El último 'Tejadato' de la semana, este viernes 10 de junio, llegó más pesado que nunca. Se reveló una queja silenciosa del Centro Cívico, que se escuchó días atrás, en lo más convulsionado de la protesta docente, cuando había miles de personas en los alrededores reclamando la recuperación del salario.

El protagonista esta vez fue el ministro de Gobierno, Alberto Hensel. Fue uno de los funcionarios que salió a poner la cara en el marco de esta negociación tirante, incómoda e ingrata. En esa tarea estuvo la ministra de Hacienda, Marisa López, también. Como la ministra de Educación, Cecilia Trincado.

Hensel abrió el canal de diálogo con los autoconvocados del Centro Cívico. En inmediaciones de su despacho se escuchó el reproche silencioso. ¿Contra quién? Contra los propios, aquellas segundas, terceras y cuartas líneas, de compañeros, militantes, personas contenidas por el proyecto político que se quedaron dentro del edificio, espiando por la ventana lo que pasaba afuera sin involucrarse, sin amortiguar absolutamente nada, sin tomar parte.

La delicada situación se terminó resolviendo al más alto nivel, con la mediación de los ministros directamente y en última instancia el gobernador el pasado miércoles.

Esa queja silenciosa es que hubo muchos y muchas que se quedaron resguardados en sus despachos del Centro Cívico, espiando por las ventanas, entre las persianas, lo que pasaba en el exterior del edificio, sin actuar. Este reclamo interno se dejó trascender de parte de varios. Y pasó específicamente en los alrededores de la oficina de Hensel.

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