Fue tan grande el alivio de Sergio Uñac que no se privó de decirlo ante el enjambre de periodistas. El renunciamiento de Alberto Fernández le quitó un gran peso de encima a tres semanas de votar en San Juan. 

Si el presidente se hubiera empecinado en ser candidato y lo hubiera anunciado, automáticamente habría puesto en aprietos al gobernador. ¿Uñac hubiera acompañado a Fernández, pagando el costo de esa mochila? ¿O se hubiera apartado, arriesgándose a cortar vínculos con Nación hasta el 10 de diciembre?

La Casa Rosada acumula varias partidas atrasadas para San Juan por el Enohsa, viviendas y subsidios al transporte público. Eso es lo que ha trascendido hasta este momento. Podría inferirse que las demoras están también sucediendo en otras áreas aún no reveladas oficialmente. Son tiempos de ajuste y el cimbronazo se siente.

Entonces Uñac no tiene demasiado margen para tensar la cuerda con Alberto. Aún sin candidatura, Fernández sigue siendo el dueño de la lapicera. La súbita resignación que hizo el presidente fue, efectivamente, un alivio. Una carga menos para el peronismo que intenta retener el poder en San Juan frente a una oposición competitiva como nunca antes en los últimos 20 años.

No solo Uñac sino también José Luis Gioja y su larga lista de intendentes, diputados y concejales tendrán que soportar el señalamiento de todo lo que está saliendo mal: la inflación galopante, la corrida cambiaria y los sueldos que no alcanzan para vivir. Será inevitable.

La versión 2023 de Juntos por el Cambio está ocupándose de sacarle el máximo provecho a los desaciertos del gobierno nacional para esmerilar también a la gestión provincial. Lo están haciendo Marcelo Orrego y Fabián Martín, como también los principales referentes municipales. Rodolfo Colombo, por ejemplo.

El viernes pasado en Banda Ancha el candidato a intendente de Capital hizo gala de su experiencia. Esta será la quinta vez que dispute el municipio, tras enfrentarse en diferentes turnos con Marcelo Lima, Franco Aranda y Emilio Baistrocchi. Sabe sobradamente cómo golpear. Y lo hizo.

'Acá lo quieren dibujar para no pegarse y después van a Buenos Aires a cantar la marchita con Cristina', disparó Colombo. Lo nacional siempre será un factor de peso sobre todo en los distritos más urbanos. También Baistrocchi es consciente de ello.

Como Uñac, el intendente capitalino tuvo una reacción de alivio al enterarse del renunciamiento de Fernández. 'La política es generación de resultados, esos resultados en el país no se estaban dando', dijo implacable.

Eso permitió Alberto al dar un paso al costado: que ya no fuera necesario para los peronistas sanjuaninos impostar el respaldo que hace tiempo perdió. Es política, es pragmatismo. No es personal. Se entiende a la luz del calendario: estando tan cerca las elecciones provinciales, el caos económico complica al oficialismo y le da una ventaja a la oposición.

Colombo dijo que tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich tienen previsto venir a San Juan para acompañar a los candidatos antes del 14 de mayo. Orrego, que guarda una manifiesta simpatía por el Jefe de Gobierno Porteño, ha cuidado cada palabra para no cortar lazos con la Halcona. 

El escenario está todavía revuelto y la decisión es apostar todo a la elección provincial. Para embarrarse en la interna macrista habrá tiempo. No mucho más, pero eso puede esperar lo suficiente como para evitarse el costo ahora.

En Banda Ancha, Gioja aplaudió eufóricamente el renunciamiento de Fernández. Dijo que comparte el diagnóstico de la pesada deuda heredada con el Fondo Monetario Internacional y los factores agravantes, como la sequía. Lo definió como 'un acto de sinceramiento del presidente'.

A Gioja la mochila nacional puede pesarle un poco menos que a Uñac, en la medida en que no tiene la obligación de cuidar meticulosamente el flujo de fondos para la provincia. Sin embargo, si tiene expectativas de regresar al poder, siempre le servirá que el próximo presidente o presidenta salgan del mismo espacio. Y para que ello sea posible, es imperativo minimizar los daños.

Entonces no parece buena idea hacer leña del árbol caído. Fernández transita su despedida de la Casa Rosada con una economía incendiada, con una interna sangrienta y sin sucesores cantados. Acaba de ofrecer el gesto que esperaba la mayoría del Frente de Todos. Estaba arrinconado, sin margen de maniobra.

Lo nacional entrará en una espiral de operaciones, en cuenta regresiva hasta el 24 de junio cuando cerrará el plazo de inscripción de listas. Un mes y diez días antes se habrá liquidado la cuestión sanjuanina. El renunciamiento del presidente le aligeró la carga a Uñac, a Gioja y el resto de los justicialistas locales.

El sábado pasado en Radio Mitre, el periodista Marcelo Bonelli pronosticó que de ahora en más todo el arco peronista saldrá a responsabilizar al presidente por los malos resultados de la gestión. Lo dijo casi con un dejo de piedad hacia Alberto. 

Mientras se guardaba la chance de ir por otro mandato, nadie se atrevía a castigarlo. Tras el renunciamiento habrá vía libre para despegarse con celeridad. Tal vez el ejemplo más grotesco sea el de la CGT.

Sin embargo, Alberto seguirá gobernando hasta el 10 de diciembre, pese a las versiones que agitaron el fantasma del helicóptero en la última semana. Su performance, valga la obviedad, condicionará el futuro del oficialismo y sus chances de continuidad. Sobre todo, la posibilidad de que Sergio Massa se convierta en el candidato factible. Para ello tiene que suceder el milagro: que la inflación se desinfle.


JAQUE MATE