Faltando exactamente un mes para ir a votar en las elecciones generales del 14 de noviembre, vale la pena pasar en limpio la campaña que transitan las dos principales fuerzas sanjuaninas. En esta misma columna se ha dicho y repetido que hay mucho más que tres bancas en juego. Sobre la mesa están las fichas para apostarlo todo al 2023. Para Sergio Uñac, el número que alcancen sus candidatos será el test final para transitar los dos años de gestión que le quedan en este mandato. 

Su aspiración, claro está, será tonificar mucho los guarismos obtenidos el 12 de septiembre. Demostrar que conserva su poder electoral intacto le posibilitará ensayar su continuidad en la provincia y, por qué no, intentar el ascenso al plano nacional. El escenario adverso para el Frente de Todos en el resto del país podría dejar a un minúsculo puñado de gobernadores bien posicionados. Integrar ese selecto club lo pondrá inmediatamente en la consideración.

Por supuesto que para que esto sea factible, primero Uñac debería renovar con holgura las dos bancas que pone en juego en esta ocasión. Hacerlo con un margen superior al 5 por ciento obtenido en las primarias, por encima de Juntos por el Cambio, es la consigna trazada. Pero claro, esta historia tiene final abierto.

En frente, Marcelo Orrego también juega sus fichas para 2023. Debutó como candidato a gobernador en 2019 y se consolidó como segunda fuerza. Pero lo hizo con la herencia política de Roberto Basualdo. Este comicio, dos años después, es y será una bisagra para el santaluceño. Lo dijo puertas adentro de Juntos por el Cambio: está construyendo liderazgo. Ya tomó algunas decisiones -ingratas para algunos- como cerrarle la puerta a Consenso Ischigualasto para no cargar condicionamientos a futuro.

También desplazó a los dos socios nacionales de Juntos por el Cambio, el PRO y la UCR, reservando el primer lugar de la lista para Producción y Trabajo con Susana Laciar. El mismísimo Rodolfo Colombo se allanó a la estrategia orreguista y declinó sus aspiraciones para llegar al Congreso. 

La apuesta le alcanzó a Orrego para retener los votos de 2019 en 2021, aunque esta vez con interpósita persona, porque su nombre no apareció en la boleta. El santaluceño evitó y evitará la confrontación en lo provincial, a sabiendas de que Uñac conserva niveles de aprobación respetables. Su margen de crecimiento siempre estuvo en la cosecha de votos disconformes con el gobierno nacional. 

Pueden suceder varias cosas dentro de un mes. Puede repetirse el resultado de la primaria, en cuyo caso habrá festejos de ambos lados. Uñac podrá exhibir su victoria. Orrego podrá argumentar que la paridad es cada vez mayor. O bien, puede cambiar el resultado del 12 de septiembre.

En esta segunda hipótesis, si el oficialismo lograra incrementar su ventaja sobre la oposición, acercándose más al 50 por ciento de las adhesiones, Uñac habrá superado la prueba más difícil y habrá demostrado que le queda resto. Él, que es un amante del ciclismo, podrá decir que le queda energía para embalar de nuevo.

Pero si el oficialismo no pudiera sostener el margen de diferencia con la oposición y Orrego diera el batacazo, quedándose con dos de las tres bancas en juego, eso marcaría un punto de inflexión. Desde 2003 en adelante, el peronismo nunca perdió nada en San Juan. Casi dos décadas después, el acompañamiento popular está, pero esta vez se encendieron luces de alerta. O una luz de esperanza, visto desde el bunker de Juntos por el Cambio.

Las especulaciones llegarán a su pico máximo en este último mes de descuento y tendrán punto final el 14 de noviembre. El diputado nacional Walberto Allende dejó su propia mirada este miércoles en Banda Ancha, con un reconocimiento del llamado de atención que dejó la ciudadanía en las PASO.

Dijo que el voto dejó reflejadas ciertas molestias y lo atribuyó esencialmente a las expectativas nacionales todavía no satisfechas. Pero tampoco liberó de responsabilidades al gobierno provincial. 'Por eso hicimos una autocrítica', sostuvo el legislador. Sin embargo, se mostró confiado, de buen semblante. Convencido de que la del 14 de noviembre será una nueva elección. Tanto como barajar y dar de nuevo. ¿Por qué? Precisamente porque lo que está en juego es mucho más que tres bancas en el Congreso.

'Es un voto pensando en el futuro también', sostuvo Allende. Ese futuro tiene una posta inmediata, que es el tránsito de los dos años de gestión que quedan por delante. Pero fundamentalmente tiene un destino central, que es la renovación del gobierno provincial en 2023. Aunque no se diga mucho en público porque resulta ingrato desnudar frente a la ciudadanía las roscas políticas, es un asunto ineludible. De uno y de otro lado de la grieta.

Por eso este último mes de campaña habrá pie de plomo. Allende no dudó en tomar distancia del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, luego del picoteo tuitero que mantuvo con el humorista Nik. 'Es algo que nos parece totalmente fuera de lugar', dijo el nuevejulino. Le imputó 'intolerancia' al funcionario albertista y diferenció a Uñac, como 'un gobernador que escucha'.

¿Significa todo esto que el uñaquismo se aparta de la Casa Rosada? No, en absoluto. Si hasta el propio jefe de Gabinete, Juan Manzur, le soltó la mano a Aníbal, con mayor razón los gobernadores se harán a un lado cada vez que caiga un error no forzado desde Buenos Aires. La prioridad siempre será defender el distrito, porque 2023 queda demasiado cerca.


JAQUE MATE