No fue la primera vez que a Sergio Uñac le tocó hacer frente a una crisis, pero si hubiera que encontrarle un rasgo diferenciador a este conflicto, el de los salarios docentes, fue la escala. Ahí sí, cuesta encontrar un antecedente de 5.200 personas en la calle, marchando en los alrededores del Centro Cívico, al menos desde que empezó la gestión del gobernador el 10 de diciembre de 2015. Desde ese punto de vista, puede significar un hito.

Sin embargo, no solo en Casa de Gobierno debieron tomar nota del malestar. Por supuesto fue y posiblemente siga siendo un asunto de exclusiva incumbencia de la gestión de turno. Pero el movimiento docente, con o sin conducción sindical, ha funcionado como un metrónomo desde que volvió la democracia en 1983. El guardapolvo blanco reeditó por estos días aquellas marchas que supieron encabezar Luis 'Quito' Martínez, Blanca Rosa Ocampo o Ana María López de Herrera, con gobiernos diversos, bloquistas, justicialistas o cruzadistas-aliancistas.

Esa transversalidad histórica del movimiento docente probó que goza de muy buena salud. Impactó en el gobierno de Uñac como podría tocarle a quien lo suceda. Tal vez por ese motivo aflojó la militancia explícita de la oposición, que rápidamente subió posteos de adhesión el 25 de mayo y con la misma velocidad se llamó a silencio los días siguientes. El mismo silencio que se sintió en la Legislatura el jueves pasado.

Mientras en las afueras miles y miles de docentes se concentraban, dentro del recinto de los diputados nadie hizo mención del conflicto. Ni siquiera para la versión taquigráfica. Ganó la cautela, frente a una olla a presión que no distingue lados de la grieta.

Porque, si bien es cierto que en la protesta docente se escucharon cuestionamientos para el gobierno provincial y algunos intentaron capitalizar la movida, ese uso político se cayó a pedazos el viernes 27 de mayo, cuando los autoconvocados se bajaron del 'sanjuaninazo' organizado para el domingo 29. Era una citación para reeditar el estallido de 1995. 

Ese viernes quedó claro: el reclamo de los educadores es salarial. Cada vez que apriete el bolsillo, saldrán a la calle, como siempre lo hicieron, sin importar quién ocupe el sillón de Paula y Libertador. Peronista o no.

El giojismo tampoco agitó los trapos en medio de la emergencia. Sus dirigentes entendieron que el malestar es generalizado y que no discrimina, no distingue sectores internos del justicialismo. Un referente del espacio admitió la preocupación fundamentalmente por la 'anarquía' que supone la falta de conducción de los autoconvocados. No reconocen a los sindicatos pero tampoco tienen una cabeza visible.

Esa es otra cruda verdad. ¿Las 5.200 personas que marcharon alrededor del Centro Cívico el jueves piden exactamente lo mismo una que la otra? La respuesta es no. Es tan diverso y complejo el espectro salarial docente, que el arreglo que le sirve mucho a uno a otro lo deja más o menos conforme y a otro no le gustará de ninguna manera.

¿Comparten todos, los 5.200 movilizados, la contrapropuesta elevarán algunos autoconvocados este lunes? ¿Cuántos de ellos salieron ganando con el acuerdo al que finalmente arribaron los sindicatos en la madrugada del sábado?

Todas estas preguntas tendrán respuesta a partir de este lunes. Mientras los autoconvocados -al menos un grupo de ellos- sigue insistiendo en el paro sin asistencia a las aulas, la paritaria llegó a un acuerdo que eleva significativamente la mayoría de los salarios y Hacienda confirmó el criterio de 'día trabajado, día pagado'

Un maestro que recién empieza a trabajar, que cumple una jornada siempre en turno mañana o turno tarde, desde junio cobrará 70.000 pesos de bolsillo que subirán a 78.000 pesos en septiembre. De ahí para arriba.

El presentismo en las escuelas será un criterio objetivo para medir el nivel de satisfacción, para considerar dónde están las mayorías y dónde las minorías. Si se normaliza la prestación del servicio educativo, el capítulo habrá sido transitoriamente superado, hasta la próxima revisión salarial. Los sindicatos habrán ganado la partida, aunque con una valiosa lección aprendida: no hay margen para dormirse. Lo dijo Juan Domingo Perón: 'con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes'.

El sábado hubo una reunión para pocos en el despacho de Uñac. Entre esos pocos estuvieron la ministra de Hacienda, Marisa López, y el secretario de Hacienda, Gerardo Torrent. Hablaron de números. La provincia tendrá que afrontar una erogación extraordinaria de 12.700 millones de pesos para atender los acuerdos salariales de los docentes y el resto de los estatales en general. Con seguridad habrá que retocar el presupuesto. ¿Habrá algún impacto en obras públicas? ¿En la cantidad de viviendas? La intención es que eso no suceda. Pero circunstancias extraordinarias exigen medidas extraordinarias.

Los intendentes también siguieron con mucho sigilo la evolución de los acontecimientos. Todos esperan un efecto dominó. En Capital los concejales tuvieron que escuchar a un grupo de autoconvocados municipales el jueves pasado, que se activaron por efecto contagio del clima provincial. Y, por supuesto, porque la inflación agobia en cada estrato, público y privado.

El acuerdo que terminaron cerrando los ministros de Uñac con los sindicatos docentes y no docentes puso alta la vara para los municipios: 65 por ciento de aumento escalonado hasta noviembre, con cláusula de revisión, duplicación de adicionales como equipamiento y refrigerio, incremento de antigüedad y de asignaciones familiares. Además, pase de todos los contratados a planta permanente, siempre y cuando hayan ingresado hasta el 31 de diciembre de 2018. 

Ese es el parámetro para los municipios. Tanto para los que gestiona el justicialismo, como los que gobierna el bloquismo y también Juntos por el Cambio. Los intendentes tendrán en el arranque de la semana, una situación por resolver en el corto plazo. Tienen recursos propios desde que cuentan con la ley de coparticipación y Hacienda prometió activar una partida de refuerzo. Era cuestión de tiempo para que les tocara a ellos también lidiar con el reclamo.

Para el gobierno de Uñac puede ser prueba superada o no. Bastará relevar el nivel de presentismo docente, para conocer la respuesta. Mientras tanto, seguirá corriendo la cuenta regresiva hasta la próxima paritaria. Y la expectativa puesta en los números de la inflación.


JAQUE MATE