¿En qué quedamos? ¿El peronismo está acabado y condenado a quedar último en las elecciones del año que viene? ¿O es tan indestructible como Terminator? La comparación cinematográfica salió de las filas del orreguismo y se ventiló aquí, en Banda Ancha.

Fue el subsecretario de Trabajo, el bloquista disidente Franco Marchese. Él contó que su padre, de quien heredó la afiliación política, le hizo la advertencia hace ya algún tiempo. Le dijo que el peronismo es como Terminator, porque hasta que no se le apaga la lucecita roja en los ojos, no está liquidado.

Sarah Connor se busca, entonces. Solo para entendidos.

El mismo funcionario de Marcelo Orrego consideró -como muchos otros dirigentes que integran esta administración- que el PJ jugará por el tercer puesto el año que viene.

Entienden que si el presidente Javier Milei sigue aplanando la inflación, solo eso le bastará para llegar muy competitivo a la elección de mitad de mandato. Desde ese punto de vista, sea quien fuere el candidato de La Libertad Avanza para la diputación nacional, tendrá el envión de la ola violeta.

Aparte estará el candidato de Orrego que, como van las cosas, no podría conformar una alianza con Milei a través de José Peluc. Habrá competencia entre ambos. El mayor desafío del gobernador será trasladar su alta imagen positiva a un hombre o una mujer de sus filas. Las consultoras le dan alrededor de 60 puntos de aprobación. Convertir ese activo intangible en votos nunca será sencillo.

Pero las encuestas alientan al oficialismo provincial. Lo que no estarían considerando es que los votantes de Milei y los de Orrego se parecen bastante. El primer punto de coincidencia es su antikirchnerismo declarado. Y ese caudal tiene un techo.

Esa es la mejor apuesta del peronismo de Sergio Uñac y de José Luis Gioja: que Milei y Orrego se resten recíprocamente. Entonces, todo el voto enojado con la motosierra debería volver con el PJ. Por supuesto, este es el diseño en los papeles. Las elecciones solo se manifiestan el día del comicio. Todo lo demás es literatura.

Siguiendo la metáfora de Marchese, el peronismo es como ese Terminator que quedó en esqueleto pelado, que camina arrastrando una pierna, pero no se da por vencido. Todavía le pesa la mochila del fracaso del Frente de Todos.

De acuerdo a una encuesta reciente, entre un 30 y un 40 por ciento de la población le sigue echando la culpa al PJ por los males del presente. Ese es el mejor argumento de Milei y de Orrego para sobrellevar la motosierra o la austeridad, según el término elegido por el presidente o por el gobernador. Ante cada medida ingrata, hay un recuerdo todavía fresco de la herencia recibida.

En esta columna se ha repetido mucho el dato y aquí va una vez más: según el sondeo de noviembre de Antonio De Tommaso, todavía seis de cada diez sanjuaninos cree que el sacrificio valdrá la pena para estar mejor en el futuro.

Ojo, no son necesariamente votos para Milei. Su imagen está por debajo del 50 por ciento. Pero el dato explica la altísima tolerancia a las medidas más crueles, como el recorte en la cobertura de medicamentos de PAMI o los despidos masivos en el Estado.

Una cosa es la contracara de la otra: si seis de cada diez tolera la motosierra después de un año de gestión y si la economía tiende a estabilizarse aún a pesar de la recesión brutal y los salarios hundidos, solo eso podría alcanzarle electoralmente a La Libertad Avanza para llegar al 2025 con buenas chances de victoria.

Con una salvedad, ya dicha aquí: Orrego sacará su porción de votos de ese mismo sector. Y si del otro lado quedan 40 puntos disponibles, bueno, entonces el peronismo puede ilusionarse con un número más que suficiente para quedar primero el año próximo.

Entonces sí, el peronismo es como Terminator. Y todavía no apareció Sarah Connor.


JAQUE MATE

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