'Con compañeros así, ¿quién necesita oposición?', dijo el miércoles por la noche un alto funcionario de Sergio Uñac. Se había cumplido la primera jornada de paro de choferes de colectivos y la UTA le dio la espalda al gobierno provincial ante la convocatoria al diálogo que se hizo a media mañana. El conflicto trascendió largamente lo salarial. Dejó de ser solamente un problema de la cámara empresaria ATAP para convertirse en una sangrante herida peronista. Casi una deslealtad en la víspera del 17 de octubre.

La expresión 'compañeros' tiene una alta carga en la tradición justicialista. La UTA es parte de la CGT y de las 62 Organizaciones Peronistas. La central obrera ha tenido siempre espacio en las listas, alcanzando bancas tanto en la Legislatura Provincial como en el Congreso Nacional. Basta citar a Eduardo Cabello y Juan José Chica como ejemplos de esa participación. 

Aunque la UTA no tuvo legisladores en el pasado reciente, sí ha contado con otros beneficios de pertenecer. Los barrios asignados por el Instituto Provincial de la Vivienda, sin ir más lejos. Por eso cuando el alto funcionario uñaquista protestó en voz baja y en estricto off the record contra la actitud de la UTA hubo un pase de factura interno, solo para entendidos.

La intempestiva huelga de colectiveros afectó a unos 240.000 pasajeros en toda la provincia, vació las escuelas de alumnos y al comercio de clientes en la víspera del Día de la Madre. El impacto tuvo y tendrá varias dimensiones, porque se trata de un servicio imprescindible y de un gremio que siempre tuvo alto poder de fuego. Cuando para la UTA, para en serio. Toda la vida fue igual.

Atento a la sensibilidad del servicio, el gobierno de Uñac intentó detener la protesta básicamente con un ayudamemoria plasmado por escrito: el miércoles a media mañana el ministro Alberto Hensel le entregó en mano al apoderado de la UTA un documento donde quedó constancia de en San Juan ya superaron los 161.260 pesos que piden de salario a nivel nacional.

Textualmente quedó redactado así: 'el ofrecimiento supera el importe solicitado en las paritarias nacionales' y 'el reclamo efectuado a nivel nacional se convierte en abstracto en la provincia de San Juan'. El abogado de la UTA recibió las hojas impresas y firmadas y se las llevó al sindicato, donde nada de lo escrito habrá causado sorpresa. Son todas cifras conocidas.

Entonces, si en San Juan los choferes de colectivos ya tienen garantizado el ingreso que está solicitando la UTA para todo el interior del país: ¿por qué adhirieron al paro? Aparentemente fue por solidaridad con el resto de las provincias. En el gobierno hay sospechas de que pudo haber algo más también, porque hubo distritos que se apartaron del reclamo nacional.

La Rioja, Mendoza, Río Negro y Chaco tuvieron colectivos sin interrupción porque se alcanzaron acuerdos locales. San Juan pudo estar dentro de ese selecto grupo, porque los números aquí están acomodados a las exigencias del sector. Pero no, aquí la postura sindical fue adherir a la medida convocada por el líder de la UTA a nivel nacional, Roberto Fernández. Habrán tomado nota en Buenos Aires del gesto de verticalidad ofrecido por el sanjuanino Héctor Marcelo Maldonado. Habrá sumado puntos el dirigente en la tabla de posiciones de su gremio.

En San Juan también tomaron nota de esa decisión política que asumió Maldonado. Lo dejó plasmado el alto funcionario uñaquista cuando deslizó la frase: 'con compañeros así, ¿quién necesita oposición?'. Maldonado paralizó el servicio de colectivos en la provincia aún teniendo en el bolsillo las garantías que no tienen en otras jurisdicciones. En Paula y Libertador fue interpretado de la peor manera. El malestar social siempre salpica al gobierno.

Hubo gestos que todavía están decodificando. Fue un desaire negarse al diálogo el miércoles en la Subsecretaría de Trabajo. Siempre estuvo claro que la provincia no tenía autoridad para frenar un paro de carácter nacional. Eso dependía y seguirá dependiendo del Ministerio de Trabajo que hoy conduce la porteña Kelly Olmos. Pero igualmente fue recibido como un desprecio que Maldonado haya mandado a su abogado. Le cerró la puerta a una salida política. Se refugió en el paraguas legal que le ofrecía la UTA desde Buenos Aires. Las razones fueron marginadas. Paro y punto.

El Estado Provincial debió duplicar los subsidios que llegan desde Nación, para garantizar la rentabilidad del transporte público de pasajeros. Esos fondos salen del presupuesto sanjuanino. Este año el fondo que San Juan destina a los colectivos subió dos veces. A eso se sumó el doble incremento de la tarifa para el usuario en lo que va de 2022. A partir del lunes 3 de octubre pasó de 38 a 54 pesos la primera sección. Fue un 40 por ciento de reajuste, siempre en beneficio del equilibrio del sistema.

Nada de eso sirvió en esta oportunidad. Es decir, los números están a la vista, quedaron plasmados en el acta firmada en la Subsecretaría de Trabajo el miércoles. En la UTA San Juan pesó más el llamado de Buenos Aires que las razones objetivas. Fue una decisión legítima, por cierto. Fue una decisión política. Esa toma de posición dejó una herida sangrante peronista.

Maldonado fue señalado personalmente por al menos una parte del gobierno de Uñac. Esperaron de él una actitud diferente. Si sus colegas de La Rioja, Mendoza, Río Negro y Chaco, pudieron apartarse del mandato porteño, él también pudo hacerlo. El argumento de no tener margen de acción y obedecer ciegamente a las directivas de Buenos Aires se cayó.

Fueron dos jornadas de paro total de colectivos, con daño irreparable desde lo educativo hasta lo económico. Pero también desde lo político. La decepción entre compañeros quedó impregnada. La herida, abierta.


JAQUE MATE