Una campana de escuela, dijo la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré, apelando a la memoria de los que tienen al menos 40 años de edad. Para los más jóvenes, el recreo siempre comenzó con un timbrazo. Poco les servirá la metáfora estadística, que explica por estas horas no lo que está pasando con el Coronavirus, sino lo que pasará indefectiblemente con el paso de los días.

La doctora Jofré intentó dibujar en el aire con su lapicera, la forma universal de una campana, para explicar el recorrido que tendrán los contagios de Covid-19 en las próximas semanas. Buscó las herramientas que tenía a mano para simplificar un concepto de la estadística que hoy están aplicando en todo el mundo para entender lo que está pasando.

A partir del dibujo de esa campana, se están tomando las medidas de aislamiento que prometen agravar con mayores controles, con restricciones más severas, directamente con bloqueos. Se trata de la campana de Gauss, un matemático alemán que predijo la ruta de un cuerpo celeste en el sistema solar, llamado Ceres, creando ese modelo.

Carl Gauss

Por supuesto, la historia de este científico del siglo XVIII quedará como tarea para la casa, aprovechando los días de ocio en cuarentena. El punto es rescatar su gráfico de campana que trescientos años después ayudará a predecir el contagio del Coronavirus.

Tomando el perfil de la campana, los contagios están apenas empezando a dibujar los primeros puntos. La intriga a esta altura del aislamiento es si los argentinos han sido capaces de achatar la forma definitiva que tendrá esa campana, dejándola petisa, o por el contrario terminará siendo muy alta.

Campana de Gauss

En cualquier caso, después de encontrar su punto máximo, comenzará a descender hasta dibujar el lado restante. En el peor o en el mejor de los casos, su final siempre será ese descenso. Por lo tanto, la preocupación sanitaria está enfocada estrictamente en la altura que genere ese gráfico. 

A mayor cantidad de casos, mayor posibilidad de desborde del sistema hospitalario tanto público como privado. Con los resultados fatales que ya están llorando amargamente en Italia y en España.

El desvelo de Jofré, en realidad de todo el gobierno provincial y nacional, es que esa misteriosa campana pueda achatarse. Todavía es muy pronto para saber si la cuarentena está surtiendo efecto en ese sentido. Los contagios ya han ocurrido y siguen ocurriendo exponencialmente, pero no se podrán registrar para la estadística hasta dentro de un par de semanas. Ese es el tiempo que demora en manifestarse la enfermedad a través de los síntomas.

Por lo tanto, que San Juan todavía no haya empezado siquiera a dibujar la campana, porque no tiene un solo caso de Coronavirus confirmado al menos hasta el inicio de este miércoles, es un estado sumamente provisorio.

Una semana atrás, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, advirtió que esperan para fines de abril y principios de mayo el pico máximo de diseminación del Covid-19, según publicó Clarín. Es decir que entonces se podrá apreciar la cúpula de la campana que dibujó Jofré en el aire.

Para memoriosos: una campana de escuela.

Sin embargo, esperar hasta abril o mayo sería un error mortal. Que se puedan registrar los casos entonces, significará que los contagios se produjeron mucho antes. Es decir, ahora. En estos días. Mientras algunos siguen buscando la vuelta para salir a escondidas. Otros recién llegados del exterior protestan por quedar aislados en un hotel haciéndose cargo del costo de la estadía. Y otros, como el presidente Donald Trump, tienen la osadía de anteponer el costo económico para pedir que todo vuelva a la normalidad.

Abril y mayo tendrán el pico máximo, según la proyección oficial. Será la cúspide de la campana y luego los contagios irán en descenso. El problema será entonces, que el gráfico no medirá el dolor de las pérdidas humanas. Hasta este martes fueron seis los argentinos que murieron víctimas del Coronavirus. 

Pueden ser considerados como muy pocos, en comparación con otros flagelos que sufre este país. Para sus familias, sería una falta de respeto enorme interpretarlo así. Para el resto, sería un acto de estupidez solamente pensar que la peste ya pasó.

JAQUE MATE