Aunque nadie salga a plantearlo de esta manera, el gobierno de San Juan puede sentir una doble obligación cuando se habla del regreso a clases presenciales. Es la tierra de Domingo Faustino Sarmiento, por lo tanto, tener las escuelas cerradas va en contra de la herencia histórica y cultural de la provincia. Ahora, por encima de estas cuestiones de índole moral, se terminó imponiendo la realidad nacional.

Fue Nación quien directamente colocó a San Juan en un conjunto de nueve provincias argentinas que, por estar en condiciones sanitarias apropiadas, deben ponerse a la vanguardia de la nueva normalidad en el sistema educativo. Es decir, abrir los edificios, ponerlos en condiciones, redistribuir los pupitres y activar el conocimiento con barbijos y mucho alcohol en gel.

Fue así que este martes se decidió que el lunes 10 de agosto sea el histórico nuevo primer día de clases. Le tocó anunciarlo al ministro Felipe De los Ríos, como vocero de un proceso mucho más grande que incluyó previamente a la totalidad de sus pares reunidos en el Consejo Federal Educativo.

De los Ríos acababa de participar de una teleconferencia que tuvo, de un lado, al ministro de Educación de Nación, Nicolás Trotta, y del otro lado, a los gobernadores de las provincias seleccionadas. Entre ellos, Sergio Uñac. Además de San Juan, retomarán la presencialidad San Luis, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Corrientes, Misiones y Santiago del Estero.

Que las escuelas vuelvan a funcionar
La pantalla del ministro Trotta en la videoconferencia con los gobernadores.

Todas comparten un factor común: se encuentran en fase 5, de distanciamiento social. Al no tener circulación viral comunitaria, su futuro es más o menos predecible. Aún preparándose para la peor sorpresa, habrá protocolos extremos que posibiliten contener el primer caso si llegara a suceder. Por eso las aulas tendrán un diseño en burbujas. Por eso la jornada escolar será con tapabocas. Y por eso el 10 de agosto, día bisagra en la cuarentena, no todos volverán a clases en simultáneo.

En la reunión con Trotta se acordó que sea una vuelta escalonada y progresiva, con asistencia alternada y oferta combinada, entre lo presencial y lo virtual. Que se haga únicamente en zonas libres de casos COVID-19, en pueblos con baja densidad poblacional y menor uso de transporte. San Juan adecuará estos criterios reabriendo las escuelas en 14 departamentos, es decir todos menos los cinco del Gran San Juan, donde se concentra la mayor cantidad pobacional.

Solamente volverán a la escuela los niños de sexto grado de primaria y los adolescentes de sexto año del secundario, en una modalidad mixta, que combinará algunos días clases presenciales y otros días clases virtuales. La educación a través de las pantallas llegó para quedarse y convertirse en parte de la nueva normalidad.

"La acreditación de saberes", esto es, la evaluación de lo que aprendieron los alumnos, quedará recién para cuando se haya regresado a las aulas. Lo dejó muy claro Trotta. Será otra de las marcas de este 2020 atípico, alterado por la pandemia. La educación obligatoria, sin embargo, seguirá intacta. Será a distancia, distinta, todavía experimental en cierto punto. Pero obligatoria.

Cada parte diario del Ministerio de Salud Pública acredita que San Juan sigue con un estatus sanitario de los mejores que exhibe el país. El dato es inocultable y posibilita que la vida en esta provincia sea bastante más llevadera que en otras grandes ciudades, donde las libertades se encuentran mucho más restringidas. Llegó el momento entonces de dar el siguiente paso.

La reapertura de las escuelas demandará una fuerte campaña de comunicación para que desde los docentes hasta el personal no docente, los alumnos y sus familias, incorporen las reglas indispensables. 

Nación enviará hasta 50.000 pesos por escuela para dotar a los chicos de insumos como barbijos y alcohol en gel. Pero también mandará fondos a las provincias para hacer grandes refacciones, por ejemplo en los sanitarios, o pequeñas tareas, como la reposición de vidrios de ventanas. En total, serán 2.300 millones de pesos a distribuir entre las primeras nueve provincias que abrirán las escuelas.

Habrá temores, es previsible. Posiblemente sea acertada la estrategia de empezar con los establecimientos de menor matrícula, que son los de la periferia, y dejar los más concurridos, los del Gran San Juan, para el final. Siempre habrá ajustes por hacer. Aprendizajes por pulir. Llevar el protocolo de los papeles a la realidad demandará un intenso ejercicio.

Aún así habrá familias enteras que se opongan. Y tendrán derecho a seguir recibiendo educación a distancia. Pero habrá otras que aceptarán el reto y acompañarán el momento. El día iba a llegar, por decisión sanjuanina o por indicación nacional. Que el miedo sirva de anticuerpo. Y que las escuelas vuelvan a funcionar.


JAQUE MATE