Un mensaje para los nerviosos
Se cumplieron los primeros 12 días de cuarentena y quedan otros 12 por delante. Parece prematuro pensar en el 13 de abril.
Cada vez que algún funcionario nacional o provincial se refiere a la estrategia adoptada en Argentina contra el Coronavirus, dice que se está aplicando la única receta que demostró eficacia: el distanciamiento social. Con todos los costos que implica, aún así parece ser el precio a pagar con tal de defender la integridad de las personas. El objetivo es evitar el colapso del sistema de salud público-privada, como podría ocurrir de un momento a otro en los países desarrollados del Hemisferio Norte.
Señaló el propio Alberto Fernández que Argentina tuvo suerte. Bueno, él lo atribuyó a un favor divino. En todo caso, hubo una circunstancia temporal que hizo que el país pudiera ver cómo se comportaron las potencias ubicadas al Norte del Ecuador. La estacionalidad, el invierno boreal, permitió a los latinoamericanos gozar de una ventana de tiempo que los chinos, europeos y estadounidenses no tuvieron. Mientras allá arreciaba el frío, aquí el calorcito demoraba la llegada del virus responsable de la pandemia.
El ejemplo del Viejo Mundo, las cosas que hicieron bien y las que hicieron mal, fue estudiado minuciosamente por las autoridades sanitarias locales. Frente a la novedad del Covid-19, todo funcionó con la lógica de "prueba-error". Así se llegó a la conclusión de que la mejor receta es evitar que se dispare la cantidad de contagios y para ello no hay más herramientas que quedarse en casa. Así podría achatarse la curva de transmisión mientras se preparan las camas suficientes para que ningún enfermo quede sin tratamiento. Ese fue y es el fantasma: el desborde, que mueran personas porque no hubo recursos suficientes para atenderlas.
En esta intención de aprender del ejemplo europeo, de sus aciertos y errores, resultó revelador el testimonio del periodista sanjuanino Atahualpa Acosta, residente de Bélgica desde hace años. Vía Skype, habló en Banda Ancha sobre su cuarentena europea. Y dejó un par de datos inquietantes, si aquel es el espejo en el que hay que mirarse.
Al día de ayer, Bélgica había cumplido un mes de cuarentena y las autoridades acababan de anunciar la extensión por dos semanas más. Es decir, mes y medio. Pero lo más llamativo es que en sus hogares, las familias saben que la parálisis se podría seguir extendiendo. Argentina, apenas cumplió 12 días de confinamiento domiciliario y le quedan otros 12 por delante. ¿Quedan chances de imaginarse una salida el lunes 13 de abril como anunció el presidente Fernández el domingo? ¿O hay que empezar a interpretar esa fecha como una simple posta, en un recorrido bastante más prolongado?
Acosta contó que la cuarentena en Bélgica se hace un poco más llevadera por un par de rasgos propios de aquel pueblo. El primero es que tienen un comportamiento más "obediente", según la definición del periodista sanjuanino. Siguen las leyes y las indicaciones. Son cautelosos. Posiblemente la proximidad con Italia les haya servido para reforzar la conducta.
Pero por otra parte, la cuarentena belga tiene un atenuante. La gente puede salir a la calle a caminar, pasear el perro o andar en bicicleta, hasta con un acompañante, siempre respetando la distancia interpersonal de un metro y medio. Esa pequeña-gran libertad descomprime la angustia y fundamentalmente, la soledad.
Tiene otra particularidad la cuarentena belga y es que el golpe económico que implica la cuarentena los encuentra bien parados, como toda nación integrante de la Unión Europea. Les asusta, pero no los paraliza, según Acosta. Hay alivios impositivos para los pequeños comerciantes y trabajadores autónomos. Argentina viene de su infinitésima crisis. Su gente también.
Si la lucha contra el Coronavirus es un camino de ensayos, si la receta efectiva es mirar hacia el Hemisferio Norte porque allá la pesadilla comenzó primero, entonces resulta sumamente esclarecedor el testimonio rescatado por Canal 13 San Juan. Un mes y medio de cuarentena es poco. Al menos para ellos. No quiere decir que vaya a trasladarse el m ismo criterio a estas pampas, pero, de mínima, habría que empezar a mirar con menos expectativa el 13 de abril. Un mensaje especial para los nerviosos.
JAQUE MATE