Una de las trampas que tiende el coronavirus, posiblemente la más frecuente, es que de vez en cuando habita en personas asintomáticas. Este dato, súper difundido en estos tres meses consecutivos de cuarentena, no deja de ser llamativo. Este camuflaje es el que le permite a la pandemia convertirse en tal, saltar de país en país y de provincia en provincia, atacando particularmente a los mayores de 60 años y a quienes tienen alguna depresión en su sistema inmunológico.

No resulta casual que los últimos tres casos detectados, de los ocho sumados hasta este domingo, hayan sido asintomáticos. El sistema de vigilancia epidemiológica ha focalizado sus esfuerzos precisamente en aquellas personas que están ingresando a la provincia sin importar cuál fuera su lugar de origen. El virus está en circulación y está intentando hacer pie en San Juan.

Como se ha mencionado en esta misma columna en un par de oportunidades, hay dos vías de ingreso esperable de Covid-19 a la provincia. Por un lado, los sanjuaninos repatriados desde otras naciones y otros puntos del país. Y por el otro, los transportistas que van y vienen por las rutas argentinas, vuelven a pasar la noche con sus familias y siguen su tarea al volante.

Así como no se puede cerrar la frontera para evitar el regreso de los comprovincianos, tampoco se puede pretender el bloqueo del transporte de cargas. Hay un deber constitucional de abrir las puertas a los sanjuaninos varados en otros puntos de la geografía, para que puedan reencontrarse con su terruño. Como hay una necesidad explícita de recibir los camiones con alimentos e insumos de todo tipo sin los cuales la vida sería imposible.

Frente a la realidad innegable de que seguirán entrando sanjuaninos desde afuera y seguirán circulando los camioneros, es que el Comité de Emergencia Covid-19 resolvió medidas drásticas. Para los primeros, aislamiento e hisopado obligatorios. Confinamiento por 14 días en hoteles a cargo de los particulares, lo cual representa un limitante importante desde lo económico. Todavía hay muchas personas que no pueden volver, simplemente porque no pueden costear las dos semanas de hospedaje.

Para los camioneros, un sistema de seguimiento que en algún momento fue motivo de rezongo de parte del sindicato, hasta que finalmente se logró protocolizar. Sin los controles pertinentes, preventivos, de rutina, cualquiera de estos transportistas podría traer Covid-19 a su propio domicilio, a su propio hogar. Entonces, no queda mucho por discutir.

Fue precisamente esta hipótesis la que permitió detectar el octavo caso este domingo, Día del Padre. Un camionero hisopado por rutina, que no presentaba ningún síntoma de enfermedad, resultó positivo. Fue aislado inmediatamente junto a su familia, para cortar toda otra posibilidad de transmisión por contacto estrecho. Fue otra vez un caso esperado, previsible, sin sorpresas.

Como lo fueron los dos anteriores, dos jóvenes repatriados asintomáticos, también hisopados por rutina. La instructora de fitness del sexto caso y el estudiante del séptimo, trajeron consigo el virus pero no representó ningún conflicto, simplemente porque era lo esperado. Si algo tiene de previsible esta peste, es que en una provincia sin circulación viral comunitaria, solo puede venir de afuera de las fronteras.

Como están las cosas, los intentos de penetrar los límites sanjuaninos serán cada vez más frecuentes. La curva de contagios en el país sigue trepando de manera alarmante. Este domingo se confirmaron otros 1.581 casos y ese número diario solo puede seguir subiendo. De los 42.785 casos positivos acumulados desde el comienzo de la pandemia, la Ciudad de Buenos Aires tuvo 19.007 y la Provincia de Buenos Aires 19.329.

Esto significa que más de 9 de cada 10 casos ocurrieron y siguen ocurriendo en el área metropolitana. Hay dos maneras de interpretar el dato. Con tranquilidad, porque la zona está a 1.200 kilómetros de San Juan. O con una razonable cautela, porque la bomba de Coronavirus está activa y la onda expansiva podría no perdonar ningún rincón de la Argentina.

El criterio de la prudencia parece el más recomendable. Es, de hecho, el que han asumido las autoridades del Comité de Emergencia sanjuanino. Por eso las fronteras seguirán vigiladas al extremo, con la esperanza de que siguan apareciendo casos, pero ninguna sorpresa.

JAQUE MATE