Al unísono, los precandidatos a senador y a diputado nacional por el giojismo salieron al ataque contra Sergio Uñac este lunes, responsabilizándolo por la derrota sufrida el 2 de julio. Detrás de la acción coordinada hay una verdad revelada: el 13 de agosto el foco estará puesto en la interna peronista. Y nada más.

Aún cuando Juntos por el Cambio, con el halo ganador de Marcelo Orrego, logre una elección fenomenal que vuelva a dejar al PJ relegado, la atención y el interés de giojismo y uñaquismo estará centrado en contarse las costillas mutuamente. Si les toca quedar segundos en la sumatoria, como ya sucedió el 2 de julio, eso podría resultarles secundario.

Esta ecuación seguramente no sonará bien en Buenos Aires, donde cuentan las décimas para darle una buena plataforma de votos a Sergio Massa. Como ya se dijo, si no hay 13 de agosto, no habrá 22 de octubre. Las primarias dentro de tres semanas funcionarán como virtual primera vuelta. 

Si el precandidato de Unión por la Patria junto con Juan Grabois quedaran lejos de la sumatoria de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en San Juan, ¿qué se podría aspirar para dentro de dos meses? No parece ser esta la mayor preocupación del peronismo sanjuanino.

Lo blanqueó este lunes en Banda Ancha el precandidato a diputado nacional Facundo Perrone. El joven dirigente de Rivadavia dijo que la renovación no siempre se corresponde con la edad cronológica. Sostuvo que José Luis Gioja puede ser el próximo presidente del PJ. Esa afirmación habrá retumbado en al menos una parte del uñaquismo, que viene alentando un recambio generacional.

El 13 de agosto se pondrá en juego no solo el reparto de candidaturas para llegar al Congreso, sino también la conducción del peronismo en San Juan. Nótese: del peronismo, no del Partido Justicialista. Esa cuestión orgánica se resolverá recién en 2024. En marzo se cumplirán cuatro años de la actual conducción.

Si Uñac vuelve a quedar debajo de Gioja dentro de tres semanas, no habrá mucho más que decir. Sin embargo, la votación todavía tiene que suceder. A diferencia del 2 de julio, esta vez el candidato será Sergio, no Rubén. Y del otro lado el candidato será Juan Carlos, no José Luis. En esta rotación de hermanos, los nombres propios cuentan.

Primero Perrone en Banda Ancha y luego Juan Carlos Gioja por la tarde con el móvil de Canal 13, ambos dijeron exactamente lo mismo: que la derrota en la provincia es total responsabilidad de Uñac. Ese mensaje pareció más destinado a la militancia justicialista que al elector independiente, naturalmente poco involucrado en las discusiones intestinas.

Al giojismo le alcanzará con arrebatarle la candidatura a senador a Uñac para sacarlo de juego definitivamente, aunque luego en octubre Orrego y los suyos se queden con las mayorías: dos de las tres bancas en el Senado y dos de las tres bancas en Diputados.

Lo mismo sucedería a la inversa. A Uñac le alcanzará con ganar esta interna peronista el 13 de agosto para conservar su cuota de liderazgo. Dañado por el resutado del 2 de julio, arribar a la Cámara Alta le permitiría codearse con colegas ex gobernadores y fundamentalmente tener un lugar en la próxima mesa de toma de decisiones de este peronismo opositor por primera vez en 20 años.

Esa es la carta que está jugando Uñac en este tramo de campaña: su condición única de ser el actual gobernador. Es la máxima jerarquía en la provincia. Por lo tanto, nadie podría empardarle atributos para ocupar una banca en ese recinto parlamentario. El giojismo no comparte esta perspectiva, lógicamente.

Lo que sí comparten es la amplitud respecto de lo nacional. Perrone confirmó en Banda Ancha que además de Massa, también llevarán en la boleta a Grabois. Igual que Uñac. La razón es muy sencilla. Hay compañeros que todavía tienen recelo de votar al ministro de Economía y una manera de contenerlos es ofrecerles al referente social, más identificado con Cristina.

Esta jugada de llevar a ambos candidatos presidenciales implica sumar por izquierda y por derecha (sin ofender). Causó poca gracia en el búnker del massismo a nivel nacional y el malestar llegó hasta San Juan. Como ya se plasmó en esta misma columna el lunes, al Frente Renovador empieza a preocuparle que entre uñaquismo y giojismo provincializaron la campaña y se olvidaron que está en juego lo nacional.

Desde San Juan dirán que la presidencia recién se empezará a resolver el 22 de octubre, en el comicio general. Pero no menos cierto es que el 13 de agosto dejará una encuesta inobjetable sobre el lugar que ocupa cada candidato para la Casa Rosada. Mientras mejor resulte ese sondeo, mayores chances habrá de alcanzar la meta. Es obvio, pero hace falta decirlo también.

Sin embargo aquí la preocupación es otra. La disputa que algunos pretendieron amansar luego de la derrota con Orrego está en su punto más álgido. Tanto para Uñac como para Gioja, ganar o perder la primaria podría ser más importante que salir primero o segundo contra Juntos por el Cambio.

Primero, porque el que pierda la PASO quedará fuera de carrera e inmediatamente será corrido de escena. Segundo, porque el que gane tendrá argumentos para reclamar su silla en la discusión partidaria que empieza a bullir.

Más que una banca en el Congreso, tironean el liderazgo de la oposición a Orrego, la conducción del multitudinario bloque en la Legislatura y el extraordinario bloque de intendentes justicialistas.


JAQUE MATE