El gobierno nacional pasó del shock por el resultado adverso de las elecciones primarias a un terremoto interno que puso a prueba los lazos del Frente de Todos. Hubo renuncias en cadena, una carta de la vicepresidenta desnundando su fastidio por el rumbo económico y finalmente un virtual relanzamiento con nuevos ministros. Todo, condensado en una semana febril. Pero haber recuperado la agenda política con una batería de anuncios como la eliminación del tapabocas y el incremento del salario mínimo, no disimulan las tensiones. Hay final abierto.

Es una cuestión que excede ampliamente lo electoral. No se trata solamente del resultado que el Frente de Todos busca para el 14 de noviembre: achicar la paliza en lo nacional y mejorar la victoria en lo provincial. El reacomodamiento de piezas que sucede por estos días tendrá impacto en los dos años de gestión que le quedan al gobierno de turno. Y luego sí, también, sus posibilidades de seguir en el poder. Pero primero, antes de pensar en las urnas, hay que remendar una realidad angustiante.

Tuvo mano de seda el ministro de Economía, Martín Guzmán, este miércoles en una entrevista imperdible con Víctor Hugo Morales, en la que por primera vez habló públicamente de su relación con Cristina Fernández de Kirchner. Se deshizo en halagos hacia la vicepresidenta y le reconoció la genuinidad de sus razones. Pero también se atrevió a contradecirla. Ella planteó que hubo ajuste, pero el ministro albertista sostuvo que hubo expansión del gasto y se achicó el déficit porque hubo crecimiento.

Está muy lejos de haberse liquidado esa discusión y es central. Le pega en la médula al gobierno de Alberto Fernández. Claramente el mensaje de las urnas el pasado 12 de septiembre debió interpretarse como el clamor de un amplio sector que esperaba más cuando votó por el Frente de Todos en 2019. La inflación no aflojó y el resto es historia conocida en cada hogar argentino, en cada hogar sanjuanino.

En San Juan también hubo barbas en remojo. Sergio Uñac tuvo que repartir sus días entre la patria chica y la Ciudad de Buenos Aires. Según dijo el rawsino Mauricio Ibarra en Paren las Rotativas, 'el gobernador se sintió invitado a integrar el gabinete nacional'. Pero prefirió quedarse aquí. Habrá tenido sus razones.

Lo primero que hizo tras las elecciones fue convocar a los intendentes alineados con el oficialismo para agradecerles lo hecho y pedirles más. La diferencia de apenas 5 puntos con Juntos por el Cambio solo se explica con el desgranamiento del voto peronista, algo que no sucedía hace mucho tiempo. Ocurrió en los departamentos del eje Este-Oeste, Santa Lucía, Capital y Rivadavia, donde lo esperaban. Pero también sucedió en los grandes bastiones uñaquistas: Chimbas, Rawson y hasta Pocito. Luz amarilla.

Después el gobernador convocó a su gabinete y finalmente a los partidos y agrupaciones integrados al Frente de Todos. Ahí tuvo su silla La Cámpora, el sello de Máximo Kirchner que en San Juan lidera el actual titular de ANSES, Pablo Ruiz.

La Cámpora no tiene aquí el despliegue que puede ostentar en provincia de Buenos Aires, donde de hecho el gobernador Axel Kicillof pertenece al movimiento kirchnerista. Muy lejos de aquella potencia política, reducidos a un par de lugares en cargos nacionales con asiento en San Juan, aún así los referentes camporistas son la representación directa de Máximo. Con todo lo que ello implica.

Ruiz pidió tiempo antes de sentarse en Banda Ancha. Tenía agenda para cumplir y seguramente, mucho para escuchar desde Buenos Aires. Finalmente accedió a la entrevista y dejó varias coordenadas acerca de cómo está mirando a San Juan el ojo camporista porteño-bonaerense.

Primero, Ruiz coincidió con Uñac plenamente en que hay que poner en valor la victoria en San Juan. Fueron 5 puntos apenas, pero se logró sostener el triunfo del Frente de Todos en un contexto absolutamente adverso. Aún así, el dirigente de La Cámpora fue enfático: en este segundo tramo de campaña hará falta 'mucha coordinación política'.

Tuvo tono de reproche esta consideración. Visto desde el kirchnerismo duro, ese fue el principal déficit en el primer tramo de campaña. Por eso la convocatoria que hizo Uñac a los socios del frente fue bien recibida. La esperaban mucho antes. Y confían en que se repita bastante, en adelante. Para Ruiz, esto de 'incorporar a todos los sectores a la mesa de discusión es un síntoma que debe perdurar'.

El planteo de La Cámpora aquí en San Juan es coincidente con el del resto del país. Con la posición de la propia Cristina, por supuesto. Piden una autocrítica. Entienden que es urgente recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores. Es una cuestión de rango nacional, ciertamente, pero derrama en la provincia su impacto.

Desde el entorno de Máximo se bajó al resto del país la misma indicación: tener mucha territorialidad. Poner la cara ante el vecino y hacerse cargo de la situación, resumió Ruiz. La indicación también aplica a San Juan. Aunque parezca obvio, reconocen que el humor social no está bien y ahí radica el resultado de las urnas.

Ruiz no se atrevió a pronosticar un buen resultado en las elecciones generales del 14 de noviembre. Dijo que la mayor responsabilidad es pensar en los dos años de gestión que quedan por delante. Ese ha sido el mensaje que leyó e interpretó La Cámpora. Y que luego hizo circular por todo el país.

Hay tensiones no dichas en el oficialismo que empezaron a visibilizarse con el resultado de las PASO. Sucedió con estrépito a nivel nacional, porque el mapa argentino terminó teñido de amarillo. En San Juan la victoria permitió respirar otro clima. Pero subsiste en el fondo un reclamo que se puede sintentizar fácilmente: más política.


JAQUE MATE