En cinco días los sanjuaninos fueron testigos -y partícipes- de dos bocinazos distintos. Absolutamente opuestos. Igualmente ruidosos. Ambos referidos a un mismo asunto, el regreso a la escuela. El gobierno habrá pensado que encontraba una salida salomónica cuando anunció la 'presencialidad administrada voluntaria'. Pero no. En cambio, se encontró con una inapelable conclusión: cualquier decisión que se tome, dejará una porción disconforme. Aún así, parece cuestión de tiempo para que la situación termine de decantar y se aplaquen los ánimos caldeados.

Por un lado están las madres y los padres que quieren clases porque está clarísimo que la virtualidad no sustituye a la presencialidad. Fueron los que se movilizaron el sábado pasado hasta la puerta de Casa de Gobierno y cubrieron de bocinazos el microcentro durante no menos de una hora. Explotaron cuando se anunció el regreso de toda la actividad económica pero con escuelas cerradas por al menos una semana más.

En paralelo se hicieron escuchar, fundamentalmente por redes sociales y medios de comunicación como Canal 13, las madres y los padres que rechazan la presencialidad por temor al contagio. Ellos claramente se sienten más expuestos, usan el colectivo para llegar a la escuela. No tienen las posibilidades de los bocineros del sábado. Felicitaciones, nació una nueva grieta irreconciliable. Habrá que sumarla a las otras tantas que dividen a la sociedad.

Entonces, entre unos y otros, el gobierno optó por un retorno voluntario. Al concepto de presencialidad administrada se sumó el carácter optativo. La familia que quiera, mandará a sus hijos a la escuela. La que no, continuará con clases a distancia. Fue ahí cuando reventó la protesta por otro lado.

Cinco días después del primer bocinazo sucedió el segundo, este jueves. Fueron los docentes, que no quieren una duplicación de tareas. Aunque la modalidad es un tema que se resolverá recién este viernes en una reunión técnica en el Ministerio de Educación, organizaciones opositoras a UDAP convocaron rápidamente a la marcha en vehículos. Y tuvieron una convocatoria muy numerosa.

El móvil de Canal 13 cubrió la movilización con notable despliegue. Se escucharon decenas de testimonios de docentes a bordo de sus autos. Salieron al aire todos en vivo, dijeron lo que tenían para decir. Sin filtro ni edición. Al enhebrar los testimonios, eclosionó una protesta anterior: no quieren la bimodalidad. Ni siquiera la que venía desde el 1 de marzo porque entienden que les multiplica la carga horaria. 

Otros tienen temor por los contagios, a pesar de que los trabajadores de la educación han sido priorizados en el plan de vacunas. Las que llegaron fueron para ellos antes que para el resto de la sociedad. Pero aún así, atemoriza la segunda ola que parece no ceder.

Los sindicatos docentes se vieron en un aprieto. ¿Quedó expuesta la falta de conducción? ¿Falta de representatividad? Parece demasiado concluir eso, porque las decenas de vehículos movilizados no son la totalidad de la docencia sanjuanina. Son un sector, seguramente importante. Pero hablar de mayorías o minorías sería aventurarse demasiado. La voz en la paritaria la siguen teniendo los gremios que tienen renovación de autoridades periódicas con el voto de los afiliados. Eso no ha cambiado. Las expresiones disidentes nunca lograron destronar a las conducciones actuales.

Para el gobierno, hablar con los docentes implica sentarse a una mesa con UDAP, con UDA y con AMET. Acordar con ellos representa hacerlo con los trabajadores y trabajadoras de la educación. Si después del diálogo explota una protesta por afuera de los sindicatos, se enciende la alarma.

Pero esa interna sindical termina siendo el dato menor. Lo importante aquí es el conflicto social permanente por un tema de difícil solución. Y que rara vez concitará unanimidad. Se puede prever que habrá división in eternum, acerca de la presencialidad o la virtualidad en tiempos de Covid 19.

El gobierno cuenta a su favor con la proximidad del lunes 7 de junio. Empieza el fin de semana y el confinamiento por 48 horas. Cuando comience la nueva modalidad muchas de las preguntas tendrán respuesta. Por ejemplo, el porcentaje de asistencia a las escuelas. Si fuera abrumadoramente mayoritario, entonces el asunto se habrá liquidado a favor de la presencialidad. Y viceversa. Si apenas se presentara un puñado de alumnos, habrá ganado la virtualidad.

En este sentido, desde el lunes quedará en evidencia también la diversidad del sistema educativo. No es igual una escuela en pleno centro que otra en algún barrio del Gran San Juan, en zona rural o en zona de frontera. Pensarlas a todas de manera uniforme es erróneo. Injusto también. 

En tiempos de bimodalidad voluntaria en 2020, fue marcada la diferencia entre los colegios privados y las escuelas públicas. En los primeros siempre fue mayor el nivel de asistencia en términos comparativos, según los números que difundió el propio Ministerio de Educación.

El lunes también los docentes sabrán a lo que se enfrentan. Si las resoluciones técnicas acordadas por el gobierno y los sindicatos tienen anclaje en la realidad o son un dibujo para archivar. Si efectivamente hay o no duplicación de tareas. Será la hora de la verdad.
 
Los bocinazos solo se detendrán frente a alguna prueba concluyente. La sentencia saldrá directamente del aula. Ahora, el oficio de bocinero goza de buena salud. Aunque ya no sea por el tema escolar, como forma de protesta adecuada a la pandemia seguirá sonando. Llegó para quedarse.

JAQUE MATE