó un alto costo por esa decisión que hoy, más de 10 años después, él mismo considera que fue una equivocación. De hecho Ibarra volvió al PJ y para hacerlo tuvo que dar una vuelta larga, reconciliarse con los compañeros y dejarle su partido Convicción Federal a los herederos Carlos Munisaga y Florencia Peñaloza.

Irse del peronismo nunca fue redituable en términos políticos. Por eso a Gramajo a menudo le recuerdan aquel periplo de Ibarra para disuadirlo de tomar una decisión semejante. 

Más allá de la decisión que tome el chimbero -y eso tendrá que suceder de manera impostergable a lo largo de marzo- hay una garantía que se selló con la unidad del PJ: juegue donde juegue, los votos no se dividirán.

Hay otra cosa en juego entonces y es el posicionamiento para el 2027. Dónde va a pararse Gramajo de cara a la gestión que vendrá, sea Uñac nuevamente gobernador o Gioja o incluso Marcelo Orrego. 

Este próximo 14 de mayo no solamente se resolverá el poder de los próximos cuatro años, sino también el andarivel por el cual van a transitar los dirigentes rumbo al 2027. Parece una eternidad ante los ojos del ciudadano común. Para la política cuatro años son nada.


JAQUE MATE