También en San Juan los K le sueltan la mano a Alberto
La salida estruendosa de Matías Kulfas dejó otra herida sangrante y las esquirlas llegaron a la provincia. Sin anestesia: ya no harán 'albertismo al pedo'.
Claramente el Frente de Todos tiene sus propios problemas en San Juan, en lo político y en la gestión. Suficientes como para desplazar a un segundo plano las cuestiones nacionales que hoy preocupan en Buenos Aires. Sin embargo, hay reacomodamientos que empiezan a decantar y, a cuentagotas, también llegan a la provincia.
En este sentido, una alta fuente del kirchnerismo uñaquista hizo una revelación en las últimas horas. Van a seguir cuidando la herramienta electoral para sostener el Frente de Todos como sea. Pero al mismo tiempo van cerrándole la puerta definitivamente al albertismo. Convivir y coexistir es una cosa. Defender al presidente al límite de lo indefendible no va más.
Ese punto de quiebre es la novedad. Había sucedido en el plano discursivo. Se había escuchado con mayor o menor frecuencia, por oleadas, en boca de figuras nacionales de relieve para el cristinismo, como Andrés 'Cuervo' Larroque o Fernanda Vallejos. Pero hasta ahora el kirchnerismo sanjuanino se había mantenido al margen, casi minimizando las tensiones internas. Hoy no hay disimulo que alcance.
'La herramienta electoral no se va a desarmar', dijo la fuente del kirchnerismo uñaquista. Esa rara combinación existe en San Juan como en otras provincias argentinas, donde los gobernadores nunca estuvieron cerca de Cristina pero incluyeron igualmente a sus referentes en el armado. Este gesto de amplitud le significó a Sergio Uñac ser considerado en el Instituto Patria como un interlocutor racional. Fundamentalmente, valorado por tener territorio.
Está claro que Uñac tiene una mejor sintonía con el presidente Alberto Fernández. Se identifica con el peronismo menos temperamental, menos volcado a la centroizquierda. Pero ha construido diálogos en todas direcciones. Una manifestación concreta de ello fue la designación de la cristinista Marita Benavente como secretaria de Estado de Ciencia.
Cabe hacer otra aclaración, necesaria: el kirchnerismo sanjuanino es diverso, hay distintas vertientes y muchas veces lo que manifiestan algunos no coincide con la totalidad del espacio. El gran factor en común es la referencia directa con la vicepresidenta de la Nación, ya sea a través de La Cámpora o de otras agrupaciones como el partido Frente Grande. El abanico es mucho mayor, por cierto.
Pero terminan aunados debajo de Cristina. Y 'la Jefa' hace tiempo viene marcando diferencias, desde aquella queja por los 'funcionarios que no funcionan'. Nadie es el intérprete oficial de la vicepresidenta en San Juan, pero las coordenadas empezaron a bajar desde Buenos Aires para evitar los malos entendidos.
Hoy la prioridad está puesta en sostener el Frente de Todos, en la convicción de que la centroderecha se ha fortalecido y cualquier división de la coalición gobernante equivaldría a otorgar ventaja. Esa mirada pragmática se convierte en la mayor garantía de unidad. Unidad hasta que duela, como dijo hace unos cuatro años el entonces presidente del PJ nacional, José Luis Gioja.
Ahora bien, los modos de sostener esa unidad varían, dependiendo de quién se consulte. Hay cambios permanentes. En las últimas horas hubo un giro interno novedoso para al menos una de las patas del kirchnerismo sanjuanino. Por un lado, el compromiso de 'sobrellevar la zozobra' luego de la explosiva salida de Matías Kulfas del Ministerio de Desarrollo Productivo. Fue una victoria K el despido del funcionario albertista, pero al mismo tiempo dejó otra herida sangrante para la alianza política.
Por otro lado, esta misma pata del kirchnerismo sanjuanino recibió una instrucción directa desde el cuartel en Buenos Aires. Vale hacer cita textual, aunque la expresión suene desacomodada: ya no harán 'albertismo al pedo'. Como dijera el gran Roberto Fontanarrosa en el Congreso de la Lengua Española, a veces las consideradas 'malas palabras' no tienen sustituto. Este es uno de los casos.
Que el kirchnerismo sanjuanino, o al menos una parte de él, declare el punto final a la militancia albertista 'al pedo', significa que podrían permitirse marcar esos matices que hasta ahora habían aplacado, dejando en manos de porteños y bonaerenses la disputa. Esa onda expansiva ya desbordó y empezó a notarse aquí, en el lejano oeste argentino.
Subirá entonces la intensidad de los reclamos internos, con la premisa de que trascienda hacia afuera lo mínimo, dejando las declaraciones rimbombantes para las figuras del kirchnerismo nacional que 'no se privan' de marcar los contrastes. Sin tanta pirotecnia, aquí también empezará a sentirse ese corte. Hay una razón fundada para proceder en tal sentido.
El kirchnerismo tiene la urgencia de fidelizar los votos propios. Consideran que Alberto se apartó de las promesas de campaña que le permitieron ganar las elecciones de 2019. Cristina se ha propuesto conservar aquel capital político, su núcleo duro. Esa es y será su plataforma imprescindible para el 2023.
Con sutiles diferencias, los principales encuestadores del país le siguen atribuyendo un caudal electoral del 26 al 27 por ciento a la vicepresidenta. Una vez más, no le alcanzaría para enfrentar un comicio en soledad. No es su intención, por otra parte. Sin embargo, ese volumen la convierte en una parte necesaria de cualquier alianza peronista para sostener el gobierno el año que viene.
El desafío, que puede sonar contradictorio también, es cuidar al Frente de Todos como espacio de convivencia, sin confundirse con el albertismo. La fórmula seguirá coexistiendo hasta el 10 de diciembre de 2023, pero mucho antes los caminos políticos tomarán carriles diferentes. Paralelos.
A todo esto habrá que sumarle una dosis de prudencia adicional en San Juan, donde el clima enrarecido por la protesta social traza un horizonte complejo para la administración uñaquista. Llegar a un acuerdo con el sector docente hoy aparece a la cabeza de las prioridades. Meter más ruido político en el medio no entra en los planes de nadie.
Por eso habrá que mirar por debajo de la superficie. Ahí sí, el quiebre kirchnerista-albertista se hará evidente. Y explicará buena parte de lo que suceda en adelante.
JAQUE MATE