San Juan, los celos y el efecto contagio
El primer día presencial dejó una llamativa disparidad entre escuelas públicas y privadas. Además, qué hay detrás del agradecimiento a los sindicatos.
Tuvo un poco de todo el regreso a clases presenciales en San Juan este histórico lunes 10 de agosto. Respuestas desparejas según el nivel y la modalidad, celos regionales y un fuerte lazo entre gobierno y sindicatos, por citar tres factores bien visibles que marcaron el punto de partida.
Según el relevamiento del Ministerio de Educación en el turno mañana, hubo una asistencia promedio del 70,46%, lo cual implica que siete de cada 10 familias decidieron enviar a sus hijos e hijas a la escuela a pesar de que no era obligatorio. Pudo más el entusiasmo por el reencuentro que el temor por lo desconocido.
Sin embargo, este porcentaje elevado de presentismo, dadas las circunstancias tan atípicas de la jornada, tuvo respuestas desparejas según el nivel y la modalidad. Los que menos asistieron a la escuela fueron los alumnos del nivel primario de gestión estatal, que no alcanzaron a ser ni el 50%. Se quedaron en el 49, según datos oficiales. El nivel secundario estuvo bastante mejor, pero aún por debajo del promedio, alcanzando el 67,12%.
Quienes traccionaron el número hacia arriba fueron las escuelas técnicas, con un presentismo del 76,44% y fundamentalmente los colegios de gestión privada primarios y secundarios, que alcanzaron el 89,28% según informó el Ministerio de Educación.
Lo expuesto puede tener varias lecturas. La más evidente es que las familias con hijos en escolaridad primaria estatal todavía descreen de las condiciones de seguridad sanitaria. Es muy llamativo el contraste con los colegios de gestión privada. Algo ocurre entre unos y otros para tener semejante diferencia. Seguramente será motivo de estudio por parte de las autoridades educativas, que ayer empezaron a conocer la respuesta de la gente ante la reapertura de los edificios.
Canal 13 atestiguó con sus cámaras en exteriores que los alumnos asistieron bajo un estricto protocolo sanitario, muy diferente de aquella vieja normalidad pre-pandemia. A lo mejor, con el correr de los días y la naturalización de esta nueva realidad, más personas vayan cambiando de parecer. Los que no se atrevieron el primer día, posiblemente encuentren algunas garantías que los tranquilicen y accedan a sumarse progresivamente. A eso apuntó desde siempre la no obligatoriedad.
Los celos regionales se filtraron también en el primer día de escuelas abiertas en San Juan, luego de casi cinco meses de estricta virtualidad. En Mendoza la prensa consultó si un escenario semejante al sanjuanino podría implementarse allá y la respuesta fue negativa de manera categórica. Primero, porque hay un estatus sanitario absolutamente distinto, con circulación viral comunitaria y un centenar de casos nuevos confirmados cada día. Pero segundo, también porque no habría acompañamiento popular a una medida de esta naturaleza.
Según publicó el diario digital MDZ, en jornadas institucionales previas, los docentes rechazaron el retorno a las clases presenciales en Mendoza. Lo había manifestado también el sindicato SUTE. Por supuesto es mayor el riesgo de contagio, pero también se quejan por la falta de recursos y el hacinamiento.
Mendoza ya superó la barrera de los 2000 casos de Covid-19 pero claro, tiene alrededor del triple de la población de San Juan y una posición estratégica que la pone como paso obligado nada menos que entre Santiago y Buenos Aires, las dos capitales más importantes de esta latitud.
Sin desconocer el tamaño de Mendoza y de otras grandes ciudades argentinas, pudo percibirse esta vez desde Buenos Aires, cierto halo de menosprecio acerca de las "provincias rurales". Así se refirieron a San Juan y otras como San Luis, Formosa y Catamarca, este lunes por la tarde en Radio 10, en el programa conducido por Tomás Méndez. No fue él sino un entrevistado, que opinaba acerca de la realidad epidemiológica diversa en Argentina.
Es verdad que el Área Metropolitana de Buenos Aires está terriblemente poblada y que el nivel de hacinamiento en los cordones más pobres se convirtió en una bomba viral. Es una realidad triste, pero realidad al fin. Sin embargo, atribuir el estatus sanitario sanjuanino, puntano, formoseño o catamarqueño a la predestinación por ser provincias menos habitadas, es un argumento bastante precario.
Jujuy tiene una población equivalente a la sanjuanina. Allá van por los 3500 casos acumulados, contra 22 en esta modesta jurisdicción cuyana. Algo más tiene que haber ocurrido en el medio, que no sea atribuible al azar.
Otro factor que surgió potente este lunes de reapertura de escuelas en San Juan fue el fuerte lazo entre el gobierno y los sindicatos paritarios. El ministro de Educación, Felipe De los Ríos, y el gobernador Sergio Uñac, ambos con insistencia, aprovecharon la teleconferencia con el titular de la cartera educativa de Nación, Nicolás Trotta, para saludar con nombre y apellido a los secretarios generales de UDAP, UDA y AMET: Luis Lucero, Julio Roberto Rosa y Daniel Quiroga, respectivamente.
No fue una sobreactuación. En otros puntos del país los sindicatos se cerraron totalmente a la chance de volver a mandar a los maestros a las aulas. Las centrales en Buenos Aires tampoco se entusiasmaron inmediatamente con la reapertura de las escuelas en San Juan, porque sabían que se volvería a instalar el tema en todo el país, como finalmente ocurrió. En off, trascendió que el poderoso Roberto Baradel, de Buenos Aires, tampoco saludó muy alegre la noticia. A nadie se le ocurriría activar ahora establecimientos en la provincia gobernada por Axel Kicillof. Pero la noticia sanjuanina se hizo viral y algún efecto contagio -en el sentido político- puede generar.
JAQUE MATE