'Si Alfonsín viviera, arreglaría con Macri', dijo el presidente de la Unión Cívica Radical en San Juan, Horacio Tello. Fue el martes de la semana pasada aquí en Banda Ancha, como mensaje interno para aplacar los purismos que todavía meten ruido en Juntos por el Cambio. Fue profético en cierta medida. Se anticipó a un estallido de proporciones con el protagonismo excluyente del neurocientífico Facundo Manes.

El emergente radical se inspiró precisamente en Don Raúl Ricardo Alfonsín para volcarse a la política y ser virtual candidato presidencial para 2023. En una entrevista con Luis Majul, en el canal LN+ que está identificado con Mauricio Macri, Manes criticó duramente al expresidente. Fue un tiro por elevación también para sus correligionarios que sostuvieron y siguen sosteniendo al ingeniero.

Manes dijo que Macri debe reflexionar porque tuvo un 'populismo institucional'. Decirle populista al máximo exponente de Cambiemos y/o Juntos por el Cambio es agraviante, valga la aclaración. El neurocientífico fue más allá cuando recordó que en la era macrista la Casa Rosada manejaba la Justicia. Y que hubo espionaje ilegal hacia la propia dirigencia del gobierno

Nada del otro mundo, nada que no se sepa. El tembladeral no se debió tanto al contenido de las acusaciones sino al origen de las mismas. Las dijo nada menos que el radical que pretende disputar la candidatura presidencial del espacio. Manes hizo a un lado su habitual discurso aséptico, para finalmente hundirse en el barro de la política. Porque está haciendo política, simplemente.

Los rivales internos de la UCR para 2023 están en el PRO. Tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich coparon los primeros planos de la atención, a partir de su feroz enfrentamiento. Los radicales quedaron marginados a un lugar de reparto. De relleno. Parece que Manes decidió ir por su presa, porque en caso contrario podría quedarse con la panza vacía.

Manes quedó en la mira del macrismo luego de esas declaraciones que abrieron la semana. Se puso en el centro de Juntos por el Cambio. La prensa afín al sector amarillo lo cuestionó por generar esa discordia en la oposición y le demandó callarse, disimular, bajar la cabeza y silbar bajito. Si Manes se inspiró en Alfonsín para volcarse a la política, difícilmente vaya a darles el gusto.

El Comité Nacional de la UCR buscó disciplinar a Manes a través de un comunicado sin firma pero con la caligrafía del gobernador jujeño Gerardo Morales. La UCR de Buenos Aires, que apoya a Manes, contestó que 'unidad no es silencio ni uniformidad'. Radicalismo en su más puro estado.

Al menos una parte de la UCR viene disimulando la postergación interna en Juntos por el Cambio desde hace tiempo. Incluso hasta el extremo de tolerar que Macri tildara a Hipólito Yrigoyen como el primer populista de la historia argentina. Hubo algún reproche moderadísimo de parte del jujeño Morales. Y poco más. Siga, siga.

Esa filosofía de dejar pasar y avanzar obedece a un enfoque estrictamente pragmático. Solo en la unidad Juntos por el Cambio podría encontrarse nuevamente con el poder en 2023. Una parte ya juega a su favor: los magros resultados de la presidencia de Alberto Fernández. Pero les falta la parte restante: si no son capaces de convivir y terminan compitiendo divididos, el PJ y aliados tendrán alguna ventaja para subsistir en Balcarce 50.

¿Debería Manes bajar su perfil y dejar entonces que monopolicen la atención Larreta, Bullrich, Macri y compañía? Algunos correligionarios podrían responder que sí, aparentemente.

En San Juan el radicalismo siempre fue un partido de gran despliegue territorial, como en todo el país, pero asimismo nunca le resultó fácil ganar una elección. El único registro relativamente reciente se remonta a 1983, cuando Ricardo Colombo arrasó en los comicios legislativos en el regreso de la democracia. Luego en 1985 se impuso la lista encabezada por Hector Mario Gerarduzzi y Domingo Usín, también para el Congreso. De ahí en adelante, la UCR tuvo que acomodarse y orbitar en torno de algún extrapartidario. Fue así que ganaron con la Alianza en 1999, debajo de la figura de Don Alfredo Avelín.

Hoy el radicalismo encontró su lugar en la mesa de Marcelo Orrego, donde cada partido político integrante de Juntos por el Cambio tiene voz y voto. Pero la horizontalidad que pretenden mostrar para afuera es muy relativa. El santaluceño conduce porque tiene los votos y es el candidato a gobernador más fuerte e indiscutido dentro del espacio amarillo.

Por eso el presidente de la UCR, Horacio Tello, dijo el martes de la semana pasada en Banda Ancha que 'si Alfonsín viviera, arreglaría con Macri', porque todavía quedan sectores radicales disgustados con las concesiones forzadas, con los silencios convenidos.

Cuando Orrego conformó su lista de diputados proporcionales en 2019 relegó al radicalismo a un lugar poco expectante. El saldo fue que la UCR se quedó sin representación parlamentaria en Libertador y Las Heras. Tampoco pudieron acceder a ninguna otra banca departamental. Desaparecieron.

Hay figuras de la talla de Delia Pappano que vienen reclamando un mayor protagonismo, relacionarse de otra manera con Juntos por el Cambio. Blanquear las diferencias con la gestión macrista. ¡Como acaba de hacerlo Manes!

Por ahora, las diferencias internas del radicalismo no hacen sombra en San Juan. No obstaculizan absolutamente nada ni amenazan la continuidad del frente. Habrá renovación de autoridades partidarias en noviembre pero es altamente posible que sea por consenso y lista de unidad. Que continúe la línea vigente y regrese Eduardo Castro a la conducción. Que los disidentes sigan cumpliendo apenas un papel testimonial.

Curiosamente unos y otros seguirán invocando el nombre de Don Raúl. Alfonsín, el que dijo que Macri era el límite. Versus Afonsín, el pragmático.


JAQUE MATE